Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

miércoles, 28 de julio de 2010

UNA POLEA PARA EL PAYO EN SANTA CRUZ DEL VALLE URBIÓN





FOTOGRAFÍAS: Arquitectura del entramado en Valmala. Secuencia de polea en Santa Cruz del Valle Urbión (Tomadas en 2007).

        Existen un puñado de pueblos burgaleses en torno a la Sierra de la Demanda que se distinguen por una original manera de construir. Es la que hemos dado en llamar “arquitectura del entramado”, debido a los entramados de madera, rellenos de yesón, que son visibles en todas las construcciones. Y si bien es cierto que esta manera de construir es también perceptible en buena parte del oriente de la provincia de Burgos, es en la zona más próxima a La Rioja donde con mayor profusión puede verse. En realidad, los entramados en los pueblos cercanos a Belorado y a Pradoluengo, los de la cabeceras de los ríos Urbión y Tirón, inundan todos los cascos urbanos, dominando con sus peculiares características a cualquier otro tipo de manifestación edificada existente, ya sea en edificios residenciales o en edificios secundarios para actividades agro-ganaderas.

        La abundancia de prados herbáceos y de alturas nivales, donde se mantiene verde la hierba en el verano, hizo que la zona fuera eminentemente ganadera. No podía ser de otra manera, cada pueblo aprovecha de la manera más conveniente lo que tiene en abundancia. Y así es como nacieron unas construcciones que fueron diseñadas, precisamente, para la hierba y la ganadería.

        En este contexto, llama la atención la abundancia de edificios levantados para corrales y pajares que, exentos o adosados a las viviendas, constituyen un pintoresco y admirable patrimonio. Sus originales entramados de madera, rellenos de yesón, muchas veces en sorprendente verticalidad, son características de gran singularidad y que dan carácter a la zona. Este patrimonio es, sin duda, digno de protegerse, y los núcleos de Valmala, Garganchón y Santa Cruz del Valle Urbión, donde mejor se conserva, merecedores también de ser reconocidos como un bien cultural.

        Tradicionalmente, la actividad y las necesidades creaban la arquitectura, lo mismo para las casas que para los edificios auxiliares. Así surgieron en el “triángulo” las casas mixtas de tres plantas con entramados, que son las que predominan en cada pueblo de la zona. En ellas, la primera planta es la destinada a las cuadras del ganado, con un portal distribuidor y tres compartimentos: uno para las vacas, otro para las yeguas y otro para los cerdos. De las cuadras nacen las escaleras que suben a los pisos. En el primer piso se hallan los dormitorios y la cocina, y en el tercero, conocido en la zona con los nombres de el payo o el alto, se almacenaba la hierba y grano. Existen aún bastantes casas con esta distribución, aunque las más antiguas se abandonaron hace tiempo y permanecen vacías, esperando la ruina o una transformación para segunda vivienda.

        Sirva todo lo anterior para contextualizar un elemento “tecnológico” que no por humilde dejaba de ser importantísimo, por no decir imprescindible en la vida de los vecinos ganaderos de Santa Cruz del Valle Urbión. Se trata de la polea, de ese artilugio presente en la práctica totalidad de las casas de este pueblo, debajo de los aleros y encima de los bocarones del payo. Hoy olvidadas y sin servicio, estas poleas, generalmente de madera, servían para subir las mantadas de hierba al payo. Para algo tan simple, pero tan práctico, sólo eran necesarias dos personas: una arriba, en el bocarón, manejando la polea, y otra abajo, atando en un extremo de la cuerda las mantadas de hierba.

        Hoy el izado de la hierba por este sistema es una imagen ya perdida. Sirvan estas líneas para recuperarla y recordarla.

viernes, 23 de julio de 2010

EL GAS DE HONTOMÍN



FOTOGRAFÍAS: Accesos a subterráneos y lavadero, en Hontomín (Tomadas en 2007).

Se halla en busca y captura. Se trata del sujeto conocido como óxido de carbono, y que responde también al alias de dióxido de carbono, aunque sus amigos más próximos le conocen como CO2.
Aparte de la broma, ¡qué maravilla! ¡capturar el CO2 de la atmósfera y encerrarlo bajo tierra! Así se pretende paliar el calentamiento global. La ciencia no tiene límites, convencido estoy de ello. Pero también sé de un dicho popular muy de nuestra tierra que dice “los experimentos con gaseosa”. Y es que, a un redomado profano como yo, y también muy asustadizo, se le ocurren preguntas de bombero retirado, o de ficción: ¿qué consecuencias puede tener para la zona la existencia de este almacén geológico de gas? ¿Habrá fugas? Y si las hubiera, ¿serán inocuas o dañinas? ¿El agua de las fuentes cercanas, aflorará con gas o sin gas? ¿Se teñirán y contaminarán las aguas del río Homino, como ya ocurrió en el pasado con vertidos de una fábrica cercana? Mira, que ya tenemos el vertedero general de basuras muy cerca...

