Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

martes, 28 de septiembre de 2010

CABALLOS, PAVOS Y OTROS SIGNOS EN LA IGLESIA DE GREDILLA DE SEDANO









FOTOGRAFÍAS: Iglesia románica de Gredilla de Sedano. Calcando grabados sobre papel transparente. Marcas de cantero. Tablero simbólico. Pavos reales incisos (Tomadas el 27 de septiembre de 2010).

Entre finales de los ochenta y principios de los noventa estuve ocupado en recoger los signos lapidarios de los monumentos medievales más conocidos de Burgos, iglesias, castillos, puentes etc. ¡Ahí es nada! Fue tanta la cantidad de signos que llegué a almacenar en dos años de rebusca que luego no supe qué hacer con ellos. El asunto me desbordó, por lo que decidí posponer cualquier estudio y guardar las marcas en carpetas que ahora no sé donde pueden estar, seguramente que perdidas en el desván. De aquel trabajo de recuperación de marcas de cantero guardo en la memoria algunos grabados, de distinta disciplina y contenido, que llamaron mi atención: me refiero a cosas tan curiosas como los tableros de juego (alquerques) en los que un día se entretuvieron los monjes de los monasterios (me impresionaron los que localicé en un claustro del monasterio de las Huelgas o los de San Pedro de Arlanza y San Juan de Ortega), los bellos rostros de mujer incisos de San Juan de Ortega y Tinieblas de la Sierra y algunas escenas tan sugestivas como la que hoy me traen aquí.

En las hiladas de sillares más bajas del exterior de la iglesia parroquial de Gredilla de Sedano me sorprendió, en aquella época lapidaria, una serie de graffitis incisos que se escapaban del tema que entonces me llevaba. Sabía que algún día habría de volver para ocuparme de ellos, pero no sospechaba que tan tarde. Ha pasado la friolera de veinte años y ayer, por fin, en un día luminoso que hacía brillar hasta el éxtasis la preciosa portada románica de Gredilla, pude situarme frente a los paneles de mis recuerdos. Y entre tanta maraña de líneas superpuestas como pueden verse, seguramente la mayoría ejecutadas por manos populares y sin finalidad artística alguna, pueden distinguirse, con bastante claridad, otras representaciones aparentemente más cultas; me refiero a dos estilizados pavos reales, cada uno en un sillar diferente, y a una escena ecuestre que es la que más puede sorprender, con tres caballos, uno de ellos enjaezado y con un desmembrado y confuso jinete.

En otro panel de la fachada, ocupando casi todo un sillar, puede verse también un tablero geométrico, inciso, de perfecto trazo y con estrella de cuatro puntas. Desconozco su simbología y el fin para el que fue dibujado, aunque se intuye en él la mano de un especialista cantero, casi seguro versado en la mística y los simbolismos medievales, o tal vez en astronomía.

Unos y otros grabados, caballos, pavos y tablero, más otros que no he acertado a ver, probablemente sean de época medieval, aunque no por fuerza del mismo siglo. En todo caso, pienso que son un aporte más al enorme valor artístico de esta iglesia y una curiosidad que añadir al universo mágico de la iconografía y gliptografía en las piedras del medioevo.

martes, 21 de septiembre de 2010

EL PATIO DEL SOBRADO PARA CORRALA DE TEATRO









FOTOGRAFÍAS: Patio del Sobrado, donde puede verse el empedrado de las que parecen calles-guía (1991). Arco de la Villa, 1, 2 y 3 (mayo 2010). Entorno del Hospital del Rey, antes y después (1991 y 2010).

Hoy me quedo en casa. Quiero decir que no salgo a la provincia de mis amores. Me quedo en mi nuevo barrio, abrigado por bellezas naturales, históricas y artísticas y por donde tengo el gran privilegio de poder pasear a diario. Hoy, queridos amigos de este Cajón de Sastre, os traigo un rincón de Burgos, bello pero muy poco aprovechado. Me refiero a la Plaza del Sobrado, junto al Hospital del Rey.

Antes de ello, sin embargo, permitidme que os enseñe también tres viejas fotografías (no son muy buenas, la verdad) que nos muestran cómo era el ambiente urbano del mencionado Hospital antes de la gran transformación que recientemente ha experimentado todo el entorno. Ha tardado en llegar, pero es cierto que la cochambre de antes se ha convertido, al menos en lo que ya se ha finalizado, en una esplendorosa y bella realidad, con una rehabilitación, en mi opinión, acertada y de muy buen gusto. No podía ser de otra manera, una institución como la Universidad de Burgos merecía una intervención digna, y es verdad que se ha conseguido.

Podríamos decir lo mismo del cercano Patio del Sobrado, precioso e histórico espacio urbano de Burgos, recientemente urbanizado, del que debemos lamentar la desaparición de algunos testimonios arqueológicos que se encontraban en el suelo. Me estoy refiriendo a las calles-guía empedradas que debieron servir para la instalación de puestos, o de colocación de ganado, cuando en este patio se celebraba mercado. Alguna línea de estas calles puede llegar a verse en una de las fotografías que aquí muestro. La Plaza del Sobrado, con su magnífico arco y pasaje de entrada (Arco e la Villa), pide ahora a gritos que sean restauradas las casas arruinadas del ala sur, algunas de ellas de piedra y ladrillo mudéjar y con escudos en sus fachadas. Cuando ese momento llegue, se habrá ganado para la ciudad un espacio monumental para mostrar al mundo con total dignidad, un lugar que bien podría servir de corrala para representaciones artísticas, teatrales, musicales, etc. Aquí queda la sugerencia.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

LA MAGDALENA, UN PORTILLO PARA DOS VALLES













FOTOGRAFÍAS: La Portilla. Calzada y empedrado de La Magdalena. Túmulo con los restos de la ermita de La Magdalena, todavía en pie en 1791. Trinchera del ferrocarril a su paso por Cadagua. Valle de Mena. Trinchera de la guerra en La Magdalena. (Tomadas el 14 de septiembre de 2010).

