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Báscones de Zamanzas Calle tallada en la roca
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FOTOGRAFÍAS: Báscones de Zamanzas (Tomadas circa de 1970 y setiembre de 2018)
Creo que fue a finales de los
sesenta cuando una nutrida excursión de amigos nos
presentamos en Báscones de Zamanzas con el simple afán de conocer aquel lugar
tan bello como escondido. Por aquel tiempo ya este pueblo debía estar
totalmente despoblado, o eso creíamos, o tal vez eso es lo que queríamos
averiguar, no recuerdo bien. El dramático silencio, la nula presencia humana,
la ausencia de humo y ladridos, la incipiente ruina de algunas casas..., todo aparentaba
un evidente y total abandono. Sin embargo, un hecho extraño vino a sacarnos de
este convencimiento. Mientras dos de nosotros “explorábamos” el interior de un
edificio arruinado, sin tejado, vimos y sentimos caer grandes piedras a
nuestros pies, y no eran desprendimientos de los muros que permanecían todavía
en pie, no, eran pedruscos arrojados por alguien. ¿Qué era aquello? ¿Quién
lanzaba estos proyectiles a ciegas (o no tan a ciegas), que en caso de haber
caído sobre nuestras cabezas quizá ahora no lo estaría contando? ¿Es que acaso el
pueblo no estaba tan abandonado como pensábamos? La visita, pues, se tornó
peligrosa, más habiendo niños en la excursión, por lo que decidimos escapar de
aquel misterioso ataque y salir a todas prisa del pueblo. Pasaron los años, bastantes, hasta
que un día, relatando estos hechos a alguien de algún pueblo cercano supe que
habíamos estado a merced del último habitante de Báscones, de un solitario y "eficaz" guardián del pueblo que no quiso mostrarse de cuerpo presente.
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Báscones de Zamanzas circa 1970 |
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Casona en Báscones de Zamanzas circa 1970 |
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Lo que queda de la misma casona en 2018 |
Al poco de aquella historia
llegaron a repoblar este lugar gente de Valladolid (siempre pensé que fueron
dos parejas jóvenes, o dos jóvenes simplemente, no lo supe bien), huidores de
la gran ciudad en busca del sosiego del campo y con el afán de emprender una
nueva vida acorde con su pensamiento libre y ecológico. Durante años tuve
curiosidad por saber cómo sería su vida allí, pues pensaba que llegando de la
ciudad no tendrían experiencia campesina. Yo era escéptico, creía que pronto
aprenderían lo que me parecía inevitable, que con el cambio eran más libres
pero estarían encadenados a una tierra pobre que poco les podía reportar.
Alguien me dijo que su Modus Vivendi era hacer trabajos por los pueblos, de
albañilería, carpintería, etc. Han tenido que pasar muchos años más, sin embargo,
para saber que de aquellos neovecinos solo ha quedado uno, Nino, excelso
artista de la madera, que llegó de Medina de Rioseco y que, entre otros
oficios, durante dos años ejerció como cartero por los pueblos de Zamanzas.
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La iglesia en el alto y casa restaurada |
Después de aquellos pioneros fueron
más los neocolonos que llegaron a este atractivo lugar, con parecida mentalidad
y similares afanes, algunos de los cuales no resistieron la presión del
aislamiento y se fueron. Uno de estos últimos, tras cinco años en Báscones,
restauró una vieja casa y decoró sus muros exteriores con curiosas tallas.
Especialmente notables son las que labró en dinteles y jambas de las ventanas,
al mejor estilo de los maestros canteros zamanceños, que tantos hubo y que
dieron carácter a los pueblos del valle. En una de dichas ventanas dejó grabado
el símbolo que identifica a las farmacias, (copa con serpiente enroscada) con
la variante de tener además, junto
a la copa, el añadido de una flor.
Junto a este símbolo grabó también la curiosa leyenda: “SIMILA SIMILUS CURENTUS”, que
puede ser equivalente a la locución latina “Similia Similibus Curantur”
(lo similar se cura con similares). Todo los cual nos induce a pensar que este
colono, si no la practicaba sí debía estar al tanto de la homeopatía.
Algún día, en un futuro no muy lejano,
cuando la piedra oscurezca, quizá algún despistado confunda estas tallas y las
meta en el mismo saco de las verdaderamente antiguas. Para que eso no suceda,
aquí queda dicho lo dicho.
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Ventana en casa restaurada ("SIMILA SIMILUS CURENTUS") |
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Tallas en otra ventana de la misma casa |
Báscones de Zamanzas ya tiene por méritos propios su maestro cantero. Aprovecho este espacio que nos brindas para sugerir o idealizar que quizás alguna vez Báscones pueda contar con una carretera aceptable para que así cualquiera que desee vislumbrar arte y naturaleza a la par, se deje caer con facilidad por este remoto rincón de Zamanzas. Gracias.
ResponderEliminarYa veo que has disfrutado de las delicias de la "carretera" a Báscones de Zamanzas. Qué suerte has tenido por haber podido llegar.
ResponderEliminarSaludos