FOTOS: La exhumación de los infantes fue una fiesta para recordar en Salas. El cofre con los restos fue paseado por las calles de la población.
“Y examinado su contenido,
se encontró algunos trozos de cráneo humanos”.
se encontró algunos trozos de cráneo humanos”.
Burgos 7 Días, 1999
En el zaguán de la Casa Consistorial de Salas de los Infantes se hallan expuestas dos viejas fotografías que forzosamente han de llamar la atención a todo aquel que entre en el Ayuntamiento. Son dos imágenes en blanco y negro, distintas pero con igual contenido, en las que puede verse una comitiva cívico-militar por las calles de Salas llevando una especie de carroza o cofre que, según la tradición, contiene los restos de las cabezas de los Siete Infantes de Lara. La escena forma parte de los actos que, con motivo de la exhumación llevada a cabo en la iglesia de Santa María, tuvieron lugar en la villa serrana hace ahora 75 años. Un acta notarial de aquel acontecimiento, custodiada en el Archivo Municipal de Salas, describe los pormenores de la exhumación. Por su indudable interés histórico, y también por su curiosidad, parece oportuno transcribir lo más importante de su contenido. El acta se expresa así:
“En la villa de Salas de los Infantes a nueve de julio de de mil novecientos veinticuatro: Yo Demetrio Méndez Curiel, Notario del Ilustre Colegio e Burgos, con vecindad en Covarrubias, Distrito de Lerma, sustituto legal de la Notaría de Salas de los Infantes, me persono previo y especial requerimiento, en la iglesia parroquial de Santa María de esta villa para levantar acta de la apertura del nicho donde están sepultadas las cabezas de los llamados históricamente “Los Siete Infantes de Lara”, hijos de Gonzalos Gustios de Lara, y estando presentes las autoridades requirentes señores: párroco de dicha iglesia D. Anastasio Elices Moras, Coadjutor D. Melitón Sainz Ortiz, Juez de Primera Instancia e instrucción de este Partido D. José Spiegelberg y Horno, el Delegado Gubernativo D. Mariano Jaquetot Alcobendas, Diputado Provincial por este Distrito D. Jesús Aparicio Rica, Alcalde Constitucional de esta villa D. Julio Vivar Bengoechea, Jefe de Línea de la Guardia Civil.... (nombre borroso) D. Antonio Aristoy Santo, y Secretario del Ayuntamiento de esta villa D. Manuel Huerta de Juan; nos dirigimos al sitio designado en la copia del acta que se levantó para efectuar un registro del nicho y arca cineraria donde se hallan los cráneos de las “Siete Infantes de Lara, acta autorizada en esta villa el día nueve de octubre del año mil ochocientos cuarenta y seis (1846), por el Escribano de la misma, estando presentes entre otras personas, el Jefe Superior Político de la provincia de Burgos D. Mariano Muñoz López; procedió el albañil Juan Casado Martín, de 59 años de edad, de esta vecindad, a tirar con un pico la capa de cal que cubría las piedras de la pared que da al norte, o sea, al lado de del Evangelio, a una altura de un metro ochenta centímetros sobre el nivel del Presbiterio, y a una distancia de un metro veinticinco centímetros de la verja que cierra dicho Presbiterio, y a cincuenta y cuatro centímetros contados desde al arco que forma el nicho; sacando a mi presencia y la de los señores requirentes, una piedra de sillería de cuarenta centímetros de larga y treinta de ancha, dejando al descubierto un nicho que está formado en el remate de un arco de medio punto cuya base y demás hueco hasta aquella elevación fue rellenado al parecer hace mucho tiempo; en el centro del citado nicho se encontró una “caja de madera”, algo agujereada y carcomida por la polilla, estando caída y desclavada la tapa posterior de dicha caja, cuya anchura es de veinticinco centímetros por cuarenta de larga; sacada del nicho fue puesta junto al altar mayor, y examinado su contenido se encontró algunos trozos de cráneos humanos, bastante gruesos, en mayor abundancia fragmentos diminutos, y el resto pulverizados; así como un pedazo pequeño de madera antigua con molduras pintadas de dorado; una vez examinado su contenido procedió el Señor Párroco a rezar un responso; fue puesta en dicha caja la tabla que tenía caída siendo precintada con una cuerda, poniéndole en su remate o nudos un lacre encarnado con un sello cuyas iniciales son C L; a fin de sellarlo mejor se colocó un pequeño papel debajo de la cuerda quedando unido al lacre, fue envuelta después en un lienzo blanco, atándolo de nuevo con otra cuerda; una vez hecho esto se colocó interiormente en un arca de madera que existe en la Sacristía de dicha iglesia, se hizo cargo el Sr. Cura Párroco D. Atanasio Elices. Y no teniendo más que hacer constar se dio por terminado el acto”.
