Una locomotora para el recuerdo |
FOTOS: "Ir de merienda" el día de la Virgen de Agosto. Locomotora y depósito de aguadas.
Consciente de que en el listado que sigue faltarán muchos aspectos de la vida en el Burgos que conocí en mi infancia, mediado el siglo XX, y de que cada uno de los elementos señalados merecería ser estudiado en profundidad, espero que sea una ayudita para todo aquel que quiera conocer cómo vivíamos y cómo éramos los burgaleses por aquel tiempo de sabañones y de cara al sol.
SERVICIOS PÚBLICOS
Biblioteca Pública del Espolón (en el Paseo del Espolón, Casa del Consulado. La puerta de acceso era de dos hojas y se abría como en las tabernas del Fart West)
Servicio de alumbrado (fábricas de electricidad, plaza de Alonso Martínez)
Compañía de Aguas (el depósito viejo del castillo)
Lavaderos públicos (en Barrio Gimeno, pegados a Transeúntes)
Matadero Municipal (de Los Vadillos, en lo que es ahora el colegio de La Salle)
Centro de transeúntes (Barrio Gimeno, junto al hospital de La Concepción, entre el solar de la Fábrica de Gas y los lavaderos)
La sanidad (el Hospital Provincial, lugar de locos; Hospital de Barrantes, Clínica del Carmen (en La Castellana); Clínica del 18 de Julio, en San Pedro de Cardeña.... y otros)
Retretes públicos (el del Teatro Principal, el de La Isla. Pagabas por el servicio y había una señora sentada en una silla que cobraba unos céntimos)
El Cementerio (estaba junto a la antigua prisión, por el paseo de El Empecinado, se desmanteló y al poco se levantó un gran seminario)
Orden Público (los guardias urbanos)
Los serenos (guardaban los barrios por la noche y abrían los portales a los vecinos más rezagados. Se daban palmadas para que acudiera, y se gritaba: ¡Serenooooo!... y él contestaba: ¡Vaaaaaaa! Llevaban consigo, colgado, un gran manojo de llaves, las de todos los portales del barrio que tenían encomendado)
La cárcel (la de Francisco Salinas: desde El Empecinado se veía a los presos jugar a la pelota. Había garitas de madera fuera para los guardias que vigilaban la prisión)
La Comisaría (calle Vitoria, cuartelillo de los municipales en las traseras del Teatro Principal. Por sólo tirar bolas de nieve a las chicas te podían llevar al "cuartelillo" y darte dos buenos guantazos)
Los barrenderos (con sus escobas. Las escobas eran de brezo)
La basura se amontonaba en las calles, haciéndose grandes montañas (se la llevaban en carros)
Los carteros (golpeaban el llamador del portal y gritaban los nombres de los vecinos que recibían cartas para que bajaran a recogerlas)
Faroleros de luz eléctrica (accionaban interruptores de cuchillas con pértigas, encendían y apagaban la luz de las calles, al amanecer y al atardecer)
Los fielatos (para cobrar tasas, a la entrada de la ciudad)
La casa de empeños (por la Plaza Vega)
Los mercados (sur y norte)
Las lecheras (venían con carros tirados por percherones y vendían leche en los portales de las casas. Usaban recipientes y medidas de zinc)
La Alhóndiga (calle de Madrid, frente a San Agustín y Hospital Provincial)
Las caravanas del trigo (carros de los pueblos cargados de cereal que se descargaban en el silo de la carretera de Arcos. Hacían colas kilométricas)
El hospicio y el torno (en plaza de San Agustín. Se abandonaban los niños en él y los chicos jugábamos haciéndole girar, para desagrado de las monjas)
Los alfareros (barrio de Alfareros; la familia Calvo )
Las Tahonas, calle de (había panaderías)
Paragüeros y lañadores (eran los componedores, los "húngaros"; se ponían sentados en las calles y en los puentes a reparar cazuelas y pucheros, paraguas, somieres y otros cacharros)
El afilador (Venían de lejos, andando y con la rueda de afilar. Recorrían las calles y hacían sonar un chiflo; a continuación llovía)
El “Trapero Globero” (recorría las calles con un carrito y repartía enormes y preciosos globos a cambio de trapos viejos. Solía gritar: ¡El trapero, globerooooo!)
