Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

LOS PERROS DE DOLENCIAS

        

Sima Dolencias 



FOTOGRAFÍA: Sima Dolencias (5/11/2017)

        La simple lectura  o pronunciamiento de esta palabra le llevará a más de uno a pensar en dolencias del cuerpo humano, en dolores de cualquier tipo de los que suelen aquejarnos. Es lógico. Pero aunque alguna relación pudiera haber entre este significado y el por qué de semejante nombre, lo cierto es que este es aplicado a una profunda sima en el complejo cárstico de Ojo Guareña, en realidad a una de las entradas más importantes de este sistema cavernario burgalés. No aparece escrito en documentos (salvo, que yo conozca, en los estudios espeleológicos) y nadie ha sabido decirme el origen y la causa de tal nombre, y eso que he indagado aquí y allá y he interrogado a las personas más mayores de los pueblos de Sotoscueva. Así que no me ha quedado otra que dar rienda suelta a la imaginación y he encontrado justificación por el hecho de que, tradicionalmente, durante años, quizá siglos, los animales muertos en los pueblos del entorno fueron arrojados en esta sima como manera de hacerlos desaparecer. Resultaba cómodo el sistema (aunque poco ecológico), sin duda, pues no había que excavar fosas para enterrarlos como después se hizo; cargada en un carro, se acercaba la res difunta al borde de la sima, se dejaba caer y si te he visto no me acuerdo. Pero los animales arrojados, generalmente vacas, cuando llegaban abajo no decían ni mú, no podían decirlo, ni podía  dolerles nada ya que estaban muertas. Otra cosa son los perros, que también fue costumbre desprenderse de ellos arrojándolos a la sima, por enfermos, por viejos, o simplemente porque se habían convertido en un estorbo. En el fondo de la sima, quizá heridos pero aún con vida, reunidos en el lugar en que cae a plomo la luz diurna, sus lastimeros aullidos debían oírse día y noche desde el exterior para espanto de todo aquel que pasaba por el camino que discurre a pocos metros del gran bocarón, entre Villamartín y Cueva. Cuentan los vecinos de más edad que algunos perros llegaron a sobrevivir años en torno al fondo de la sima, lo que no debería extrañar mucho, teniendo en cuenta que comida no les podía faltar, al recibir de cuando en cuando carne relativamente fresca; y agua tampoco, pues de ella hay sobrada en el fondo de lo que se precipita en los días de lluvia o deshielo por el gran salto. Cuentan y cuentan los más viejos de Sotoscueva cosas de Dolencias difíciles de creer, algunas terribles, como la de aquel perro que, después de un año de haber sido arrojado y tras recorrer un kilómetro en la oscuridad, pudo salir por Palomeras, la otra gran entrada de Ojo Guareña, y presentarse en la casa de su amo en el pueblo, o la de aquella perra que dio a luz en algún rincón del fondo de la sima. Cuentan... Se cuentan otras cosas aún más terribles sobre Dolencias, pero en clave de miedos y rencores fósiles.

  

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