Antes y después del ábside de Valdearnedo. Han transcurrido 20 años de una fotografía a otra.
Despoblados como Valdearnedo son lugares en los que los expoliadores actúan con entera libertad, dejando el patrimonio existente hecho unos zorros. Y si a ello se suma el desinterés de quien debe velar por su protección o rescate, entonces la tragedia se consuma indefectiblemente.
En 1989 el delicioso ábside de la iglesia de Valdearnedo todavía presentaba un aspecto aceptable y apto para su recuperación. Hoy, 20 años después, la iglesia es ya irrecuperable. Por eso hay que insistir en la necesidad de crear un parque románico en la ciudad o en algún lugar elegido, en donde se puedan ubicar y proteger las manifestaciones románicas que todavía quedan pero que les queda poco tiempo de permanencia.
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