El organillero (tocaba el organillo por las calles. Era una bendición oírlo)
Vendedores de helados (el señor Jesús y su locomotora de tren. Tenía unas lentes muy gordas y no veía bien las monedas. Se ponía cerca del arco de Santa María, en la Avenida del Generalísimo)
Repartidores con carros y caballerías (carboneros, lecheros, panaderos, etc. Los orines de los percherones dejaban corros amarillos en la nieve)
Las chachas (con sus uniformes y su carritos de niños en el Espolón Alto. Se las solía ver acompañadas de soldados turutas)
Las castañeras (todos los inviernos y en distintas calles, como ahora pero daban más calor)
MILITARES
Las llegadas de Franco y su guarda mora (un espectáculo; la gente se arremolinaba en las aceras y corría hacia el palacio de la Isla para ver y aclamar al Dictador)
Los cornetines tocando a diana y en el arriado (se oía a través de las tapias de los cuarteles)
Arriado de banderas (los hombres, aunque no fueran militares, se ponían firmes en las calles cercanas mientras duraba el cornetín del arriado)
Los cuarteles (había muchos, muchos, por la calle Vitoria, por el Museo de la Evolución..., y por más sitios)
Soldados por las calles y en los cines (el color caqui inundaba la ciudad en las horas de paseo. Los domingos, en la sesión de las 5, los cines olían a caballerías)
Desfiles militares (abundantes y con cualquier motivo)
Los soldados saludan en las calles a los oficiales y superiores (como en el cuartel; los pobrecitos no paraban de levantar la mano, era de ver)
RELIGIOSOS
El Viático (nos arrodillábamos al pasar. Iba el cura y un monaguillo con una campanilla)
Las Procesiones (colchas en balcones y ventanas; participaba todo Burgos, creo. Había muchas y con cualquier motivo)
Procesiones con militares con casco brillante (jalonaban y protegían las dos aceras de la procesión; en las de verano, les salían goterones de sudor bajo el casco de hierro marrón)
Los “monumentos” (era un entretenimiento para jóvenes y mayores ir a visitar los monumentos de la Semana Santa en las iglesias)
Semana Santa (no se podía cantar ni bailar, ni chiflar; no había cine ni baile)
Navidad, recorrido por los belenes de las parroquias, conventos y colegios (jóvenes y mayores)
Seminaristas de paseo y bonetes (largas comitivas de negro y morado por las calles; el poco tráfico que había se interrumpía para dejarlas pasar de una acera a otra)
Campanadas de la catedral, y otras muchas parroquias (desde muy de mañana ya sonaban, todas coincidían y era un gran concierto)
Captación de vocaciones religiosas en las escuelas (venían los frailes a clase sorpresivamente y animaban a los chicos a seguir la carrera. No era mala cosa, porque te enseñaban y te daban de comer gratis, lo que era ciertamente goloso para algunas casas necesitadas o de familia numerosas)
Besos al anillo del obispo y a la mano de los curas (a veces daban un caramelo)
Arco de San Juan. Los chicos de cada barrio hacíamos un arco en la calle con ramas de árbol, a veces sobre una especie de altarcito. Le llamábamos el Arco de San Juan, y con eso íbamos a pedir con un platito algún tipo de aguinaldo. "Una perrita pal Arco de San juan", decíamos a los mayores que asaltábamos. A veces hasta sin arco, y por eso algunos preguntaban: ¿Dónde está tu arco, majo?
AFIRMACIÓN DEL REGIMEN
La Sección Femenina (daban clases de Formación del Espíritu Nacional, hacían y enseñaban gimnasia, ayudaban a pobres... y otras muchas cosas)
El Hogar de Falange (estaba en la calle Defensores de Oviedo. Para entrar en él había que saludar con el saludo fascista y con taconazo. Tenía salón de cine, futbolines, mesas de billar y de pim pom, y en el invierno hacía algo menos frío que en la calle)
Las coronas de José Antonio en la Catedral (todos los años, el 20 de noviembre, Día del Dolor, había concentración en la plaza del Rey San Fernando; se ponían coronas de laurel a José Antonio, en una pared junto a la puerta del Sarmental, y se cantaba el Cara al Sol con el brazo en alto. Impresionaba, se ponían los pelos de punta)
OTRAS COSTUMBRES
Niños abandonados (en el torno del Hospicio y en los portales)
Peleas en la calle (sobre todo al salir de los bailes en el Club Ciclista)
Borrachos en la calle (se veían muchos, no se tenían)
El luto y los entierros (se ponía brazalete ancho en una manga de la chaqueta)
Los aguinaldos y los guardias de tráfico (los guardias urbanos, con sus cascos blancos, y a veces con largos tabardos, se ponían en las intersecciones de las calles, en una especie de isleta. Y en Navidad los comerciantes de la zona dejaban aguinaldos a su alrededor)
El Espolón (se paseaba para arriba y para abajo, una y cien veces, mañana y tarde. Los chicos y chicas se echaban miradas cómplices y se ligaba, "a la próxima vuelta le digo algo")
Los charlatanes (La Maña en el Puente San Pablo; vendía cosas milagrosas, de todo, y gritaba mucho subida en un pedestal)
Los ciegos adivinadores (Se ponían entre el mercado sur y la estación de autobuses ; hacían trampa, pero dejaban embobado al personal que les hacía corro. Llevaban una ayudanta que estaba al tanto del engaño)
Comida-merienda el día la Virgen de Agosto (se decía “ir de merienda”, iba toda la familia. No faltaba en la cesta de las viandas el melón o la sandía, tampoco el vino y la gaseosa. Generalmente se iba a La Quinta, y se tendían los manteles bajo los chopos)
Los carameleros de los cines (gritaban en los descansos: ¡hay caramelos y bombones!)
