FOTOGRAFÍAS: Restos de la Capilla de las Ánimas. Desfiladero de Los Hocinos y río Ebro. Reflejos del camino. Camino Imperial y valle de Valdivielso. Restos del camino, empedrado y contrafuertes. (Tomadas el 13 de enero de 2011).
No sé quién inventó las nieblas, al fin y al cabo, ¿qué beneficio reportan, como no sea que mantienen verdes los prados de altura en verano? Poca cosa, la verdad (hablo desde el desconocimiento). No sé a vosotros, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, pero a mí, si son prolongadas, llegan a producirme cierta sensación de claustrofobia e inquietud. Ya sé que es una tontería, pero se me ocurre pensar que quizá Jack el Destripador fue lo que fue e hizo lo que hizo por culpa del smog londinense. (Agradezco mucho que nadie esté de acuerdo con tan peregrina idea). El caso es que por culpa de las persistentes y antipáticas nieblas que nos sepultan un día sí y otro también, yo estaba ayer que me subía por las paredes. Tan es así que, cansado de la situación, decidí salir con mi mujer en busca del sol, al fin y al cabo no podía estar muy lejos, según los mapas del tiempo. Fue así como tras atravesar el páramo de Masa llegamos a La Mazorra, donde todo era ya luz; abajo, el valle de Valdivielso aparecía radiante, bajo un cielo azul más nítido que nunca.
Ya teníamos sol, no era poco, al contrario, era mucho. ¿Y ahora qué hacemos? Simplemente, caminar bajo el sol. Dejamos el coche en el Puente del Aire, junto a la capilla de las ánimas. Tenía yo pendiente hacer el trayecto desde aquí a Puente Arenas, siguiendo el viejo camino medieval, ese que ahora hemos bautizado con el sugerente nombre de Camino del Pescado (algunos incluso se han atrevido a llamarle Camino de la Lana). Bueno, está bien, yo ahora le añado un nombre nuevo: Camino Imperial. Por nombres que no quede. El paseo fue una delicia, en momentos al borde del remansado Ebro. Seguro que el emperador Carlos V no lo vio como una delicia cuando se vio obligado a transitar por él. Y es que uno no puede sustraerse a los mensajes que nos está enviando el hecho histórico. En el paseo, nos imaginábamos al emperador y a su corte engalanada remontando estas infames trochas pedregosas, los bamboleos en el camarín donde era trasladado, los cascos de los caballos patinando en las rocas, los juramentos, medievales o renacentistas... No, definitivamente no debieron considerar este tránsito por Valdivielso, ni el emperador ni su corte, como una delicia, más bien como una pasión, por mucho que se empedrara a conciencia el camino para la ocasión.
Aquí os dejo, amigos míos, algunas imágenes de este Camino Imperial, que el paso del tiempo y la falta de uso y reparos ha llevado al triste estado en el que se encuentra. Ya digo, haced un ejercicio de retrospección e imaginad por un momento a Carlos V y a su Corte viajando por este hoy maravilloso pedregal.
No sé quién inventó las nieblas, al fin y al cabo, ¿qué beneficio reportan, como no sea que mantienen verdes los prados de altura en verano? Poca cosa, la verdad (hablo desde el desconocimiento). No sé a vosotros, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, pero a mí, si son prolongadas, llegan a producirme cierta sensación de claustrofobia e inquietud. Ya sé que es una tontería, pero se me ocurre pensar que quizá Jack el Destripador fue lo que fue e hizo lo que hizo por culpa del smog londinense. (Agradezco mucho que nadie esté de acuerdo con tan peregrina idea). El caso es que por culpa de las persistentes y antipáticas nieblas que nos sepultan un día sí y otro también, yo estaba ayer que me subía por las paredes. Tan es así que, cansado de la situación, decidí salir con mi mujer en busca del sol, al fin y al cabo no podía estar muy lejos, según los mapas del tiempo. Fue así como tras atravesar el páramo de Masa llegamos a La Mazorra, donde todo era ya luz; abajo, el valle de Valdivielso aparecía radiante, bajo un cielo azul más nítido que nunca.
Ya teníamos sol, no era poco, al contrario, era mucho. ¿Y ahora qué hacemos? Simplemente, caminar bajo el sol. Dejamos el coche en el Puente del Aire, junto a la capilla de las ánimas. Tenía yo pendiente hacer el trayecto desde aquí a Puente Arenas, siguiendo el viejo camino medieval, ese que ahora hemos bautizado con el sugerente nombre de Camino del Pescado (algunos incluso se han atrevido a llamarle Camino de la Lana). Bueno, está bien, yo ahora le añado un nombre nuevo: Camino Imperial. Por nombres que no quede. El paseo fue una delicia, en momentos al borde del remansado Ebro. Seguro que el emperador Carlos V no lo vio como una delicia cuando se vio obligado a transitar por él. Y es que uno no puede sustraerse a los mensajes que nos está enviando el hecho histórico. En el paseo, nos imaginábamos al emperador y a su corte engalanada remontando estas infames trochas pedregosas, los bamboleos en el camarín donde era trasladado, los cascos de los caballos patinando en las rocas, los juramentos, medievales o renacentistas... No, definitivamente no debieron considerar este tránsito por Valdivielso, ni el emperador ni su corte, como una delicia, más bien como una pasión, por mucho que se empedrara a conciencia el camino para la ocasión.
Aquí os dejo, amigos míos, algunas imágenes de este Camino Imperial, que el paso del tiempo y la falta de uso y reparos ha llevado al triste estado en el que se encuentra. Ya digo, haced un ejercicio de retrospección e imaginad por un momento a Carlos V y a su Corte viajando por este hoy maravilloso pedregal.
Hola. Creo haber leído en alguna parte que hay una partida para restaurarlo. Un saludo
ResponderEliminarYo también he oído algo al respecto. Pero creo que esa restauración se va a limitar al tramo que va de El Almiñé a la ermita de La Hoz, y no al tramo de Puentearenas al Puente del Aire. Ahora mismo no lo sé, pero seguro que hay algún amigo de este blog que podrá informarnos mejor.
ResponderEliminarGracias y saludos
Sí que da pena, que caminos "imperiales" en su día, se hayan convertido en camino de cabras, pero sucede hasta con las vías romanas, que tienden a desaparecer, salvo que hubiera algún elemento "turístico" que merezca la pena, a fin de engrandecerlo y potenciarlo para su explotación posterior.
ResponderEliminarQué atractivos hay por la zona ? Pregunto a efectos de pasar unas visitas agradables, y que no haga mucha niebla, porque se parece ya a Londres, o los fiordos.
saludos, y adelante con estos trabajos.
Efectivamente, la inversión se limita al tramo de El Almiñé.En la página 11 del Crónica podéis leer la nota de prensa enviada por el PSOE http://www.cronicadelasmerindades.com/periodicoflip/cronica/index.html
ResponderEliminarPodría hacer algún comentario malicioso pero no es el lugar.
jokin garmilla