Dudaban de si era verdad
Del manipulado de los supuestos restos de los Infantes existían ya precedentes. En el periódico El Eco de la Sierra, semanario independiente de la villa de Salas (15 de mayo de 1919), Domingo Hergueta, al glosar la iglesia de Santa María, hace mención a las cabezas de los Siete Infantes y a la Crónica General de 1334, según la cual Mudarra “entrando en una iglesia de Salas vio estar allí las cabezas y lloró sobre ellas”. Menciona Hergueta a continuación un manuscrito citado por Menéndez Pidal (Leyenda de los Siete Infantes de Lara), en el que expresa que para motrarle dichas cabezas “abrieron un monimento en que estavan””. Según dicho investigador, los cráneos de los infantes fueron trasladados de ese “monimento” a la iglesia de Santa María y “colocados en un hueco dentro de la pared del lado del Evangelio”, fundándose para afirmarlo en la “información que se hizo” el 16 de diciembre de 1579 por Juan del Río Matienzo, alcalde mayor de la villa de Salas, después de romperse dicho arco por ver si se encontraban dichas cabezas con las de Gustios y Mudarra. Al parecer, según Hergueta, en dicha información se consignaba que procedieron a aquella operación “por haber tantos años que estaban allí y ser los letreros tan antiquísimos que dudaban algunas personas si era verdad”. Los letreros a que hace referencia estaban, al parecer, en una tabla que tenía pintadas las cabezas de los infantes con el correspondiente nombre de cada uno inscrito e ella.
La exhumación fue una fiesta
Según cuenta Eusebio Herrera, un superviviente de los vecinos salenses que vivieron los fastos de la exhumación en 1924, fueron varios días de fiesta los que, con tal motivo, se celebraron en Salas: “Vinieron autoridades y la tropa de Burgos. A los niños de la escuela nos hicieron unas batas para la ocasión y nos llevaron a un tablado que se puso en la campa de la ermita de San Isidro, en donde se hicieron los actos”. Otro testigo de la fiesta de la exhumación es Isidra Molinero, de 93 años, quien recuerda que “vino de Burgos la Jerarquía, un piquete de caballería para llevar la carroza y muchísima gente de los pueblos del Partido. Recuerdo que, como se esperaba tanto personal, fuimos a Castrovido a comprar pollos para que no nos faltaría a nosotros en nuestra casa”.