Los acomodadores del cine (vestían de uniforme y reñían a los espectadores ruidosos o a las parejas que se sobrepasaban)
Los bebés iban al cine (las madres iban al cine con sus hijos recién nacidos. Y cuando estos lloraban, alguien en la sala gritaba: "¡Que le den la tetaaaa!", y la mujer se salía al vestíbulo hasta que el niño se calmaba, luego entraba otra vez)
Lavanderas bajo los puentes del Arlanzón (tendían las coladas en el verde de las orillas)
Vareo de los colchones (se sacaba la lana de los colchones y se la golpeaba con una vara para ahuecarla; se hacía en cualquier sitio, pero gustaba más en el río, una o dos veces al año)
Las putas de San Gil (soldados haciendo cola en la calle; el agua de cada servicio lo tiraban a la calle)
Los fielatos (para cobrar tasas, a la entrada de la ciudad)
La casa de empeños (por la Plaza Vega)
Los mercados (sur y norte)
Las lecheras (venían con carros tirados por percherones y vendían leche en los portales de las casas. Usaban recipientes y medidas de zinc)
La Alhóndiga (calle de Madrid, frente a San Agustín y Hospital Provincial)
Las caravanas del trigo (carros de los pueblos cargados de cereal que se descargaban en el silo de la carretera de Arcos. Hacían colas kilométricas)
El hospicio y el torno (en plaza de San Agustín. Se abandonaban los niños en él y los chicos jugábamos haciéndole girar, para desagrado de las monjas)
Los alfareros (barrio de Alfareros; la familia Calvo )
Las Tahonas, calle de (había panaderías)
Paragüeros y lañadores (eran los componedores, los "húngaros"; se ponían sentados en las calles y en los puentes a reparar cazuelas y pucheros, paraguas, somieres y otros cacharros)
El afilador (Venían de lejos, andando y con la rueda de afilar. Recorrían las calles y hacían sonar un chiflo; a continuación llovía)
El “Trapero Globero” (recorría las calles con un carrito y repartía enormes y preciosos globos a cambio de trapos viejos. Solía gritar: ¡El trapero, globerooooo!)
El organillero (tocaba el organillo por las calles. Era una bendición oírlo)
Vendedores de helados (el señor Jesús y su locomotora de tren. Tenía unas lentes muy gordas y no veía bien las monedas. Se ponía cerca del arco de Santa María, en la Avenida del Generalísimo)
Repartidores con carros y caballerías (carboneros, lecheros, panaderos, etc. Los orines de los percherones dejaban corros amarillos en la nieve)
Las chachas (con sus uniformes y su carritos de niños en el Espolón Alto. Se las solía ver acompañadas de soldados turutas)
Las castañeras (todos los inviernos y en distintas calles, como ahora pero daban más calor)
Lavaderos públicos de barrio Gimeno. A su derecha el centro de transeúntes |
MILITARES
Las llegadas de Franco y su guarda mora (un espectáculo; la gente se arremolinaba en las aceras y corría hacia el palacio de la Isla para ver y aclamar al Dictador)
Los cornetines tocando a diana y en el arriado (se oía a través de las tapias de los cuarteles)
Arriado de banderas (los hombres, aunque no fueran militares, se ponían firmes en las calles cercanas mientras duraba el cornetín del arriado)
Los cuarteles (había muchos, muchos, por la calle Vitoria, por el Museo de la Evolución..., y por más sitios)
Soldados por las calles y en los cines (el color caqui inundaba la ciudad en las horas de paseo. Los domingos, en la sesión de las 5, los cines olían a caballerías)
Desfiles militares (abundantes y con cualquier motivo)
Los soldados saludan en las calles a los oficiales y superiores (como en el cuartel; los pobrecitos no paraban de levantar la mano, era de ver)
RELIGIOSOS
El Viático (nos arrodillábamos al pasar. Iba el cura y un monaguillo con una campanilla)
Las Procesiones (colchas en balcones y ventanas; participaba todo Burgos, creo. Había muchas y con cualquier motivo)
Procesiones con militares con casco brillante (jalonaban y protegían las dos aceras de la procesión; en las de verano, les salían goterones de sudor bajo el casco de hierro marrón)
Los “monumentos” (era un entretenimiento para jóvenes y mayores ir a visitar los monumentos de la Semana Santa en las iglesias)
Semana Santa (no se podía cantar ni bailar, ni chiflar; no había cine ni baile)
Navidad, recorrido por los belenes de las parroquias, conventos y colegios (jóvenes y mayores)
Seminaristas de paseo y bonetes (largas comitivas de negro y morado por las calles; el poco tráfico que había se interrumpía para dejarlas pasar de una acera a otra)
Campanadas de la catedral, y otras muchas parroquias (desde muy de mañana ya sonaban, todas coincidían y era un gran concierto)
Captación de vocaciones religiosas en las escuelas (venían los frailes a clase sorpresivamente y animaban a los chicos a seguir la carrera. No era mala cosa, porque te enseñaban y te daban de comer gratis, lo que era ciertamente goloso para algunas casas necesitadas o de familia numerosas)
Besos al anillo del obispo y a la mano de los curas (a veces daban un caramelo)
Arco de San Juan. Los chicos de cada barrio hacíamos un arco en la calle con ramas de árbol, a veces sobre una especie de altarcito. Le llamábamos el Arco de San Juan, y con eso íbamos a pedir con un platito algún tipo de aguinaldo. "Una perrita pal Arco de San juan", decíamos a los mayores que asaltábamos. A veces hasta sin arco, y por eso algunos preguntaban: ¿Dónde está tu arco, majo?
