![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhErqjyv-Q7H2szuhrAN5glCeZpZjbPDIgVNH3ezAyz3pfTnOFxxbBHSq6fdB1lTD4RR_m_LP9v62XSMsqpMaS6jJjS_BIhmYf4eJhyNoCo9OrkSiiExxEW4UDzBIAdsVSDr1jpjDQgdHdo/s320/UNO.jpg) |
Ya no vuelan golondrinas en Bárcena de Bureba. |
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Muros de nidos caídos, silencio total en Bárcena. . |
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Tampoco vuelan en Lorilla, |
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Nidos imposibles. |
FOTOGRAFÍAS: Bárcena de Bureba. Lorilla. (Tomadas en julio de 2013).
No volverán las oscuras golondrinas, lamento decir.
Generación tras generación, las golondrinas acuden siempre puntuales,
avanzada la primavera, a los pueblos burgaleses. Acudieron incluso a Bárcenas
de Bureba, a Lorilla, a Valdearnedo..., cuando tuvieron vida, y a
tantos pueblos que hoy son sólo ruinas. Ahora, queridos amigos y seguidores de
este Cajón de Sastre, no busquéis golondrinas en los cielos abandonados, en los
espacios del silencio, no las vais a encontrar, yo he buscado sus nidos entre
los escombros y observado los cielos de la despoblación y no las he visto por
ninguna parte, ¿qué fue de ellas? Un día llegaron, tras largo vuelo, y se
encontraron con que el último habitante del pueblo ya no estaba, que los aleros
de los tejados, el desván, la cuadra y la panera donde hacían sus nidos, habían
desaparecido, sus paredes habían caído y el aliento de los vecinos había salido
huyendo. Chocaron sus picos parlantes contra la desolación,
rozaron sus alas de brillo negro la maldición del abandono, y decidieron que ya no
había lugar allí para sus cabriolas celestes, y buscaron nuevos cielos que
ornamentar, rompiendo costumbres de siglos. Años antes levantaron acta de las
voces apagadas, de las calles y callejas que iban enmudeciendo, y sospecharon
lo que estaba por llegar y llegó, el final. Pero mientras hubo un pequeño
resquicio de vida, de presencia humana, todos los años acudieron con
puntualidad, llamaban en las ventanas para avisar de su llegada, echaban sus
parlamentos y salían disparadas en incansables y vertiginosos vuelos. Que no hay
golondrinas en los cielos de los pueblos abandonados, que no.
Buenas noches, Elías Rubio Marcos:
ResponderEliminarUn lugar tan bonito, al fondo, y tan desolado en lo que en un tiempo estuvo con vida y voces.
Las golondrinas, como las personas, al final se cansan y olvidan.
Un abrazo
P.D.: Me has traído a la memoria unas golondrinas de cerámica que colocó mi madre en el pasillo de casa.
Nunca me había planteado que las golondrinas no fueran a los pueblos abandonados
ResponderEliminarEn realidad, debería decir en los pueblos abandonados y en ruinas, pues es donde se dan estas dos circunstancias donde aprecié el no retorno de las golondrinas.
ResponderEliminarUn saludo