FOTOGRAFÍAS: pintura en tabla y plano, de distinta época, donde aparece el castillo de Lara con una imagen diferenciada
El descubrimiento casual de una pintura en la iglesia parroquial de un pueblo cercano a las ruinas del castillo de Lara dio pie al siguiente reportaje:
Diario 16 Burgos, 25 febrero 1995
Recientemente se informaba del derrumbamiento ocurrido en el castillo de Lara la noche de fin de año. Todo Burgos lamentó entonces que las ruinas más emblemáticas de la provincia quedaran reducidas a la mínima expresión, pendientes sólo de que una suave brisa acabe por derribarlas en su totalidad. Pues bien, la casualidad ha querido que aquel suceso haya venido a coincidir con el hallazgo de una pintura, con más de 200 años de antigüedad, que muestra cómo era el castillo cuando se encontraba casi entero, un descubrimiento de extraordinario valor documental, por cuanto no se disponía hasta ahora de ningún testimonio gráfico del mismo.
El hallazgo ha tenido lugar días atrás en un fragmento de retablo perteneciente a la pequeña iglesia de un pueblo arrimado a la mítica fortaleza de los Lara. Dicho retablo está datado en 1753. Su pintura, de carácter popular, está realizada sobre tres tablas que conforman el fondo de una hornacina para santo, con unas dimensiones de 1, 20 por =, 60 metros; es de sencillo pero firme trazo, de colores vivos y probablemente ejecutada por algún artista local. En la imagen representada se destacan el mencionado castillo en el famoso Picón, parte de la torre-campanario de la iglesia de Lara de los Infantes y un pueblo de identificación dudosa, en una de cuyas casas aparece la característica chimenea serrana.
De la realidad a la fantasía
Se da también la circunstancia de que al mismo tiempo del mencionado hallazgo, ha aparecido en el desván de una casa en un pueblo próximo al Picón de Lara otra pintura, probablemente de principios del siglo XX, en la que aparece también dibujado el castillo. La figura, en este caso, es totalmente distinta a la del primero, lo cual no debe extrañar si se tiene en cuenta que por esa época ya no debían quedar restos notables del castillo, quizá sólo los mismos que quedaban hasta la noche del 31 de enero pasado; por ello debería ser una imagen considerada salida de la fantasía.
Un castillo con seis torres
La pintura encontrada en un retablo del siglo XVIII, perteneciente a una de las ermitas o iglesias que rodeaban el castillo de Lara en esa época (no se dice el nombre por razones de seguridad), viene a corroborar, en gran medida, la idea mantenida hasta ahora, basada en referencias escritas, de que la fortaleza contaba con seis torres exteriores más la del Homenaje. Si en la visión que el artista popular ofrece del castillo, que es la que presenta por el lado norte, aparecen tres torres, parece del todo probable que en el lado que mira al sur debían existir, por simetría, otras tres. En la pintura descubierta se observa, descarnada, una de las torres exteriores, lo que pone de manifiesto que el autor del dibujo quiso reflejar la ruina que imperaba ya por entonces en el castillo. Una ruina que debe corresponderse, acentuada, con la que le maestro Pedro de Castañeda reflejó en un informe sobre el estado del castillo realizado para el Ayuntamiento de Burgos en 1752. Según este informe, ya en aquella época el deterioro era considerable. Inocencio Cadiñanos, en su obra “Arquitectura fortificada de la provincia de Burgos”, lo manifiesta así: La barbacana corría riesgo de derrumbarse por estar descalza la muralla, amenazando el mismo peligro a las seis torres que el castillo tenía, más la torre del homenaje que llaman archivo “que está en el comedio del castillo desguarnecida de almenas y con ruinosos esquinales”. El mismo Cadiñanos menciona un interrogatorio del siglo XVII, en el que uno de los testigos informaba de que “en los cuarenta años últimos ningún alcaide ha vivido en el castillo, siendo Barbadillo del Mercado su residencia habitual y que por no habitarse save que está caído y derrocado.