AFIRMACIÓN DEL REGIMEN
La Sección Femenina (daban clases de Formación del Espíritu Nacional, hacían y enseñaban gimnasia, ayudaban a pobres... y otras muchas cosas)
El Hogar de Falange (estaba en la calle Defensores de Oviedo. Para entrar en él había que saludar con el saludo fascista y con taconazo. Tenía salón de cine, futbolines, mesas de billar y de pim pom, y en el invierno hacía algo menos frío que en la calle)
Las coronas de José Antonio en la Catedral (todos los años, el 20 de noviembre, Día del Dolor, había concentración en la plaza del Rey San Fernando; se ponían coronas de laurel a José Antonio, en una pared junto a la puerta del Sarmental, y se cantaba el Cara al Sol con el brazo en alto. Impresionaba, se ponían los pelos de punta)
OTRAS COSTUMBRES
Niños abandonados (en el torno del Hospicio y en los portales)
Peleas en la calle (sobre todo al salir de los bailes en el Club Ciclista)
Borrachos en la calle (se veían muchos, no se tenían)
El luto y los entierros (se ponía brazalete ancho en una manga de la chaqueta)
Los aguinaldos y los guardias de tráfico (los guardias urbanos, con sus cascos blancos, y a veces con largos tabardos, se ponían en las intersecciones de las calles, en una especie de isleta. Y en Navidad los comerciantes de la zona dejaban aguinaldos a su alrededor)
El Espolón (se paseaba para arriba y para abajo, una y cien veces, mañana y tarde. Los chicos y chicas se echaban miradas cómplices y se ligaba, "a la próxima vuelta le digo algo")
Los charlatanes (La Maña en el Puente San Pablo; vendía cosas milagrosas, de todo, y gritaba mucho subida en un pedestal)
Los ciegos adivinadores (Se ponían entre el mercado sur y la estación de autobuses ; hacían trampa, pero dejaban embobado al personal que les hacía corro. Llevaban una ayudanta que estaba al tanto del engaño)
Comida-merienda el día la Virgen de Agosto (se decía “ir de merienda”, iba toda la familia. No faltaba en la cesta de las viandas el melón o la sandía, tampoco el vino y la gaseosa. Generalmente se iba a La Quinta, y se tendían los manteles bajo los chopos)
Los carameleros de los cines (gritaban en los descansos: ¡hay caramelos y bombones!)
Los acomodadores del cine (vestían de uniforme y reñían a los espectadores ruidosos o a las parejas que se sobrepasaban)
Los bebés iban al cine (las madres iban al cine con sus hijos recién nacidos. Y cuando estos lloraban, alguien en la sala gritaba: "¡Que le den la tetaaaa!", y la mujer se salía al vestíbulo hasta que el niño se calmaba, luego entraba otra vez)
Lavanderas bajo los puentes del Arlanzón (tendían las coladas en el verde de las orillas)
Vareo de los colchones (se sacaba la lana de los colchones y se la golpeaba con una vara para ahuecarla; se hacía en cualquier sitio, pero gustaba más en el río, una o dos veces al año)
Las putas de San Gil (soldados haciendo cola en la calle; el agua de cada servicio lo tiraban a la calle)
Lavanderas en el Arlanzón
DOMÉSTICOS
Habitaciones con derecho a cocina (pues eso mismo)
Cocina económica (la paila y el agua caliente. Los pies fríos o los calcetines mojados dentro del horno producía sabañones)
Cocinas de petróleo (olor pestilente que lo impregnaba todo)
La carbonería (carbón de piedra y de bolas, granza, sacos de astillas; el carbonero subía los sacos a los pisos, en su espalda y con gran esfuerzo, como ahora los butaneros suben la bombona)
Rebuscadoras de carbón en la estación de tren (generalmente mujeres vestidas de negro)
Retretes colectivos en las casas (en el último piso)
Sardinas arenques (se las quitaba la piel en los quicios de las puertas o con papel de estraza y a manotazos)
La radio (se ponía colgada en una pared de la cocina, sobre unas palomillas, a modo de altarcillo. También las había de galena, en cuyo caso la antena se enganchaba al somier de la cama)
Chinches (salían en las uniones de los travesaños de las camas y se combatían con unos polvos)
Cucarachas (vivían en las carboneras de las casas y por las noches salían a merodear por la cocina)
Ratones (lo mismo)
DIVERSIONES, JUEGOS Y PICIAS DE NIÑOS/AS
Los niños en las calles (no había en las casas ni televisión ni ordenadores; la calle era la televisión y el Internet de entonces)
Los juegos (muchos y todos en la calle; El Guincho, La Tala, la Trompa, el Huevo (con bolas y calinches, y dinero, ¡hasta de peseta!), la meta (en medio de la carretera), las Chapas, los Cacos, el Guá; Tres navíos en el mar, y más...)