Ya digo, ¡una maravilla! Uno se imagina un hueco bestial en el interior de las tierras rojas de Hontomín, y al gas flotando en él, haciendo olas e intentando escabullirse por el menor resquicio que se le presente.

¡Lo que es la ignorancia!

miércoles, 21 de julio de 2010

VALDEAJOS TUVO NIÑOS

FOTOGRAFÍA: Circa 1950

Los chicos a un lado de la maestra, las chicas al otro, quince y quince. Separación obligada, costumbre de otro tiempo, de 1950 más o menos. Cuando veo estas viejas fotografías de escuela me derrito, me sugieren demasiado. Nos hablan de un tiempo en el que los pueblos estaban llenos de vida, de cuando nadie sospechaba que el cataclismo demográfico ocurrido en Burgos se iba a producir. Hoy, sin ir más lejos, leo una noticia que abunda en el desastre: “Burgos pierde 3700 vecinos en el último año", resta y sigue, para desgracia de los pueblos, para martirio de las grandes ciudades. El campo, vacío, las ciudades, atestadas. ¿Dónde va Vicente?, donde va la gente, en un afán de no estar solos. Y volviendo a la fotografía, ¿qué fue de aquellos niños y niñas, tan abrigaditos en el frío páramo de Valdeajos? Cuando posaban, todavía no conocían que bajo ellos estaba el petróleo que dio fama a su pueblo, ni tampoco sospechaban que un día habría vida más allá de Franco, aquel señor de bigote y capa que presidía la pizarra de sus números. ¿Qué fue de estos niños? ¿Adónde les llevó la vida y el viento de La Lora?

domingo, 18 de julio de 2010

ÁRBOL DE LA PROVINCIA, ÁRBOL DE LOS DESEOS







FOTOGRAFÍAS: Los deseos de un árbol (Tomadas el 17 de julio de 2010).

Jaramillo de la Fuente homenajeó ayer al Árbol de la Provincia, a la encina que ha empezado ya a crecer con fuerza con tierra de todos los pueblos de Burgos (1233). En la reunión anual que en julio acostumbran a hacer vecinos y veraneantes de este inquieto pueblo, tuvo lugar, además de la solemne inauguración de un espacio deportivo y de un nuevo potro de herrar, un homenaje al Árbol de la Provincia para celebrar su primer año de vida. El vecindario está contento y orgulloso con su árbol, que es el de todos los burgaleses, por eso le miman, por eso se reunieron ayer en torno a él y le cantaron a coro el “cumpleaños feliz”; por eso también muchos jaramillanos colocaron lazos en la encina pidiendo que se cumplan sus más íntimos deseos, de salud, de trabajo (tan importantes en estos tiempos de crisis), de amor..., cada lazo un deseo secreto. Quizá con este espontáneo acto el Árbol de la Provincia haya dado un paso para convertirse también en el Árbol de los Deseos. La verdad es que sería bonito que lo que ayer se inició pudiera tener su continuidad en años sucesivos, y así hasta dentro de mil años.

miércoles, 14 de julio de 2010

HORNILLERAS DEL RUDRÓN
















FOTOGRAFÍAS: Exteriores e interiores de hornilleras del Rudrón. (Tomadas en 2007).

        La comarca del Rudrón esconde entre sus montañas un rico patrimonio etnográfico al que no se le ha prestado la atención que, a mi juicio, merece. Me refiero al gran número de colmenares que, exentos, en construcciones auxiliares, o adosados a farallones rocosos, salpican y embellecen el paisaje tanto como lo hacen las importantes ruinas históricas. La mayoría se encuentran abandonados, después de que la despoblación castigara también a los pueblos de dicho valle. Tubilla del Agua, Tablada, Santa Coloma y Bañuelos, son los principales focos de estos colmenares, aunque también pueden verse, a menor escala, cerca de Sedano, Covanera o Terradillos. En todos estos lugares estos colmenares con conocidos como hornilleras, y puede decirse que, junto a la arquitectura tradicional de la zona, han sido, y aún hoy lo son, las principales señas de identidad de la comarca, de una comarca que tuvo que adaptarse a lo que la naturaleza le ofrecía en abundancia para sobrevivir. Ya que su terreno cultivable era escaso y pobre, los habitantes tuvieron que recurrir a lo que aquella ofrecía de manera generosa, entre otras cosas a las abejas. La miel debió tener una importancia capital en la economía de los vecinos, a juzgar por tantos colmenares como pueden verse, algunos construidos en lugares de muy difícil acceso. Allá donde había un abrigo rocoso se aprovechaba para cerrarlo con una pared de tosco mampuesto. En la habitación resultante se embutían los dujos, con sus respectivos cajones en el interior para la manipulación humana, y tapas horadadas al exterior para la entrada y salida de las abejas. La verdad que algunas de estas hornilleras son espectaculares. Si uno sube por el desfiladero del río San Antón, de Santa Coloma hacia Terradillos, podrá ver, al pie de los soberbios y pigmentados farallones calizos, varias de estas hornilleras. Y si tiene la suerte de encontrar la puerta abierta de alguna, y penetrar en su interior, podrá escuchar en la oscuridad del recinto el zumbido silencioso de las abejas que allí moraron. Bien harían los vecinos del Rudrón en valorar y mimar este patrimonio como una de las señas de su pasado más reciente.