Diario 16 Burgos, 25 febrero 1995
Recientemente se informaba del derrumbamiento ocurrido en el castillo de Lara la noche de fin de año. Todo Burgos lamentó entonces que las ruinas más emblemáticas de la provincia quedaran reducidas a la mínima expresión, pendientes sólo de que una suave brisa acabe por derribarlas en su totalidad. Pues bien, la casualidad ha querido que aquel suceso haya venido a coincidir con el hallazgo de una pintura, con más de 200 años de antigüedad, que muestra cómo era el castillo cuando se encontraba casi entero, un descubrimiento de extraordinario valor documental, por cuanto no se disponía hasta ahora de ningún testimonio gráfico del mismo.
El hallazgo ha tenido lugar días atrás en un fragmento de retablo perteneciente a la pequeña iglesia de un pueblo arrimado a la mítica fortaleza de los Lara. Dicho retablo está datado en 1753. Su pintura, de carácter popular, está realizada sobre tres tablas que conforman el fondo de una hornacina para santo, con unas dimensiones de 1, 20 por =, 60 metros; es de sencillo pero firme trazo, de colores vivos y probablemente ejecutada por algún artista local. En la imagen representada se destacan el mencionado castillo en el famoso Picón, parte de la torre-campanario de la iglesia de Lara de los Infantes y un pueblo de identificación dudosa, en una de cuyas casas aparece la característica chimenea serrana.
De la realidad a la fantasía
Se da también la circunstancia de que al mismo tiempo del mencionado hallazgo, ha aparecido en el desván de una casa en un pueblo próximo al Picón de Lara otra pintura, probablemente de principios del siglo XX, en la que aparece también dibujado el castillo. La figura, en este caso, es totalmente distinta a la del primero, lo cual no debe extrañar si se tiene en cuenta que por esa época ya no debían quedar restos notables del castillo, quizá sólo los mismos que quedaban hasta la noche del 31 de enero pasado; por ello debería ser una imagen considerada salida de la fantasía.
Un castillo con seis torres
La pintura encontrada en un retablo del siglo XVIII, perteneciente a una de las ermitas o iglesias que rodeaban el castillo de Lara en esa época (no se dice el nombre por razones de seguridad), viene a corroborar, en gran medida, la idea mantenida hasta ahora, basada en referencias escritas, de que la fortaleza contaba con seis torres exteriores más la del Homenaje. Si en la visión que el artista popular ofrece del castillo, que es la que presenta por el lado norte, aparecen tres torres, parece del todo probable que en el lado que mira al sur debían existir, por simetría, otras tres. En la pintura descubierta se observa, descarnada, una de las torres exteriores, lo que pone de manifiesto que el autor del dibujo quiso reflejar la ruina que imperaba ya por entonces en el castillo. Una ruina que debe corresponderse, acentuada, con la que le maestro Pedro de Castañeda reflejó en un informe sobre el estado del castillo realizado para el Ayuntamiento de Burgos en 1752. Según este informe, ya en aquella época el deterioro era considerable. Inocencio Cadiñanos, en su obra “Arquitectura fortificada de la provincia de Burgos”, lo manifiesta así: La barbacana corría riesgo de derrumbarse por estar descalza la muralla, amenazando el mismo peligro a las seis torres que el castillo tenía, más la torre del homenaje que llaman archivo “que está en el comedio del castillo desguarnecida de almenas y con ruinosos esquinales”. El mismo Cadiñanos menciona un interrogatorio del siglo XVII, en el que uno de los testigos informaba de que “en los cuarenta años últimos ningún alcaide ha vivido en el castillo, siendo Barbadillo del Mercado su residencia habitual y que por no habitarse save que está caído y derrocado.
Don Elías Rubio:
ResponderEliminarHe leído con sumo agrado este y otros artículos de su blog. Lo felicito.
En mayo del 2009 conocí lo que queda del castillo.
Soy mexicana,vivo en Veracruz. Pero fui a Burgos en busca del origen de mi apellido materno: Fernández de Lara. No encontré nada,pero aún así me gusto mucho ese viaje.
Reciba un saludo
Isabel Estrada Fernández de Lara
Me alegro de que disfrutara en su viaje a Burgos y siento que no encontrara nada de lo que buscaba. El Picón de Lara es un lugar mágico, ¿no es cierto?
ResponderEliminarUn cordial saludo