De Lincoln (Argentina) a Castrobarto

Adela Ortega, 99 años hoy y en diciembre 100, nació en Lincoln, Argentina. Siendo muy niña, allá por el año 15, cruzó el Atlántico con sus padres, que regresaban a España después de probar fortuna en el país de las ilusiones. Desembarcó en Bilbao, donde tomó un tren tambaleante, de humo y chispas y de nombre El Correo, que le llevó a la estación de Cadagua, en el valle de Mena. Aquí se apeó Adela, con toda su familia, y comenzó una escalada montañera que nunca ha olvidado ni olvidará, pese a su siglo de existencia. Padres y hermanos, con sus equipajes, tomaron la que ahora conocemos como calzada romana, que entonces era simplemente un camino empedrado más entre tantos de Mena, rumbo a Castrobarto, el pueblo de sus raíces más profundas. Y escalando y escalando por el empedrado “romano”, llegaron al portillo de la Magdalena. Allí hicieron un alto, junto a las ruinas de la ermita que le da nombre, al pie de la calzada, y Adela pudo ver por primera vez el pueblo que solo conocía de oídas, Castrobarto, el de la torre despanzurrada, el del amplio valle que se asienta sobre una losa.

“La salinera de Cadagua”

Ha amanecido y “la salinera de Cadagua” asciende con sus cuatro borricos por el camino de la Magdalena. Al poco, ha parado en la providencial Fuente del Romero para dar de beber a las bestias. La Fuente del Romero es donde bebía todo bicho viviente que subía y bajaba por el camino "romano", la fuente-lavadero-abrevadero de la que se servía y surtía la familia del Jefe de Estación de Cadagua. "La salinera" lleva prisa, quiere llegar pronto a Salinas de Rosío para cargarse de la sal que luego ha de vender en los pueblos del valle de Mena, y quién sabe si más lejos; quiere volver en el día y con las alforjas llenas. Trepa que trepa que trepa, corona con sus burros La Magdalena y se encamina hacia Salinas de Rosío. Por un momento, al rebasar las ruinas de la ermita, ha creído oír una explosión. No se equivoca, ha sido una explosión, son mineros de Bilbao contratados que están excavando un túnel en El Covacho de Muga, en busca del agua que ha se surtir a Castrobarto. Un túnel de cien metros para llegar al agua que se esconde bajo La Portilla, en las entrañas de la gran peña que protege a los vecinos de Muga de los vientos del norte.

Frente de guerra en La Magdalena


1937, el frente de guerra, de nuestra Guerra Incivil, queda establecido en los altos del norte de Burgos, al borde de las depresiones. Los Montes de la Peña son por esta parte bastión insalvable para unos y otros. En el valle de Mena quedan los republicanos o "rojos", en los bordes de la peña, los sublevados o "nacionales". Estos fortifican sus puestos, formando barreras de piedras y construyendo trincheras y casetas para refugio nocturno. De todo ello queda constancia edificada en el Portillo de La Magdalena: hoy, todavía puede verse restos de la batalla, y se adivinan retumbando en el viento los disparos y cañonazos de unos y otros, incluso el estruendo que produjo una bomba debajo de la torre de Castro. Un día, los “rojos” lograron pasar a Castrobarto, se dirigieron a la iglesia y pusieron manos arriba a todos los que salían de misa mientras prendían al cura párroco, al que se llevaron camino de La Magdalena abajo. Afortunadamente, alguien influyente en el valle evitó el fusilamiento.

Ya digo: el Portillo de la Magdalena sirvió para comunicar y hermanar dos valles burgaleses, el de Mena y el de Losa. El tráfico por él fue siempre notable, hoy solo lo usan senderistas montañeros.

Mi profundo agradecimiento a Adela Ortega Leciñana, entrañable y lúcida anciana de Castrobarto, con la que tuve el enorme privilegio de conversar ayer, día 14 de septiembre de 2010.


viernes, 3 de septiembre de 2010

VILLAVERDE MOGINA RECUPERA SU PALACIO





FOTOGRAFÍAS: Obras en el palacio de los Barahona, en Villaverde Mogina (Tomadas el 1 de septiembre de 2010).

Hoy traigo una buena noticia, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que no todo van a ser desastres, desolaciones y desidias. Recordaréis que en enero de 2009 nos lamentábamos aquí del estado de abandono en que se encontraba el bellísimo palacio de los Varona, de Villaverde Mogina. Pues bien, visitado de nuevo este lugar, he visto con satisfacción que han dado comienzo las obras de recuperación del mismo. Al parecer, como ya comentamos entonces, y como se nos corroboró el pasado lunes, pasará a ser una industria hostelera. También se nos ha asegurado que el aspecto exterior, en el que está trabajando la empresa CPA (Conservación de Patrimonio Artístico), será respetado al máximo, mientras que el interior será reformado totalmente para las exigencias del nuevo negocio.

Deseemos, pues, una feliz y apropiada restauración del palacio. Y esperemos también que iniciativas como esta se produzcan más a menudo, para bien de nuestro patrimonio. Ya nos gustaría, en este sentido, que las maravillosas ruinas del monasterio de Rioseco, del valle de Manzanedo, corrieran la misma suerte.