FOTOGRAFÍAS: Villanueva Carrales. (Tomadas en otoño de 2006).
Las arañas debieron trabajar esa noche, o en ese amanecer (que no sé cuando tejen las arañas en el campo), como si en ello les fuera la vida. Una de ellas tengo la impresión de que llegó a tejer la telaraña perfecta, pues más parece su obra nuestro mapa neuronal, ese laberinto que nos guía a lo mejor y a lo peor de nosotros mismos, que otra cosa. No sé, se me ocurre pensar también que esta intrincadísima e impenetrable red debe parecerse a la que, en los últimos tiempos, los grandes poderes del mundo han tejido para nuestra confusión, para que, presos en ella, como moscas indefensas, seamos incapaces de salir y de entender nada de lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Y si la araña tejedora conociera la salida? Otras arañas, más clásicas, quisieron seguir las enseñanzas de la gran maestra, pero no lograron sino muestras que ya conocemos bien. Siguiendo con la carpeta Arte en la Naturaleza, que hace poco iniciamos, os dejo aquí estas dos maravillas que una mañana otoñal encontré en Villanueva de Carrales.
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