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En dirección Burgos. |
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En dirección Madrid. |
FOTOGRAFÍAS: Carteles en Quintanilla de la Mata (Diciembre, 2013)
Ahora que todos estamos impresionados
por lo que alguien ha dado en llamar “efecto Gamonal” (cuya expresión quizá
recuerde la famosa película “El efecto Pelícano”), me vienen a la memoria los años setenta del siglo pasado, tiempo de
atascos de coches en la calle Vitoria, cuando no había circunvalaciones y esta
arteria era la principal y única vía para atravesar la ciudad para los que
venían del norte. Aquello fue un fenómeno como pocos, difícil de olvidar para
los burgaleses. Era en los meses de verano de cada año, cuando el turismo
europeo, francés sobre todo, con sus “tiburones”, y la ola emigrante en Europa,
que cogía sus vacaciones al mismo tiempo, salían en masa para sus lugares de
origen y destino, magrebíes y portugueses en su mayor parte. El espectáculo de
ruido y sonido, con continuos bocinazos, era dantesco, y vecinos y trabajadores
de comercios y oficinas difícilmente podían concentrarse en sus quehaceres. Las
caravanas, atascadas, o en el mejor de los casos avanzando al paso caracol,
llegaban hasta cerca de Briviesca, donde yo mismo sufrí largas retenciones, a
pleno sol de julio o agosto. Era un martirio que también se sufría día y
noche en la ciudad, y también en Aranda, en cuyo célebre puente más de una
vez estuve a punto de arrojarme al Duero por no estar operado de los nervios.
Quien no vivió aquellos atascos ha de imaginarse la calle Vitoria, desde la
Plastimetal hasta El Cid, por no ser exhaustivo, soportando entre sus grandes
bloques de viviendas aquel calvario contaminante. Debo confesar que todo
aquello me interesaba desde un punto de vista sociológico, como todos los
comportamiento de masas, y hasta tuve la tentación una noche de coger una silla
Querejeta y sentarme a ver el espectáculo en la glorieta Bilbao (no lo hice
porque mi mujer no me dejó, “tú estás loco”, me dijo). Y ya digo, eran miles y
miles de marroquíes los que integraban la procesionaria (muchos de ellos
dormían a la intemperie, vigilantes de sus coches, que por lo general llevaban
cargados hasta los topes con cosas que ahora nos parece inverosímil que se
puedan llevar en un coche). Bueno, pues todo esto viene a cuento, primero por
el ya mencionado “efecto Gamonal”, que ha puesto sobre el tapete el enorme
problema de aparcamientos en el ya famoso barrio, y luego por dos carteles
publicitarios que recientemente he tenido ocasión de ver en la vieja N-1 a su
paso por Quinatanilla de la Mata, con versiones en español y árabe y
anunciando, creo, venta de miel, polen y jalea. Sin duda, estos carteles bilingües debieron ponerse con miras de atraer la atención de los
turistas y emigrantes de ida y vuelta que no entendían el castellano. Otra cosa
es la cantidad de dichos productos que pudieron llegar a venderse. En fin, ahí
están todavía, desvaídos por el paso de los años, llamándonos la atención y
recordándonos una etapa en la historia del tráfico afortunadamente superada en
Burgos.
Estupendo blog Elías!! Le llevo siguiendo mucho tiempo y cada día pone post más interesantes. Una pregunta ¿No ha pensado en hacer un twitter ligado a este blog? Porque, la verdad... tendría muchísimos followers :D.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, amigo anónimo, por tu muy amable comentario. Pues no, no he pensado en semejante cosa. Si te digo la verdad, no sé lo que significa eso de twitter ni followers. En realidad, pertenezco a la época del castellano antiguo y del interruptor de cuchillas, y ni siquiera sé cómo he podido llegar a mantener un lugar como este.
EliminarUn muy cordial saludo
Imagino que conocerás esto pero. por si acaso, te lo pego. Para mi ha sido un descubrimiento gracias a una seguidora de nuestro muro de facebook. las ventajas delos castellanos un poquito más modernos. Salud, amigo.http://www.madrid.es/UnidadWeb/Contenidos/Publicaciones/TemaCulturaYOcio/SanIsidro/eustasio.pdf
ResponderEliminarGracias, Jokin, por la información. Ya conocía la obra de Eustaquio. En burgos también se hizo la exposición hace años, creo recordar que fue en el Consulado del Mar.
ResponderEliminarSaludos.