El Aro (corriendo y haciendo rodar el aro, íbamos hasta La Milanera cuando allí jugaba nuestro equipo de fútbol en la liga de barrios... San Felices, San Pedro, la SESA, Los Vadillos....)
La Cueva del Moro (exploraciones en la cueva del castillo. Había quien decía que desde la cueva se podía salir a la catedral. A la entrada hacíamos muros con piedras para dejar cerrados a otros que estaban dentro)
Las dreas (batallas con piedras entre las pandillas de los barrios. Para provocarla o concertarla, se gritaba: "¡Queremos drea, queremos drea!")
Petardos de clorato potásico y azufre (la mezcla se ponía debajo de un canto rodado, se daba un zapatazo al canto y ... ¡pummmm!; este se partía por la explosión)
El Bote (se hacía un hoyo en el suelo, se introducía un pedazo de carburo, se echaba agua, se metía un bote con un agujero, se le sellaba con barro, se prendía fuego al gas que salía por el agujero y el bote salía disparado como un cohete a la luna)
La tramilla en los llamadores (se ataba una tramilla al llamador de cualquier piso alto y se tiraba desde el portal. Salía el vecino y no veía a nadie, y así durante un rato)
Palo a las huertas (“dar palo”, robar (mangar) fruta de los árboles en las huertas era un entretenimiento más de los chicos)
Captura de pájaros con liga (se ponía liga en juncos y se dejaban en pequeños arroyos o charcas donde se sabía que los pájaros iban a beber; por lo general se cogían colorines, verdelones y gorriones
Los Trampones (pequeña cascada en el Arlanzón aprovechada para el baño por los chicos; las chicas miraban, sentadas en el malecón)
Cines en el Liceo y el Círculo (era los domingos por la tarde y valía una peseta: a la entrada y salida se cambiaban novelas; en "Los tachuelas" se rezaba el Rosario antes de empezar la película)
DIVERSIONES DE ADULTOS, HOMBRES Y MUJERES
Bailes de los barrios, en la calle (cada barrio tenía su fiesta y baile en la calle)
El cine, los cines (había unas ocho salas de cine comercial, el más popular era el "Pulguero")
Las barracas (se ponían en La Quinta, a continuación del Cuartel de Sementales)
Circos y teatros (Teatro Circo Cirujeda, Circo Americano, Circo Atlas, con sus zoológicos)
Fútbol en el Campo Zatorre (vecinos veían los partidos desde las ventanas de las casas colindantes. Había dos equipos en la ciudad, El Burgos y el Juventud. Venían a jugar equipos como el Astorga, el Hullera, etc. había un portero muy famoso que le llamaban El Trucha, que lo mismo hacía paradas increíbles que metía goles de puerta a puerta.
Ciclismo (El Velódromo de La Quinta; la Carrera del Pavo en Navidad; la Carrera de los Puentes)
ESCUELA PRIMARIA
Los colegios (San Pablo, Liceo, Círculo, San Antonio, El Zapatito, San José (Los Cagones), etc, etc.).
Colegios en casas particulares (cualquier señora medianamente ilustrada, sin ser maestra, podía dar clases en su domicilio)
En el aula de la escuela estaban presentes Franco, José Antonio y la Inmaculada Concepción, y para el encerado se gastaba tiza de yeso de mina.
La Tarela (Se llamaba “hacer la tarela” cuando, voluntariamente y sin motivo que lo justificara, no se iba a clase)
La estufa en invierno (Para empezar la clase por la mañana había que encender una estufa, Si no tiraba bien y echaba mucho humo (cosa corriente) los chicos salíamos al patio hasta que aclarara la niebla. Y en ello se nos iba la mañana).
