Una olma olvidada... |
junto a la Ermita de la Virgen Blanca... |
FOTOGRAFÍAS: Olma de Quintanilla del Monte en Rioja (Tomadas en noviembre de 2022)
Recordaréis, queridos amigos, que hubo un tiempo en el que, en este mismo Cajón de Sastre, fuimos guardando en capítulo especial los árboles más ancianos que íbamos encontrando en nuestras andanzas por la provincia de Burgos. Registramos y dimos a conocer entonces una buena colección de matusalenes vegetales, algunos con nombre propio, cuyos robustos troncos se hallaban, por lo general, enraizados y escondidos en nuestros bosques, o acompañaban a solitarias, y no tan solitarias, ermitas desde el origen. Robles, encinas, morales, sabinas, nogales, olmos, tan arraigados en nuestros ecosistemas burgaleses, la mayoría con varios siglos de antigüedad, fueron apareciendo en este Cajón de Sastre a medida que los íbamos localizando.
Había
alguno de aquellos gigantes de los que solo quedaba su tronca desnuda. Eran cadáveres
que permanecían en pie. Eran los olmos, o por mejor decir, las olmas, pues algunas
especies, por tradición, se han feminizado al alcanzar un importante grado de
robustez. Guardamos con tristeza en nuestro Cajón alguna de esas olmas sin vida,
sabiendo que los olmos burgaleses, que tanto abundaron y que tanto significaron
para la vida de nuestros pueblos, como especie estaba sufriendo una fase de extinción
(de todos es sabido que los olmos mueren todos los años al poco de haber nacido
por culpa de un virus de nombre raro).
Todas
las olmas que localizamos estaban muertas... ¿Pero en verdad todas las olmas
están muertas? Todas no, hay una que vive, una que ha resistido los embates de
los siglos y que al parecer ha sido inmune al virus que mata a todas las de su
género. Me explico: recientemente un seguidor de este blog escribió un
comentario para alertarnos a todos de la existencia de una olma con vida en un
pueblecito cercano a Belorado, para más señas, Quintanilla del Monte en Rioja. ¡Una
olma con vida, una superviviente! Parecía algo increíble. Quizá el informante
se equivocaba, tal vez confundió el vegetal y no era un olmo. Había que ir a
comprobarlo. Y sí, queridos amigos, no hace una semana que nos acercamos a
Quintanilla y certificamos que, junto a la Ermita de la Virgen Blanca, situada a
muy poca distancia del pueblo, se levantaba el ejemplar en cuestión; efectivamente
era una olma y estaba viva y bien viva, como se encargaban de demostrarlo las
numerosas y grandes ramas con hojas verdes que se alzaban al cielo desde su
grueso tronco, a la sazón de casi cinco metros de perímetro.
Así,
pues, bien puede decirse que la olma de Quintanilla del Monte, rodeada de
numerosos retoños, es una sobreviviente, una rara avis que, por no se sabe qué
extraña cosa, continúa viva junto a la Ermita de la Virgen Blanca. Un prodigio digno
de estudio que los científicos tendrían que abordar por si fuera que sus genes
pueden ayudar a combatir la plaga que asola a los olmos.
de casi cinco metros de perímetro |
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