En el zaguán de la Casa Consistorial de Salas de los Infantes se hallan expuestas dos viejas fotografías que forzosamente han de llamar la atención a todo aquel que entre en el Ayuntamiento. Son dos imágenes en blanco y negro, distintas pero con igual contenido, en las que puede verse una comitiva cívico-militar por las calles de Salas llevando una especie de carroza o cofre que, según la tradición, contiene los restos de las cabezas de los Siete Infantes de Lara. La escena forma parte de los actos que, con motivo de la exhumación llevada a cabo en la iglesia de Santa María, tuvieron lugar en la villa serrana hace ahora 75 años. Un acta notarial de aquel acontecimiento, custodiada en el Archivo Municipal de Salas, describe los pormenores de la exhumación. Por su indudable interés histórico, y también por su curiosidad, parece oportuno transcribir lo más importante de su contenido. El acta se expresa así:
“En la villa de Salas de los Infantes a nueve de julio de de mil novecientos veinticuatro: Yo Demetrio Méndez Curiel, Notario del Ilustre Colegio e Burgos, con vecindad en Covarrubias, Distrito de Lerma, sustituto legal de la Notaría de Salas de los Infantes, me persono previo y especial requerimiento, en la iglesia parroquial de Santa María de esta villa para levantar acta de la apertura del nicho donde están sepultadas las cabezas de los llamados históricamente “Los Siete Infantes de Lara”, hijos de Gonzalos Gustios de Lara, y estando presentes las autoridades requirentes señores: párroco de dicha iglesia D. Anastasio Elices Moras, Coadjutor D. Melitón Sainz Ortiz, Juez de Primera Instancia e instrucción de este Partido D. José Spiegelberg y Horno, el Delegado Gubernativo D. Mariano Jaquetot Alcobendas, Diputado Provincial por este Distrito D. Jesús Aparicio Rica, Alcalde Constitucional de esta villa D. Julio Vivar Bengoechea, Jefe de Línea de la Guardia Civil.... (nombre borroso) D. Antonio Aristoy Santo, y Secretario del Ayuntamiento de esta villa D. Manuel Huerta de Juan; nos dirigimos al sitio designado en la copia del acta que se levantó para efectuar un registro del nicho y arca cineraria donde se hallan los cráneos de las “Siete Infantes de Lara, acta autorizada en esta villa el día nueve de octubre del año mil ochocientos cuarenta y seis (1846), por el Escribano de la misma, estando presentes entre otras personas, el Jefe Superior Político de la provincia de Burgos D. Mariano Muñoz López; procedió el albañil Juan Casado Martín, de 59 años de edad, de esta vecindad, a tirar con un pico la capa de cal que cubría las piedras de la pared que da al norte, o sea, al lado de del Evangelio, a una altura de un metro ochenta centímetros sobre el nivel del Presbiterio, y a una distancia de un metro veinticinco centímetros de la verja que cierra dicho Presbiterio, y a cincuenta y cuatro centímetros contados desde al arco que forma el nicho; sacando a mi presencia y la de los señores requirentes, una piedra de sillería de cuarenta centímetros de larga y treinta de ancha, dejando al descubierto un nicho que está formado en el remate de un arco de medio punto cuya base y demás hueco hasta aquella elevación fue rellenado al parecer hace mucho tiempo; en el centro del citado nicho se encontró una “caja de madera”, algo agujereada y carcomida por la polilla, estando caída y desclavada la tapa posterior de dicha caja, cuya anchura es de veinticinco centímetros por cuarenta de larga; sacada del nicho fue puesta junto al altar mayor, y examinado su contenido se encontró algunos trozos de cráneos humanos, bastante gruesos, en mayor abundancia fragmentos diminutos, y el resto pulverizados; así como un pedazo pequeño de madera antigua con molduras pintadas de dorado; una vez examinado su contenido procedió el Señor Párroco a rezar un responso; fue puesta en dicha caja la tabla que tenía caída siendo precintada con una cuerda, poniéndole en su remate o nudos un lacre encarnado con un sello cuyas iniciales son C L; a fin de sellarlo mejor se colocó un pequeño papel debajo de la cuerda quedando unido al lacre, fue envuelta después en un lienzo blanco, atándolo de nuevo con otra cuerda; una vez hecho esto se colocó interiormente en un arca de madera que existe en la Sacristía de dicha iglesia, se hizo cargo el Sr. Cura Párroco D. Atanasio Elices. Y no teniendo más que hacer constar se dio por terminado el acto”.