EL HAMBRE
El chusco y las algarrobas en el Parque de Intendencia de San Francisco (los chuscos eran sólo para militares y su familia; a veces, apiadados, los soldados daban algarrobas a los chicos que no eran allegados a los militares)
Leche en polvo y queso americanos del Plan Marshall (nos entretenía las mañanas en la escuela, sobre todo cuando había que encender la estufa para hervir el perol de la leche; se nos iba la mañana en ello)
Los gatos de los túneles del Arlanzón (algunos con más hambre que otros se los comían como si fueran conejos)
La pesca a mano en el río (los chicos conocíamos cada cueva, cada piedra, cada ladrillo donde vivían los cangrejos en el Arlanzón)
Los escaparates con cestas de Navidad (a través del vaho de los cristales, los chicos las devorábamos con los ojos)
EL FRÍO Y SUS CONSECUENCIAS, ALIVIOS
El Frío Industrial (fábrica de hacer refrescos en la calle Madrid)
El frío hacía salir sabañones (los sabañones eran muy frecuentes y molestos; ahora, con el cambio climático, ya casi no se dan)
La fábrica de hielo (en la calle El Tinte. Se compraban barras de hielo para los bares, las casas y para cuando se iba de merienda a La Quinta en verano)
Los frigoríficos de hielo (los debía haber, pero debía ser sólo en las casas de los más pudientes)
Flores y hojas de hielo en los cristales (la condensación producía arte en los cristales. Ahora, con el calor de las calefacciones, eso se ha perdido. Una pena, porque era un arte muy bonito)
Los caleros y hornos de cal (estaban en la calle de Los Alfareros, servían también para calentarse en invierno las personas y para hervir los pucheros las mujeres)
La paila (era un depósito para agua caliente que tenía la cocina económica, una bendición)
El brasero (funcionaba con carbón vegetal; tenía una alambrera que lo cubría y se ponía debajo de la mesa camilla; producía un tufo que podía llegar a ser mortal)
LOS BARRIOS
Del centro y "pudientes" (los chicos del sur generalmente no solíamos acercarnos a ellos, no sé por qué, quizá porque nos pillaba lejos. Ir al otro lado del río era ya mucho viajar, toda una aventura y expedición)
Lejanos y al otro lado del río (al sur, San Isidro, Alfareros, carretera de Arcos y compañía, éramos los mejores)
Barriada Yagüe y San Esteban (las pandas de aquellos barrios daban miedo; tenía que ser muy osado cualquier otro barrio para enfrentarse en drea con ellas)
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La radio colgada en un altar de la cocina (el Parte “por Dios por la patria y el rey”, “Viva Franco”, “Arriba España”)
Los programas de la radio (Matilde, Perico y Periquín; Pepe Iglesias “El Zorro”, y “ustedes pueden ser formidables”, de Alberto Oliveras, con la Sinfonía del Nuevo Mundo)
La prensa (El Diario, La Voz de Castilla, La Hoja del Lunes)
Vendedores de periódicos (gritaban en las calles agitando un ejemplar. Lupita era uno de ellos, "¡Ha muerto el Santo Padre", gritó una mañana, agitando el periódico cuando murió Pío XII)
LA ESTACIÓN DEL TREN
Las locomotoras de vapor (echaban mucho humo y niebla y hacían un ruido tremendo, que era algo así como ¡fa, fa, fa, fa!
Los depósitos de aguadas (eran, altos, redondos, plateados de purpurina, y tenían una manguera que giraba con la que se cargaba el agua en las máquinas de los trenes)
Las vías del tren (había una que llevaba a la gente a los pueblos del norte y del sur de Burgos; por ella circulaba el ferrocarril Santander-Mediterráneo. Después había otra vía que llevaba a los emigrantes hacia Europa. El Correo, El Rapidillo, El Expreso, trenes para la memoria)
Los maleteros de la estación (tenían un carrito de mano para llevar las maletas a los usuarios que se lo pedían)
El Guarda Jurado de la estación (llevaba uniforme y escopeta; era el terror de los chicos que jugábamos en los vagones)
Y muchas más cosas que ahora no recuerdo, porque la memoria es frágil.
