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Patricio Echeverría vio realizado su sueño de una bodega distinta |
FOTOGRAFÍAS: Bodegas de Villahoz (Tomadas en junio de 2024)
Subir al cerro de las bodegas de Villahoz es adentrarse en el sugestivo mundo de las oscuridades y aromas del vino, sumergirse en cuevas excavadas donde dormitan al frío barricas centenarias y viejos lagares, donde huecos verticales buscan el aire de la vida sin llegar a dar luz, donde escalones tenebrosos descienden a santuarios del churrillo alumbrados con sombrías velas. Hoy, este mundo catecúmeno ha sido revestido de merenderos, de edificios que parecen casas y no lo son, pero que ha generado una maraña de chimeneas, un bosque multiforme de materiales pobres que ennoblecen a los respiraderos tradicionales de piedra, a esas chimeneas de hadas con sombrero que viven permanentemente prisioneras en los antros de la fermentación. Villahoz tiene muchas bodegas subterráneas, más de 200, tantas o más que casas, centenares de cuevas que conviven juntas y apretadas, milagrosamente sin estorbarse unas a otras. Donde termina una, empieza otra, y solo las calles para los carros de las uvas se libraron de las perforaciones. Agrimensores del pasado y del sentido común, sin más inteligencia artificial que los picachos, fueron horadando sin conflicto hasta construir un complejo entramado de sombras subterráneas que hoy resulta admirable. Entre todas las bodegas que hay en Villahoz, algunas conservan su aspecto tradicional, con sus pintorescas y rupestres fachadas, lo cual es de agradecer. Otras, en cambio, han sido ocultadas por merenderos modernos de toda laya arquitectónica que nacieron sin más control ni aspiraciones estéticas que el gusto personal de cada dueño, algo que se repite en tantos lugares bodegueros de Burgos. Y entre todo el conjunto, destaca una bodega en los más alto del cerro con luz especial, la que construyó o mandó construir Patricio Echeverría.
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Escaleras para subir a la cumbre de una obra mágica |
LA BODEGA DE PATRICIO
Es bien conocida la relación del industrial vasco Patricio Echeverría con Villahoz. Muchas personas de este pueblo y su entorno encontraron trabajo a su vera, tanto en la cercana Granja del Cristo de Villahizán, durante mucho tiempo propiedad de la familia Echeverría-Aguirre, como en la importante industria Patricio Echeverría, S.A., dedicada en Legazpia a la fabricación de herramientas agrícolas (aceros Bellota). Las relaciones afectivas de Patricio con Villahoz debieron ser grandes, cómo, si no, explicar que ideara una bodega-merendero de ensueño como la que podemos ver hoy en lo más alto del cerro. Entre un bosque de chimeneas y zarceras, totalmente distinta al resto, alguien podría pensar que que se trata de una expresión de art brut, pero parece demasiado "culta" para así catalogarla. En todo caso, con justicia podrá integrarse en el futuro grupo de bodegas con encanto que aquí se aspira a formar.
OTRAS IMÁGENES DE LAS BODEGAS DE VILLAHOZ
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Una calle para circular los carros cargados de uva |
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Un lagar hundido, del que pronto solo quedará el recuerdo
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Bodegas que enamoran, testigos de como pudo ser el paisaje antes de los merenderos |
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Sobre las barricas grandes, una pequeña, la del vinagre |
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Un bosque de chimeneas
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