Dudaban de si era verdad
Del manipulado de los supuestos restos de los Infantes existían ya precedentes. En el periódico El Eco de la Sierra, semanario independiente de la villa de Salas (15 de mayo de 1919), Domingo Hergueta, al glosar la iglesia de Santa María, hace mención a las cabezas de los Siete Infantes y a la Crónica General de 1334, según la cual Mudarra “entrando en una iglesia de Salas vio estar allí las cabezas y lloró sobre ellas”. Menciona Hergueta a continuación un manuscrito citado por Menéndez Pidal (Leyenda de los Siete Infantes de Lara), en el que expresa que para motrarle dichas cabezas “abrieron un monimento en que estavan””. Según dicho investigador, los cráneos de los infantes fueron trasladados de ese “monimento” a la iglesia de Santa María y “colocados en un hueco dentro de la pared del lado del Evangelio”, fundándose para afirmarlo en la “información que se hizo” el 16 de diciembre de 1579 por Juan del Río Matienzo, alcalde mayor de la villa de Salas, después de romperse dicho arco por ver si se encontraban dichas cabezas con las de Gustios y Mudarra. Al parecer, según Hergueta, en dicha información se consignaba que procedieron a aquella operación “por haber tantos años que estaban allí y ser los letreros tan antiquísimos que dudaban algunas personas si era verdad”. Los letreros a que hace referencia estaban, al parecer, en una tabla que tenía pintadas las cabezas de los infantes con el correspondiente nombre de cada uno inscrito e ella.
La exhumación fue una fiesta
Según cuenta Eusebio Herrera, un superviviente de los vecinos salenses que vivieron los fastos de la exhumación en 1924, fueron varios días de fiesta los que, con tal motivo, se celebraron en Salas: “Vinieron autoridades y la tropa de Burgos. A los niños de la escuela nos hicieron unas batas para la ocasión y nos llevaron a un tablado que se puso en la campa de la ermita de San Isidro, en donde se hicieron los actos”. Otro testigo de la fiesta de la exhumación es Isidra Molinero, de 93 años, quien recuerda que “vino de Burgos la Jerarquía, un piquete de caballería para llevar la carroza y muchísima gente de los pueblos del Partido. Recuerdo que, como se esperaba tanto personal, fuimos a Castrovido a comprar pollos para que no nos faltaría a nosotros en nuestra casa”.
Me ha sorprendido mucho encontrar el nombre de Antonio Aristoy Santo en este recorte.
ResponderEliminarResulta que Aristoy Santo eran los apellidos de mi abuelo, notario de Valencia donde murió en la guerra, y no tenía ni idea que tuviera familia en Burgos, si no fuera así sería una gran casualidad.
A lo mejor se sabe algo más de Antonio, ¿mi tío abuelo?.
Gracias.
Mario Aristoy - (Valencia)
Hola Mario, soy Alejandro, nieto de Antonio Aristoy Santo.
ResponderEliminarNos consta que mi abuelo tenía dos hermanos: Mario Aristoy Santo y Francisco Aristoy Santo.
Mario Aristoy se casó con María Peris y vivía en Valencia. Así que sí podríamos ser familia.
Puedes localizarnos a través de facebook; somos bastantes Aristoy.
Un saludo
Hola Alejandro. Escribo esto once años después de tu comentario. Tus abuelos Flora y Antonio eran tíos de mi padre y, ahora que estos jubilado, estoy recogiendo los papeles que he encontrado de la familia. El documento más antiguo donde aparece la firma de tu abuelo es de 1938 donde aparece como liquidador de impuestos en Almansa.
EliminarPues sí, conozco la página, pero no te he visto en ella. Allí colgué este recorte.
ResponderEliminarEn efecto, soy nieto de tu tío abuelo Mario.
Se trata de Antonio el poeta andaluz?. a parte de la relativa fama que tiene creo que lo conocí de niño y me cayó muy bien, yo era un niño, niño y no se me quitó de encima, creo que fué el primer adulto que me trato como a una persona. Y, que hacía en Burgos?, en el recorte su cargo o función es ilegible. Que era de su vida.? Tuvo cierta repercusión hasta poco antes de la guerra y después desapareció, o no, no lo sé. Fíjate que encontre esto siguiendo su pista precisamente, pues me habían preguntado alguna vez si tenía relación con ese poeta del cual yo no tenía ninguna noticia...
En fín saludos primo.