EL HAMBRE
El chusco y las algarrobas en el Parque de Intendencia de San Francisco (los chuscos eran sólo para militares y su familia; a veces, apiadados, los soldados daban algarrobas a los chicos que no eran allegados a los militares)
Leche en polvo y queso americanos del Plan Marshall (nos entretenía las mañanas en la escuela, sobre todo cuando había que encender la estufa para hervir el perol de la leche; se nos iba la mañana en ello)
Los gatos de los túneles del Arlanzón (algunos con más hambre que otros se los comían como si fueran conejos)
La pesca a mano en el río (los chicos conocíamos cada cueva, cada piedra, cada ladrillo donde vivían los cangrejos en el Arlanzón)
Los escaparates con cestas de Navidad (a través del vaho de los cristales, los chicos las devorábamos con los ojos)
EL FRÍO Y SUS CONSECUENCIAS, ALIVIOS
El Frío Industrial (fábrica de hacer refrescos en la calle Madrid)
El frío hacía salir sabañones (los sabañones eran muy frecuentes y molestos; ahora, con el cambio climático, ya casi no se dan)
La fábrica de hielo (en la calle El Tinte. Se compraban barras de hielo para los bares, las casas y para cuando se iba de merienda a La Quinta en verano)
Los frigoríficos de hielo (los debía haber, pero debía ser sólo en las casas de los más pudientes)
Flores y hojas de hielo en los cristales (la condensación producía arte en los cristales. Ahora, con el calor de las calefacciones, eso se ha perdido. Una pena, porque era un arte muy bonito)
Los caleros y hornos de cal (estaban en la calle de Los Alfareros, servían también para calentarse en invierno las personas y para hervir los pucheros las mujeres)
La paila (era un depósito para agua caliente que tenía la cocina económica, una bendición)
El brasero (funcionaba con carbón vegetal; tenía una alambrera que lo cubría y se ponía debajo de la mesa camilla; producía un tufo que podía llegar a ser mortal)
LOS BARRIOS
Del centro y "pudientes" (los chicos del sur generalmente no solíamos acercarnos a ellos, no sé por qué, quizá porque nos pillaba lejos. Ir al otro lado del río era ya mucho viajar, toda una aventura y expedición)
Lejanos y al otro lado del río (al sur, San Isidro, Alfareros, carretera de Arcos y compañía, éramos los mejores)
Barriada Yagüe y San Esteban (las pandas de aquellos barrios daban miedo; tenía que ser muy osado cualquier otro barrio para enfrentarse en drea con ellas)
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La radio colgada en un altar de la cocina (el Parte “por Dios por la patria y el rey”, “Viva Franco”, “Arriba España”)
Los programas de la radio (Matilde, Perico y Periquín; Pepe Iglesias “El Zorro”, y “ustedes pueden ser formidables”, de Alberto Oliveras, con la Sinfonía del Nuevo Mundo)
La prensa (El Diario, La Voz de Castilla, La Hoja del Lunes)
Vendedores de periódicos (gritaban en las calles agitando un ejemplar. Lupita era uno de ellos, "¡Ha muerto el Santo Padre", gritó una mañana, agitando el periódico cuando murió Pío XII)
LA ESTACIÓN DEL TREN
Las locomotoras de vapor (echaban mucho humo y niebla y hacían un ruido tremendo, que era algo así como ¡fa, fa, fa, fa!
Los depósitos de aguadas (eran, altos, redondos, plateados de purpurina, y tenían una manguera que giraba con la que se cargaba el agua en las máquinas de los trenes)
Las vías del tren (había una que llevaba a la gente a los pueblos del norte y del sur de Burgos; por ella circulaba el ferrocarril Santander-Mediterráneo. Después había otra vía que llevaba a los emigrantes hacia Europa. El Correo, El Rapidillo, El Expreso, trenes para la memoria)
Los maleteros de la estación (tenían un carrito de mano para llevar las maletas a los usuarios que se lo pedían)
El Guarda Jurado de la estación (llevaba uniforme y escopeta; era el terror de los chicos que jugábamos en los vagones)
Y muchas más cosas que ahora no recuerdo, porque la memoria es frágil.
¡ 10 ! y Matrícula
ResponderEliminarMás completo, imposible. Yo, iba a buscar agua a una fuente, cerca de mi barrio, que se llamaba Valdechoque.
ResponderEliminarSaludos. Elías
Felicitaciones por la memoria. Muchas de esas situaciones no las conocí, pero me encanta conocerlas. Gracias
ResponderEliminarEsto sí que me pone los pelos de punta:recordar aquellas cosa de mi pasado que siento vivas aún.
ResponderEliminarBravo, señor Elías.
Esto sí que me pone los pelos de punta:recordar aquellas cosa de mi pasado que siento vivas aún.
ResponderEliminarBravo, señor Elías.
yo nací y viví en Burgos hasta 1956 cuando con 7 años cambie de residencia. muchas de estas referencias continúan , aunque borrosas , en mi memoria. añadiré alguna:
ResponderEliminarlos juegos con las trompas ( peonzas de madera ), se trazaba un redondel en el suelo, de tierra casi siempre.
las bolas, canicas de barro, piedra y cristal, incluso acero. se dibujaba una especie de huevo en la tierra.
las misas del domingo de ramos, con las palmas y los ramos con golosinas colgando de ellas.
los portalillos, minúsculos pestecillos dentro de algunos portales que vendían chucherías para los crios
añado también la figura de un personaje entrañable para los críos de entonces : Maimonides, paje de sus majestades los REYES MAGOS de Oriente, quien desde la emisora de radio leía las cartas que mandábamos los niños, cargadas de peticiones y de ilusión....nos admiraba y sorprendia las cosas que sabia Maimonides sobre nosotros
ResponderEliminar¿Dónde se ubicaba el colegio de San Antonio exactamente? Y la foto que pones del lavadero de Barrio Gimeno, parece coincidir con lo que fue el antiguo albergue de transeúntes junto al Hospital de la Concepción antes de pasarse junto a la calle Madrid tras la Guerra Civil. ¿De qué año es esa foto?
