Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

miércoles, 25 de junio de 2014

DRAMA DEL PÁJARO CARPINTERO







FOTOGRAFÍAS: Cosecha en Villalbilla de Villadiego (circa 1950)

Durante siglos fue la ley del trueque en el orden natural de las cosas. En el mundo rural así se comprendía y así se interpretaba, todo intercomunicado, todo globalizado en la aldea, simbiosis del hombre y sus necesidades con la naturaleza que le rodeaba. El pájaro carpintero del drama, como iniciador de un suma y sigue lleno de pragmatismo, entiende que todo conlleva una reciprocidad y va de ventanilla en ventanilla de la Administración de ese Orden Natural para conseguir que le arreglen el pico, encontrándose con una burocracia de la que no reniega. Muy al contrario, recorre con sabiduría y paciencia, una tras otra, las ventanillas de servicio hasta lograr la reparación de su pico. Así funcionó todo hasta un pasado reciente, en un inteligente y delicado equilibrio hombre-comunidad-naturaleza que quizá ahora haya quedado roto.



Zapatero, lero, lero,
gobierna este pico picuelo,
que de tanto picar se me ha rotuelo.
Dijo el zapatero que le diera sebo.
Fui a la vaca. Vaca, dame sebo.
Dijo la vaca que la diera hierba.
Fui al prado. Prado, dame hierba.
Dijo el prado que le diera agua.
Fui a la nube. Nube, dame agua.
Dijo la nube que la diera viento.
Fui al aguilón. Aguilón, dame viento.
Dijo el aguilón que le diera cordero.
Fui al pastor. Pastor, dame cordero.
Dijo el pastor que le diera perro.
Fui a la perra. Perra, dame perro.
Dijo la perra que le diera pan.
Fui a la panadera. Panadera, dame pan.
Dijo la panadera que la diera paja.
Fui al pajar. Pajar, dame paja.
Dijo el pajar que le diera ripia.
Fui al monte. Monte, dame ripia.
Dijo el monte que le diera hacha.
Fui al herrero. Herrero, dame hacha.
Dijo el herrero que le diera carbón.
Fui a la carbonera. Carbonera, dame carbón.
Dijo la carbonera que le diera dinero.
Dinero di a la carbonera,
la carbonera me dio carbón.
Carbón di a herrero,
el herrero me dio hacha.
Hacha di al monte,
el monte me dio ripia.
Ripia di al pajar,
el pajar me dio paja.
Paja di a la panadera,
la panadera me dio pan.
Pan di a la perra,
la perra me dio perro.
Perro di al pastor,
el pastor me dio cordero.
Cordero di al aguilón,
el aguilón me dio viento.
Viento di a la nube,
la nube me dio agua.
Agua di al prado,
El prado me dio hierba.
Hierba di a la vaca,
La vaca me dio sebo.
Sebo di al zapatero,
para gobernar   
este pico picuelo,
que de tanto picar
se me ha rotuelo..
Así que fue arreglado,
el pico picuelo. 


Tuve la gran suerte de grabar esta maravilla en Villalbilla de Viladiego, en 2000, de boca de un buen amigo que ya falleció.  



miércoles, 18 de junio de 2014

ROBLE DE LA LAGUNA, MATUSALÉN I , REY DE REYES


Por el lado estrecho

El tronco de Matusalén


FOTOGRAFÍAS: Roble de la Laguna, en Huerta de Arriba. (Tomadas en junio de 2014).  


El bosque se ha metido tan dentro de mí, que he llegado a olvidar las piedras y otras causas que aquí hemos venido siguiendo (y que seguiremos, D. M). Una fiebre que imagino tardará en desaparecer, pues cada noche legiones de troncos inmortales mecen ahora mis dormires y mis despertares. Cuando empecé la aventura de los árboles burgaleses ni por un momento pensé que iba a encontrar lo que al final he encontrado, un patrimonio increíble, fantástico y digno de los mejores sueños. “Los árboles ancianos”, he llamado a la colección de cuarenta ejemplares obtenida. Y bien que podría haberla llamado árboles singulares, o árboles venerables, o viejos árboles burgaleses, de mil maneras, pero he elegido la ancianidad matusalénica porque me parece que, por su desmesura en los años vividos, están cerca de lo sobrenatural. Sus descomunales troncos siempre han sido así, nadie los ha visto de otra manera, nunca más flacos, siempre con igual volumen. He preguntado a los más ancianos de los lugares y todos me han respondido lo mismo, que siempre los vieron tal y como ahora se ven. Lo mismo dijeron su padres, y sus abuelos. Entonces, cabe preguntarse: ¿es que nacieron gigantes? Portento sería, portento son.