jueves, 8 de julio de 2010

RADIO VALDIVIELSO


El puerto de La Mazorra es uno de esos puntos geográficos de Burgos en los que las emisoras de radio, nacionales y provinciales, se entrecruzan, uno de esos lugares donde la competición de las cadenas por prevalecer en las ondas se hace especialmente dura. En La Mazorra, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, se produce tal guirigay de voces que resulta complicado enterarse de nada; sólo una emisora (al menos en mi vehículo) se alza con suficiente nitidez, y esta es Radio Valdivielso, la voz que entretiene, informa y acerca los pueblos del maravilloso valle burgalés. Mi primer encuentro con ella en carretera fue de lo más chusco. Subía tan tranquilo el citado puerto, cuando de repente escuché una voz que me resultaba familiar. Pasaron unos segundos de desconcierto cuando, perplejo, supe que era mi propia voz la que estaba oyendo. Y es que Radio Valdivielso estaba emitiendo una de las varias entrevistas que Jokin Garmilla me había hecho tiempo atrás. Cuento todo esto porque me ha llegado la noticia de que los grupos mayoritarios en el Ayuntamiento del Valle de Valdivielso quieren apagar la voz de esta emisora, o por lo menos suspender la colaboración con la asociación cultural que la ha hecho y hace posible.

Siento una gran pena por esta falta de entendimiento entre las dos partes implicadas, y más aún entre dos personas a las que considero amigas, Jesús Arce, alcalde del valle y Jokin Garmilla, director de la emisora, y me resultaría difícil por ello tomar partido por cualquiera de los dos. En todo caso, mi posición es que, desde una perspectiva democrática (la única que entiendo), ha de prevalecer la libertad de información (siempre que esta sea veraz y contrastada) sobre los intereses de los partidos políticos y de las Instituciones.

Larga vida a Radio Valdivielso.

domingo, 4 de julio de 2010

CANTABRANA, LAS CASAS PROTEGIDAS
















FOTOGRAFÍAS: Escudo, dovelas y dinteles decorados en Cantabrana. (Tomadas en mayo de 2010).

Cantabrana es uno de mis favoritos. Por varios motivos, pero fundamentalmente por los amigos que siempre me reciben allí con los brazos abiertos y por la admirable capacidad de adaptación al medio de sus vecinos a lo largo de los siglos. Ubicada entre grandes montañas, esta pintoresca localidad del valle de Caderechas no tiene ni ha tenido terreno suficiente para cereal, por eso sus habitantes decidieron un día que lo suyo era plantar frutales y vides, dedicarse a la industria textil y salir al mundo como ambulantes arrieros. Semejantes actividades derivaron en una arquitectura muy singular de su caserío, la que yo mismo llamé en algún momento arquitectura caderechana, de casas muy altas de piedra y con amplios espacios, unos para guardar la fruta, otros para bodegas del chacolí y otros para el establecimiento de pequeños comercios de telas, cuyos escaparates abiertos a la vía pública todavía podían verse en buen número en los años setenta del pasado siglo. Estos eran un recuerdo de los 40 telares que trabajaban en Cantabrana hace siglo y medio.