ResponderEliminarMe parece recordar que este colegio estaba en la calle Santa Clara.
EliminarEl año de la foto debe ser de los años cincuenta, pero en el Archivo Municipal seguro que te lo saben decir con exactitud.
Cuando yo era niña mi madre me llevaba a la clinica de Barrantes a que me curasen los ojos, estoy hablando de los años 50 no se si de esta clinica se acordara algien
ResponderEliminarSeguro que se acordará alguien. Otra cosa es que llegue a este blog y quiera contar sus experiencias y conocimientos sobre dicha clínica.
EliminarSaludos
Hola paisanos, yo también naci en burgos en la calle del tinte,y estudie en el colegio publico san jose,vivi desde 1952 hasta 1962 que nos fuimos a vvir a Vizcaya concretamente a Durango,pero me acuerdo mucho de burgos y de esos juegos que comentais que nos divertíamos mucho y de los viernes cuando venia la tuna a rondar a alguna chica del barrio que tiempos mas bonitos, ,me gustaría estar conectao con gente de mi barrio o del mismo burgos un saludo, Manuel
ResponderEliminar!Excelente crónica!Yo fui niña de la calle General Mola, hoy Progreso. En 1960 estrené el Instituto Femenino, anexo al edificio ya existente del Cardenal López de Mendoza, estábamos separados por sexos.Había unos minutos de diferencia en los horarios de entrada y salida para que no coincidiésemos. Tuve estupendos profesores, con los años he podido valorar lo afortunada que fui.
ResponderEliminarHacia 1956, cuando iba de mi pueblo en el coche de línea, siempre que pasaba por Burgos iba a ver a mis tíos. Andaba las calles Madrid, Barrio Jimeno, Santa Dorotea, carretera de Arcos, ... y, algo antes de llegar a Diego Polo, me topaba a mano izquierda con caramelos (o pastas) Pinedo. No sé si había fábrica o un simple obrador o tienda. Lo que sí sé es lo que yo padecía colgado de aquel escaparate absorbiendo aquel olor. ¡Qué gran olor! Caramelos Pinedo.
ResponderEliminarHola soy Alberto Luis calvo, hijo de José Luis Calvo (luisito) me llamó la atención que tus recuerdos de la calle alfareros fuera " la familia calvo" que me podrías contar más de esos recuerdos? Un saludo
ResponderEliminarEn 1981 se publicó un libro sobre la figura del alfarero ceramista Simón Calvo. En él aparecerán datos de la familia que podrán interesarle. Este libro, obra de Antonio L Bouza, seguro que se encuentra en las bibliotecas burgalesas.
ResponderEliminarOjalá encuentre lo que busca.
Un saludo
Las "dreas" de nosotros, los de la calle Salas, contra los de los Pisones, contra los del Crucero,contra los de Alfareros ...y todos estos juntos contra los de San Esteban, capitaneados por Manolo "El Bizco". A veces ganábamos. La mayoría volvíamos con algún chichón de reglamento. Al llegar a casa ración doble, zapatilla de madre y algún que otro escobazo. Tiempos y vivencias añorables.
ResponderEliminarJugar a la guerra, cosas de chicos.
EliminarGracias
Las niñas de Pozo seco eramos más comedidas no peleamos, solíamos subir al castillo con nuestras muñecas de trapo y les hacíamos vestidos
ResponderEliminarBonito comentario, graciassss
EliminarIgual nos conocemos porque yo hacia lo mismo
EliminarQue recuerdos más bonitos.
EliminarMe ha encantado leer estos recuerdos de aquellos años. Viví en la calle de San Pedro y San Felices en el número 7.
ResponderEliminarGracias por el comentario-
EliminarUn saludo
Que recuerdos!!! Yo vivi en Pozo Seco, y disfrutabamos mucho las niñas de mi época y digo niñas porque los niños jugaban aparte. He ido hace un me a visitar Pozo Seco y el barrio a cambiado muchisimo ya solo queda una casa que esta deshabitada por el mal Estado. Ahora mucho aquellos años
ResponderEliminaren que año se levantaron dos pisos mas en las casas de la calle del tinte
ResponderEliminarCreo que fue en 1960
ResponderEliminarEsto si es Memoria Histórica. Gracias
ResponderEliminarDe nada.
Eliminarhola , paisanos soy Manuel Santamaria que naci en la calle del tinte n. 11 cuarto derecha en 1952 mi padre era tapicero y a mi abuelo le llamaban el señor Paco y a mi me llamaban Manolin os mando esto por si hay alguien que me conozca de aquellos tiempos luego nos trasladamos a vizcaya concretamente a Durango sobre 1963 ,pero recuerdo esos tiempos muy bonitos de juegos y los domingos a comer al rio en fuentes blancas lo pase muy bien esa epoca buenos recuerdos un saludo a todos
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