Hoy, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, y para finalizar la serie vegetal, os traigo un arbolito de Huerta de Arriba, el que llaman Roble de la Laguna, que a juzgar por su imponente tronco debe haber sobrevivido a todas las épocas históricas..., o estar desde el principio de los tiempos. Si llegáramos a imaginar a un legionario romano descansando a su sombra, tras una cacería, nadie podría acusarnos de visionarios.

Pronto los veremos todos reunidos. Os contaré. 


miércoles, 11 de junio de 2014

UNA EXPOSICIÓN PARA EL QUINTO ANIVERSARIO DEL ÁRBOL DE LA PROVINCIA




FOTOGRAFÍA: Encina en Tordueles (Tomada en junio de 2014). 

Más de uno de vosotros, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, os habréis sorprendido últimamente con mi afán por los árboles, pues son ya varias y casi seguidas las entradas con la misma temática. Pues bien, creo que es hora ya de daros una explicación. Todo viene a cuento porque este año se cumple el quinto aniversario del Árbol de la Provincia, la encina que plantamos en Jaramillo de la Fuente en 2009 y que crece con tierra de todos los pueblos de Burgos (1233), de la cual ya hemos dado cuenta aquí en varias ocasiones. Tal efemérides (¡cinco años ya, y parece que fue ayer!) tenía que ser celebrada con algo especial, más allá del engalanamiento del árbol y el canto del tradicional “feliz en tu día” de los años anteriores. De aquí, pues, nació la idea de hacer una selección de los árboles más singulares y ancianos de la provincia de Burgos y con ella montar una exposición. Una exposición que, como no podría ser de otra forma, habría de estar -y estará si no hay novedad-, en Jaramillo y junto a la encina de todos. Y en ello estamos, dando la vuelta, una vez más, a la provincia, en esta ocasión para la apasionante  búsqueda de los árboles más longevos y espectaculares de Burgos, de esos monumentos naturales que han resistido el paso de los siglos en nuestros montes sin otra ayuda que la de dejarlos en paz con la tierra, el sol y el agua.  Así, este verano, podremos todos admirar en Jaramillo de la Fuente dicha exposición. Os invito a que vayáis a verla y disfrutarla, quizá algún día coincidamos. (Será  a partir del 19 de julio, pero os lo confirmaré más adelante).

jueves, 5 de junio de 2014

EL MORAL DE LOS MOROS, EN TORREPADRE


Al pie de una antigua calzada

Su tronco desgajado, desvencijado 

Nuevos tentáculos buscan la verticalidad, la luz

FOTOGRAFÍAS: Moral en Torrepadre. (Tomadas en junio de 2014)

 

Derrumbado sobre mil años, descuartizado su tronco madre por el peso de su vejez, arrastrando su grandeza leñosa junto al Arlanza, el Moral de los Moros aún saca fuerzas para crear nuevos tentáculos a la vera del camino medieval y del antiguo pueblo que le dio vida, frente a los restos de una cercana iglesia que murió. Tiene dos caras el moral moro, la una es de invierno, cuando para dormir se desviste y, turbado y sin turbante, muestra su abultada y desgarradora desnudez a los alisos del río. La otra cara es de temporada primavera-verano, tiempo de viva y frondosa copa, pasarela de velo agareno que cubre con generosidad sus vergüenzas desgarbadas. El espectáculo termina cuando el moral moro se tiñe de rojo, para el deguste de todos y como homenaje a la leyenda. 
  

EL MORAL DE LOS MOROS, EN TORREPADRE


Al pie de una antigua calzada

Su tronco desgajado, desvencijado 

Nuevos tentáculos buscan la verticalidad, la luz

FOTOGRAFÍAS: Moral en Torrepadre. (Tomadas en junio de 2014)

 

Derrumbado sobre mil años, descuartizado su tronco madre por el peso de su vejez, arrastrando su grandeza leñosa junto al Arlanza, el Moral de los Moros aún saca fuerzas para crear nuevos tentáculos a la vera del camino medieval y del antiguo pueblo que le dio vida, frente a los restos de una cercana iglesia que murió. Tiene dos caras el moral moro, la una es de invierno, cuando para dormir se desviste y, turbado y sin turbante, muestra su abultada y desgarradora desnudez a los alisos del río. La otra cara es de temporada primavera-verano, tiempo de viva y frondosa copa, pasarela de velo agareno que cubre con generosidad sus vergüenzas desgarbadas. El espectáculo termina cuando el moral moro se tiñe de rojo, para el deguste de todos y como homenaje a la leyenda.