Y oleadas de
dunas para detener las olas
Y vagas rocas
que las mareas desbordan
Y que para
siempre tiene el corazón en marea baja
Con brumas
infinitamente por venir
Con el viento
del oeste escuchadlo cantar
Con
catedrales como únicas montañas
Y negros
campanarios como mástiles de cucaña
Donde diablos de
piedra descuelgan nubes
Con el hilo de
los días como único viaje
Y caminos de
lluvia como único “buenas noches”
Con el viento
del oeste escuchadlo querer
El llano país
que es el mío.
Con un cielo tan
bajo que hace la humildad
Con un cielo tan
gris que un canal se colgó
Con un cielo tan
gris que hay que perdonarle
Con el viento
del norte escuchadlo crujir
El llano país que es el mío.
Con Italia que bajaría por el Escalda
Con Frida la Rubia cuando se convierte en Margot
Cuando los hijos de noviembre nos vuelven en mayo
Cuando la llanura está humeante y tiembla bajo julio
Cuando el viento está en la risa cuando el viento está en el trigo
Cuando el viento está en el sur escuchadlo cantar
El llano país que es el mío
Jacques Brel
Con Italia que bajaría por el Escalda
Con Frida la Rubia cuando se convierte en Margot
Cuando los hijos de noviembre nos vuelven en mayo
Cuando la llanura está humeante y tiembla bajo julio
Cuando el viento está en la risa cuando el viento está en el trigo
Cuando el viento está en el sur escuchadlo cantar
El llano país que es el mío
Jacques Brel
Bruselas, donde tantos y tan grandes afectos tengo, es una ciudad maravillosa y sabrá reponerse. Pero permitidme, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que hoy esté triste.
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