Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

lunes, 29 de septiembre de 2014

EL ELECTRICISTA DEL PÁRAMO


"Casa de máquinas" con vivienda 
para el electricista adosada. 

Pegados a la carretera de Masa
 y vacíos ya de contenido.

Traseras del conjunto.


FOTOGRAFÍAS: Torre de transformadores en Masa. (Tomadas en setiembre de 2014).


A veces las cosas mas sencillas sirven para recordarnos hechos relevantes. Esto podría aplicarse a una edificación solitaria que existe entre la localidad de Masa y la carretera  vieja de Santander. Se trata de una torrecilla, con pequeña casa adosada, que siempre había llamado mi atención en mis idas y venidas hacia el norte, una construcción que sospechaba pudo tener su historia y a la que sabía que un día u otro tendría que dedicarle una atención. Siempre me pareció lo que en realidad es, una torre de transformación eléctrica, pero tenía que comprobarlo, pues había algo en ella que me parecía especial. Así, recientemente hice parada en Masa para recabar información. Contacté con José Luis de Miguel, un vecino de este lugar, de 86 años, que fue quien me dio detalles del pequeño conjunto pegado a la carretera.  En efecto, se trata de una vieja torre de transformación de la luz que llegaba del El Porvenir de Burgos, de aquella  fábrica de luz que a principios del siglo XX se creó en Quintanilla Escalada, en el cañón del Ebro. En origen fue un alto en el camino, en su ruta hacia Burgos capital, de los voltios producidos en dicha central para transformar y distribuir luz a los pueblos del páramo. Hasta aquí, todo normal. Pero la torre de Masa no es una torre cualquiera, pues dispone (disponía) de una vivienda adosada, con su pozo de agua y con teléfono para comunicarse con la central. En ella vivió siempre un electricista, con su familia, que era el que se encargaba de las averías en el tendido eléctrico y en las casas, y el que cobraba los recibos de la luz a los abonados de los pueblos. En Masa siempre se ha conocido al conjunto como la “Casa Máquinas”, y al que vivía en ella, como “el electricista”. A lo largo de su historia, fueron varios los electricistas que ocuparon esta vivienda, y José Luis de Miguel los recuerda a todos y a sus familias; se acuerda de Esteban, que era de Quintanilla Sobresierra, y de su mujer Estefanía, “estaban cuando la luz era de El Porvenir de Burgos” (porque andando el tiempo pasó a ser de Electra de Burgos). Precisamente, fue con Aniceto cuando se quemó la torre con sus  transformadores y hubo de rehacerse. Más tarde, hacia los años sesenta,  estuvieron Eliseo y Juliana, y por último José María Salas y Angelita Manero. Todos con sus hijos, que acudían a la escuela de Masa. Uno se imagina al electricista del páramo reparando postes y cables en las llanuras nevadas donde se hiela hasta el alma y le entran escalofríos. Eran los tiempos heroicos de la electricidad. 


jueves, 25 de septiembre de 2014

LA VENTANA DE VILLALAIN


Casa noble en Villalaín. 

¿Una ventana para ver, o para lucir escudo?
Para las dos cosas.

Líneas clásicas,
elegancia de una ventana.


FOTOGRAFÍAS: Ventana en Villalaín (Tomadas en setiembre de 2014).


Hacía tiempo que no abríamos la tapa de este arcón de ventanas notables de Burgos, seguro que vosotros, queridos amigos y seguidores, lo habréis observado. Y no ha sido por falta de ganas por mi parte, sino porque otras historias se han ido cruzando en el camino. Pero bueno, es lo que tienen los cajones de sastre, que permiten almacenar de todo y sin ningún orden, al menos, así los imagino yo. Y sin más preámbulo, abrimos hoy el cofre del tesoro para guardar en él una nueva y preciosa ventana, esta vez de Villalaín; permitidme que la deposite junto al montón de las que dimos en llamar “ventanas palaciegas”, sin la plena seguridad de que ese sea su sitio. Algún día, creo que no muy lejano, habremos de clasificar y poner orden en el batiburrillo creado. Esta deliciosa ventana, blasonada y probablemente del siglo XVII, se ubica en una casona (quizá se exagerado ahora llamarla casona) situada en la parte alta de Villalaín, que quizá haya perdido parte de su apariencia original; lo sugiero porque no parece concordar la importante labor escultórica de la ventana con la humildad actual del edificio, su porte noble y elegante, característico en las casonas de Torme y Villanueva la Blanca, parecen requerir otra construcción más poderosa, ¿no os parece?  Muy cerca está el palacio o casa fuerte de los Isla, que se muere irremediablemente.


viernes, 19 de septiembre de 2014

LA HUELLA INDIANA EN SOPEÑANO Y CADAGUA


Las viejas escuelas de Sopeñano son ahora centro
 de usos múltiples.
Monolito conmemorativo del año de la fundación.

Escolares de Sopeñano hacia 1960.

Las escuelas de Sopeñano tenían vivienda
para maestro y maestra.

Casa de los Gómez-Mena en Cadagua,
 a los pies de los Montes de la Peña.


"Villa Daría" fue la casa familiar de los Gómez-Mena
en Cadagua.

Jardín  con estanque y precioso mirador en Villa Daría.

