FOTOGRAFÍAS: Güzelyurt (Tomadas en mayo de 2010).
MOMENTO EN GÜZELYURT
Dejamos,
no sin pesar, el valle y laura de Ihlara y emprendemos el regreso. En la
altitud del páramo, antes de llegar a aquella población, vemos, de frente, una
línea de montañas nevadas envueltas en la calígine y brumas del sol ardiente de
la tarde. Montañas que no vimos al ir, pero que ahora al volver se ven como si
pudieran tocarse con los dedos. Creemos que deben ser los volcanes Hasan Dagr,
Altunhisar y Melendiz Dagr, pertenecientes a la cadena montañosa de los Montes
Tauro. Imaginémonos por un instante a estos tres demonios del averno, más el
Erciyes Darg, de Kahiseri, vomitando fuego y lava durante años y sin pausa.
Pues eso, que así se debió formar Capadocia. Son los mismos volcanes nevados
los que pudimos ver al acercamos a Güzelyurt. A lo lejos, sus picos de más de
3.000 metros reinan en el territorio con un halo de suficiencia indiscutible.
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Volcanes apagados en Capadocia. |
¡Güzelyurt!,
aquí quería llegar yo, para describir o sugerir las fortísimas emociones que
experimentamos en este lugar de continuo agujero, al caer la tarde. Y sin
embargo, en la hora de la hora, me tiembla el pulso de la tecla, no tengo
palabras para expresar la belleza, el misterio y la historia que debe
esconderse (¡se esconde!) en este caserío mitad superficie, mitad subterráneo, con innumerables iglesias excavadas y confundidas
con viviendas trogloditas de gentes que imitaron el hábitat de los eremitas.
Por un momento siento la aparición de nuestro Presillas de Bricia. Parece
increíble que el reclamo de la vida y obra de San Basilio fuera tan fuerte y
aglutinante, que tantísima gente decidiera adoptar el estilo de vida de los
hurones. ¿Penitencia?, ¿terror milenario?, ¿perfección ascética?, ¿qué buscaba
esta gente de o en Capadocia que con tanto esmero y esfuerzo comía la roca de
los volcanes? De todo ello y más. Parece un milagro que lo que aún está en pie
en este lugar con nombre de yogurt no se haya derrumbado, de tantos hipogeos
artificiales como hay. Vamos de emoción en emoción, de sombro en asombro, y me
resulta ya muy complicado encontrar palabras que describan lo que allí vimos.
Güzelyurt sería una asignatura pendiente, si tuviera tres vidas. Os digo,
queridas y queridos, que sentí una sensación de dolor, de enorme pena por
marchar, por salir de este lugar misterioso sin haber descifrado ninguno
de sus enigmas.
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Restos de casa en Güzelyurt. |
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Güzelyurt, mitad rupestre mitad subterránea. |
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Cono eremítico en Güzelyurt. |
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Interior de eremitorio. |
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