Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

domingo, 29 de marzo de 2020

LEYENDAS DE POBREZA. PALAZUELOS DE LA SIERRA



Fachada de la casona con dos llaves y leyenda de pobreza
Leyenda encriptada de 1717


FOTOGRAFÍAS: Casona con inscripción en Palazuelos de la Sierra (23/11/2019).

        ¿Os lo he dicho alguna vez? No estoy seguro. Por si acaso, os lo digo ahora, queridos amigos de este Cajón de Sastre: soy un enamorado del color de la piedra juarreña. Qué le voy a hacer, soy tan enamoradizo, que hasta de las piedras. Aparte de la broma, quisiera que estas primeras líneas fueran una especie de canto al color de los pueblos de la Sierra baja de Burgos, de esos pueblos que cuando el sol los ilumina, en cualquier momento del día, tiñen de rojo nuestra mirada. Es un rojo arenoso de piedra roja que lo mismo sirvió para dorar ricos monasterios (Bujedo, San Millán… ) que para construir pueblos de humildad extrema en un clima también extremo. Es una piedra de minas rojas, autóctonas y milagrosas, que permitió construir a canteros sin academia paredes que hoy nos conmueven. Fueron pueblos pobres, sus tapiales pobres, y las casas igualmente pobres, mínimas, aunque hoy ya no lo sean. Su color, hoy como ayer, es rico en tonalidades, y al llegar la tarde expande su arrebol con increíble fuerza por las ramoneadas praderas donde las vacas pastan inmersas en beatíficos pensamientos.
Todo lo anterior, por supuesto perfectamente prescindible, es para situaros en uno de esos pueblos rojos juarreños, Palazuelos de la Sierra, donde recientemente localicé una nueva inscripción, de las muchas que llevo recogidas, en la portada de una casona antigua, que por cierto amenaza ruina. Escrita en latín y fechada en 1747, la grabación tiene la originalidad de ser planteada como un juego de palabras, un acertijo o jeroglífico que como resultado final lleva al ensalzamiento de la “pobreza”. Pero ojo, esto no lo sé porque sea capaz de interpretar latín (una de mis muchísimas limitaciones), sino porque alguien me ayudó, alguien seguidor de este blog que sintió lástima de mis incapacidades. Sucedió que este “alguien”, a quien nunca agradeceré bastante sus colaboraciones (esta y otras), puso mis fotografías a disposición de sus hermanos, historiadores y latinistas de Jaén, y estos se lo trabajaron con gran esmero y generosidad. Sé que disfrutaron al desencriptar el mensaje, pues lo vieron como un muy interesante hallazgo, y esto me reconforta.  
He de agradecer también a mi amigo Álvaro Castresana, paleógrafo burgalés, a quien envié también detalle de la inscripción y llegó a la misma lectura y conclusión que los anteriores investigadores.

Dejo aquí lo importante de esta entrada, es decir, el comentario de los especialistas de Jaén:


“Así parece legible, pero en realidad es un texto copiado de un libro, de un manual de 1617: Digesta scholastica in gratian  puerorum edita, donde el texto bien copiado viene a decir lo siguiente:

Dimidium Pauli, totum
Per, et ultima quantas

También he visto un texto de 1737, que explica perfectamente el significado de esta frase críptica, que no deja  de ser un acertijo (…). Se trata de un adagio, que figura en dicho libro con el número 30.

dimidium Pauli, totum per, et ultima quantas

Preguntado un estudiante por qué andaba por tantas ciudades, la respuesta fue esta: que quiere decir

         La mitad de Pauli, todo per y la última sílaba de quantas: paupertas.

         Es decir, el dintel, con las dos llaves y la inscripción, viene a significar que la pobreza es la puerta del cielo".  


         A veces, queridos amigos, las piedras grabadas de nuestros pueblos nos llevan por caminos extraños que nunca hubiéramos soñado. Agradezcamos por ello a Franciscus A Benito, dueño de la casona en el siglo XVIII, que no debió ser pobre a juzgar por la nobleza de la construcción, que nos dejara escrito en el dintel de su casa este juego de palabras que nos enriquece.


Franciscus sabía latín





lunes, 23 de marzo de 2020

LAS CIUDADES DEL SILENCIO


FOTOGRAFÍA: Ventanas a las 8 de la tarde (marzo de 2020)

¿Notas, Aire, cómo el silencio es hoy más profundo y espeso? Parece salido de un mundo ignoto de un planeta remoto. Dejo mis torrentes caer y mis gotas atruenan el asfalto en ecos por las ventanas, lo que nunca conocí. Ay, sí, amiga Lluvia, desde lo más alto lo he observado también, algo ha pasado ahí abajo, siento silentes vacíos, miro y no encuentro a nadie a quien acariciar con mis brisas; esta quietud me asusta, veo fantasmas, ¿por qué se han escondido en sus torres? ¿Sabes algo? Algo he oído, dicen las grullas de la primavera que un viajero llegado de lejos les trajo la desgracia.

Ecos de la Lluvia y el aire
Desde mi confinamiento
(Año del Coronavirus, primavera de 2020)

viernes, 13 de marzo de 2020

EL AÑO DE LA GRIPE


Despoblado de Ochate, en el Condado de Treviño

FOTOGRAFÍA: Lugar de Ochate (Tomada en 1997)

En estos días que vivimos, atribulados por los estragos que está causando en el mundo un malhadado virus coronado, temerosos por la posibilidad de que nos lleve por delante, me viene a la memoria un relato de ficción que yo mismo escribí en 2005 sobre las causas que motivaron la despoblación del lugar de Ochate, del Condado de Treviño. No trato de hacer hoy publicidad del libro, pues apenas si quedan ejemplares, sino recordar que estas epidemias las hemos vivido antes en la España no vaciada. “El año de la gripe”, lo titulé, haciendo un paralelismo con la Gripe Española. Uno se imagina a los pueblos chiquitos de Burgos, prácticamente indefensos y entonces repletos de gente, tratando de superar aquella epidemia al tanto que cada día enterraban a uno o más de sus vecinos, y siente escalofríos, los mismos escalofríos que nos produce este virus aún no domesticado que hoy nos asola y que amenaza con arruinar nuestras vidas. Nada cambia, ni siquiera nuestra inseguridad y nuestros miedos.