FOTOGRAFÍAS: Escuelas de Sopeñano y casas indianas en Cadagua (De época, gentileza de Blanca Villaño; resto, tomadas en septiembre de 2014).


Ya vimos cómo, siguiendo la huella de indianos burgaleses, dimos con las escuelas de Quintanilla el Rebollar, Monasterio de Rodilla y Atapuerca, las tres creadas por benefactores de sus respectivos pueblos que hicieron fortuna en distintos países americanos y en diferentes actividades. De estos centros escolares y de su historia dimos en su día cumplida cuenta en este Cajón de Sastre. Hoy sumamos a la lista una nueva escuela de indiano, la de Sopeñano, en el valle de Mena, edificada en 1930 a expensas de Alfonso Gómez- Mena Vila, nieto de un matrimonio de Cadagua, cuatro de cuyos hijos emigraron a Cuba en busca de fortuna pasada la mitad del siglo XIX. Y bien que lo consiguieron. Del potencial de esta familia con raíces menesas podemos hacernos idea no sólo por la escuela para niñas y niños costeada por Alfonso, sino también por las hermosas casas familiares que hoy podemos admirar en Cadagua, dos ejemplares de arquitectura con inconfundible y delicioso sabor indiano. De la historia de estas escuelas y de la familia de Cadagua se nos da detalle en el libro recién editado de Armando Robredo Cerro, “La enseñanza en el valle de Mena. Una singularidad desde el siglo XVIII hasta nuestros días”, por eso no creo preciso ahondar más, por ahora. De momento, disfrutad, queridos amigos de este Cajón de Sastre, con las imágenes que aquí os dejo.


martes, 9 de septiembre de 2014

EL ARTE DE LOS MERCADILLOS



FOTOGRAFÍA: En el mercado de Midi, en Bruselas (Tomada en octubre de 2011).


Uno recorre los mercadillos del mundo (no sólo los monumentales mercados hechos de fábrica,  que esos son patrimonio con mayúsculas) y ve arte por todos los lados. Los productos multicolores expuestos en los mercadillos callejeros pueden verse desde la simple óptica del consumo, pero también con la exigente mirada de quien va a ver una exposición en alguna galería o museo de arte. Es un arte espontáneo, despistado, conseguido al intentar reclamar la atención de los posibles compradores de “cosas”, ya sean tomates, manzanas o prendas de vestir, por decir alguna. Y a veces, sin darse cuenta, el mercader, con sus esmeradas colocaciones, llega a crear efectos visuales que pueden hacer las delicias de los críticos de arte. Es una reflexión particular, desde luego, pero ¿qué pensar de esta galería de pantalones expuesta en un mercadillo dominguero de Bruselas? ¿No es como para detenerse y disfrutar de su plasticidad? Ya tenemos en este Cajón de Sastre una etiqueta con el genérico nombre de “ARTE EN LA NATURALEZA”, ¿por qué no otra con el título de “ARTE EN LOS MERCADOS”, seguro que daría mucho juego, ¿no os parece, queridos amigos? Me lo voy a pensar.

martes, 2 de septiembre de 2014

FICCIÓN SUBTERRÁNEA





FOTOGRAFÍA: Lagos de Ojo Guareña (Foto: Aurelio Rubio).

Un terremoto de 4, 5 en la escala Richter había hecho temblar aquella noche gran parte del norte de Burgos, en especial el territorio de las merindades de Sotoscueva y Valdivielso. En un reino de oscuridad y silencio, miles de  estalactitas y estalagmitas de Ojo Guareña se rompieron con la sacudida, en Cueva Caite no quedó una sin fracturar; el  caos de bloques superpuesto a la Sala Negra, que precede a las galerías de las huellas de pies descalzos, se movió para formar un nuevo equilibrio, ahora ya impenetrable, ahora ya imposible de encontrar un resquicio para acceder a aquellos caminos pisados hace quince mil años. Otras profundidades del complejo encontraron igualmente nuevos acomodos, el Paso de los Tres, ínfima estrechura por la que se accedía a la Galería del Aburrimiento, cedió por el seísmo, se colmató definitivamente y ahora es imposible la progresión, kilómetros de soledades ya no serán hollados por ningún humano (salvo si se producen nuevos acomodos que lo faciliten), solo el goteo de alguna estalactita solitaria que resistió el terremoto romperá con su eco el silencio eterno del vacío. De igual manera, el Laminador de los Revisionistas cedió también, y donde antes apenas si cabía un cuerpo humano tumbado, ahora una pared de roca fracturada impide continuar. Por su parte, las aguas eternas e inmóviles de los lagos,  resquebrajados por el temblor, encontraban salida de sus tazas y se introducían por pequeñas fisuras, llegando a enormes salas que ya no serían presa de más exploraciones, salvo las de encarcelados troglobios. Debajo de la ermita, el río Guareña seguía precipitándose por el sumidero negro, desorientado por las nuevas rutas abiertas, buscando nuevos caminos y atajos para continuar su viaje al bocarón surgente de La Torcona. Todo sucedió en menos de un minuto, lo suficiente para que los frescos de San Bernabé se agrietaran también y parte de la ermita se derrumbara.

De las fracturas que ocurrieron fuera del hipogeo, algún día sabremos algo.