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| El color, una característica de Guanajuato. |
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| Recoleta plaza de la ciudad minera. |
SEGUNDA PARTE, SEGUNDA ENTREGA
UN ENCUENTRO INESPERADO, EL ABRAZO DE GUANAJUATO
Hay ocasiones en que los encuentros entre personas, por sorprendentes e inesperados, tienen algo de especial, por no decir mágico. Esto podría decirse del que tuvimos en Guanajutao en el viaje que nos lleva. Lo cuento como sucedió. El Festival Internacional Cervantino, como ya se ha apuntado, entre sus muchas actividades había organizado distintos conciertos musicales, entre ellos el de Carmina Burana, que iba a tener lugar por la tarde en un escenario instalado junto a la célebre Alhóndiga Guanajuateña (de la que luego hablaremos). Este escenario, grande y semejante a los que vemos en televisión y que acogen los conciertos de grandes divas y divos, se me pasó por la cabeza que debía ser parecido a los que mi buen amigo Sergi Gras, catalán pero afincado en Burgos, organiza por el mundo para este tipo de eventos. Pensé en él. Pero no solo pensé, sino que se me ocurrió mandarle un saludo por guasap en el mismo lugar en el que me encontraba, tan lejos de nuestro Burgos. “Hola, Sergi, me encuentro en Guanajuato. Debajo de donde estoy hay un escenario enorme que me ha recordado a ti. Desde aquí te mando un fuerte abrazo”, algo así de escueto le escribí. Lo que no me esperaba es su pronta y sorprendente respuesta: “¿Estás de broma? Estoy de viaje en el autobús. Mañana estaré en Guanjuato para un concierto de Nati Pelusso”, me escribió. Ni que decir tiene que mi sorpresa fue tan grande como la suya. Sergi estaba haciendo el mismo viaje que un día antes hicimos nosotros y se quejaba del palizón que ello le estaba suponiendo, muchos atascos, muchas horas… Aun así, pese a su cansancio, quedamos para vernos y desayunar al día siguiente. Que fue así cómo, en la terraza exterior del Hotel Luna, en el centro de la ciudad mexicana, pudimos darnos un abrazo que, por sus especiales circunstancias, quedará para siempre en los anales de nuestra amistad.
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| Fachada principal de la Alhóndiga de Granaditas. |
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| Patio de la Alhóndiga. Con la matanza pudo quedar inundado de sangre. |
MATANZA EN LA ALHÓNDIGA DE GRANADITAS, “EL PÍPILA”
Entre los muchos lugares notables que pudimos ver en la ciudad de Guanajuato se encuentra su alhóndiga, conocida como Alhóndiga de Granaditas, un edificio cuadrangular construido en el siglo XVIII para almacén y comercio de granos, hoy convertido en Museo Regional. En realidad, se trata de una desmesurada construcción, con aires palaciegos, que, por su volumen, destaca sobre el discreto y hermoso caserío. El edificio tuvo gran protagonismo en la Independencia de México. Cuando las fuerzas insurgentes, al mando de Hidalgo y Allende, atacaron la ciudad, las realistas se refugiaron en este amplio y robusto recinto y detrás de ellas muchas familias europeas peninsulares. El asedio de los rebeldes, al no haber una rendición, terminó con la gran matanza llevada a cabo por “turbas enardecidas”, quedando el recinto convertido en un gran charco de sangre. Son acontecimientos teñidos de historia y leyenda, queridos amigos de este Cajón de Sastre, dentro de los cuales destaca un personaje que tuvo especial protagonismo en dicho asedio. Conocido como El Pípìla, fue un minero partidario de los rebeldes que decidió el final de los refugiados en la alhóndiga. Se cuenta que, protegido por una gran losa, llegó hasta las puertas del gran edificio y las prendió fuego, permitiendo así el paso de los insurgentes. Como recuerdo de esta hazaña rebelde, y lo que pudo significar en la independencia de México, El Pípila tiene su monumento en un lugar prominente de la ciudad de Guanajuato, al que se puede acceder a través de un teleférico. Investigado a fondo, el tema podría dar para una película. Tendría lógica cinematográfica, y también cierta semejanza con la que los americanos del norte realizaron con el título de El Álamo, que recuerda un hecho histórico, el de los defensores de la misión de San Antonio en la guerra de la independencia de Texas, donde, tras el asedio de las tropas del general Antonio López de Santana, todos los texanos defensores murieron. Resulta extraño, ciertamente, que no se haya hecho película de los refugiados masacrados en la mencionada Alhóndiga de Granaditas, aquí queda la idea.
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| En el fondo de la imagen se aprecia la escultura de El Pípila, con un brazo en alto, no sabemos si en plan arenga rebelde o portando algún elemento incendiario. |





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