Por las fechas que hoy pueden verse grabadas en dovelas y dinteles de accesos a las casas, Cantabrana debió sufrir una profunda trasformación en su caserío en el siglo XVIII, seguramente como consecuencia de atravesar una época boyante en los citados negocios. Pero no es la historia textil, ni arriera ni trajinera de este acogedor pueblo burgalés lo que aquí se quiere reflejar, sino una curiosidad que tiene que ver con la mencionada arquitectura. Me refiero a la serie de inscripciones que presiden y ornan las fachadas de las casas, concretamente sobre las puertas y bajo ventanas. El afán decorativo de los canteros que edificaron en Cantabrana en el XVIII fue tal, que resulta difícil encontrar un dintel sin ningún elemento decorativo, o signo protector, si se prefiere. Así, callejeando por el original caserío, uno puede ir coleccionando inscripción tras inscripción, hasta conseguir un interesantísimo elenco con el que formarse una opinión. Llama sobremanera la atención que, siendo tan parecidos, ninguno de los cuerpos decorativos es igual, cada uno tiene sus pequeñas variantes. Todos, empero, tienen como denominador común una gran cruz, en alto o bajo relieve, y casi todos lucen pequeñas rosetas, de cuatro o seis pétalos, así como cruces menores que se cobijan al amparo de la cruz mayor. Hay que advertir, sin embargo, que existen algunos edificios en los que la roseta de seis pétalos (hexapétala) se encuentra de manera solitaria, bajo ventanas y dentro de figuras rómbica o rectangular, lo que podría llevar a pensar que en su día pudo llegar a operar como símbolo protector de carácter tal vez pagano; aunque bien es verdad que, más tarde, bajo estas rosetas pudieron esculpirse los conjuntos descritos; ¿quizá un intento de despaganización?, ahí queda la interrogante para quien quiera investigar. No podemos dejar de mencionar, por último, un interesante conjunto escultórico que se sale de la regla, pues aun conteniendo cruz y roseta, luce una especie de figura monstruosa, bastante mutilada, cuyo significado se nos escapa.

Parece evidente que estos conjuntos decorativos son de carácter religioso y tienen una finalidad apotropaica y cristiana. En cuanto a la diversidad en los elementos que los conforman, quizá habría que pensar en distintos grupo o familias de canteros que quisieron diferenciar sus obras por motivos que pueden ser simples o menos simples. Es aquí donde entraría en juego el interesante y original escudo que se encuentra embutido en la fachada de una casa situada frente a la portada de la iglesia parroquial. Este escudo, que parece importado de otro lugar, contiene, además de una gran palmera como elemento central (la palmera como árbol sagrado y como símbolo cristiano), en medio de dos torres, tres rosetas de distintos pétalos, una pequeña cruz, una lanza y dos líneas paralelas que bien pudieran representar una escalera; más, en la parte inferior, una inscripción en la que se lee “armas de Montaña”, refiriéndose sin duda al apellido representado por el escudo.

Con los elementos descritos del blasón cabría preguntarse si no fue este mismo el que irradió su fuerza para los dinteles y ventanas de las casas. Algunas rosetas y cruces en estos últimos son tan parecidos a los del escudo que permite la asociación. En todo caso, es un buen tema de investigación. Sin olvidarnos de otras pistas, por ejemplo la de Juan Alonso de Ojeda, natural de Cantabrana y que mediado el siglo XVII era presbítero y aspirante a oficial del tribunal de la Inquisición de Logroño (con el Santo Oficio topamos), o que el conjunto de cruces y dinteles pudo haber sido utilizado como Calvario en tiempos mas recientes.

viernes, 2 de julio de 2010

ULTIMO REDUCTO PARA EL JUEGO DE LA TUTA


FOTOGRAFÍA: Tomada circa 1980

Hay fotografías que parece que me persiguen, no tengo claro por qué. Lo digo porque siempre que rebusco en mis archivos para encontrar cualquier foto de algún tema puntual, hay algunas que salen a recibirme con gran prontitud, sin necesidad de revisar una y mil carpetas (todavía no tengo digitalizado al completo ni ordenado mi archivo). No aparecerá la fotografía que busco en el preciso momento, pero ellas aparecen siempre a la primera de cambio, que no sé si es que han clonado dentro del archivo, después de tantos años guardadas, o es que han adquirido vida propia y se mueven de una carpeta a otra con total descaro. Quizá lo que pueda ocurrir es que traten de llamar mi atención y estén suplicándome que las saque del anonimato y las exponga para que todo el mundo pueda conocer su escena grabada. Bueno, si es por esto, no hay problema. Aquí va la primera, una de 1980, en blanco y negro, que me parece es bastante curiosa, pues muestra un aspecto de la evolución de la ciudad de Burgos en los últimos treinta años. La escena trascurre muy cerca del río Vena, entre la avenida de los Reyes Católicos y las traseras de la plaza Francisco Sarmiento. En un solar descuidado (hoy plazuela del Tamboril), un grupo de recalcitrantes del tradicional juego de la tuta hacen partida ante la atenta mirada de un puñado de curiosos. Era la última tierra sin construir. Hoy día, encontrar una pequeña superficie de tierra virgen en la que practicar este juego, u otros que lo requieran, es tarea imposible.