Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

viernes, 17 de julio de 2009

“EL FEO”, UN PASTOR POETA EN EL PUENTE ROMANO DE TORDÓMAR




Diario 16 Burgos, 20 marzo 1994


Florencio Díez, hombre de alma guapa y buen humor, nació hace 74 años en Todómar, pueblo de puente milenario y Camino Real junto al río Arlanza. Si se le pregunta quién te puso Feo como sobrenombre, responde con firmeza y sin atisbo de complejo alguno: “¡No soy puesto, soy hecho así!”. Y por supuesto que aquél que en un primer momento pueda sentirse incómodo de llamarle en la manera que puede parecer un insulto, le consuela diciendo: “No te debe dar apuro, porque incluso mi firma, en cualquier papel, es Feo Díez”. Pero por si el aspecto de su pretendida fealdad, que no es tal, no hubiera quedado aún suficientemente nítida, en una de sus poesías la dedicada al cura de Pineda, zanja la cuestión:

“Todos me llaman el Feo, y a nadie parece mal/ porque con sólo tres letras, está mi nombre legal/ Con Díez de apellido, por el Feo de Tordómar, soy de todos conocido”.

El asunto de los motes a veces puede traer consigo divertidas anécdotas, como la que tuvo lugar el día anterior a nuestro encuentro con Florencio en la oficina de una entidad de ahorro de Lerma. Los presentes en dicha oficina no salían de su asombro cuando en ella se encontraron Florencio y un amigo suyo de Torrecilla del Monte. Dijo el Feo: ¡”Hombre, mi mayor contrario! Dijo el otro: “el más opuesto a mí”, todo ello con grandes aspavientos de una y de otra parte. Los concurrentes, con gran susto, pensaron: “aquí va a haber una riña o cosa peor”. ¿Qué ocurre?, preguntó el cajero. “Díselo tú”, dijo uno. “Pues mira –dijo el otro-: que a mí me llaman El Belleza y a él El Feo”. Y lo que parecía iba a ser una pendencia acabó siendo motivo de regocijo.

El Feo, pastor y poeta

“Miguel Hernández, de joven fue cabrero/ y yo, por suerte o por desgracia, todavía, compañero”.

De aquella manera se expresaba Florencio en cierta ocasión en la que un hombre, en un bar de la capital, le regaló un libro del poeta de Orihuela, después de que el de Todómar le hubiera recitado una de sus sencillas poesías, salidas de la improvisación y de su particular métrica pastoril. En aquellos versos de El Feo se percibe, sino el dolor declarado por la condición de pastor que durante toda su vida ha tenido que arrastrar, sí, al menos, el sentimiento de frustración de aquel que, teniendo vocación y dotes especiales, no ha podido desarrollarse en la medida de sus posibilidades. Pese a ello, quizá tenga El Feo que agradecer a su condición de pastor la llegada de las musas de la poesía:

“Al pasar un hondo valle, y subir una ladera/ una loba y tres lobeznos, me han llevado una cordera...”.

Es un tosco y confuso poeta de pueblo, que es como decir del pueblo. Salido de las soledades de los apriscos, de las inclemencias de los páramos, pandos y alcores. Mas nada hubieran podido hacer las musas sin las horas muertas de Florencio al abrigo de aquellas rocas donde silba el viento, oteando el occidente, por donde arden los campanarios de los pueblos. Por eso las poesías de El Feo son las que hablan de aldeas, iglesias, animales, ríos, puentes...

“A Quintanilla de las Viñas, traje a pastar mi ganado/ Y el lobo me lo mató, por tenerlo abandonado...”.

Tenía catorce años, ya cuatro que había dejado la escuela, cuando, zagal, escribió sus primera poesía “yendo en un carro a por leña con mi tío”. Desde entonces no ha transcurrido un sólo día sin hacer alguna, “me salen solas”. Hoy, con su enorme producción, escrita incluso en sacos de pienso, y desperdigada sin orden alguno en la nave ganadera, en la bodega o en su propia casa, “podría hacer no un libro, sino siete”, afirma no sin cierto orgullo.

El puente romano

Nuestro encuentro con Florencio tuvo lugar en la entrada del famoso puente romano de Tordómar, junto al miliario. Este monumento, que ha sido restaurado muy recientemente con un importe de diecinueve millones de pesetas, ha sido una de las más importantes fuentes de inspiración para El Feo. ¡Cuántas veces a lo largo de su pastoril vida habrá hecho pasar sus ovejas por alguno de sus 23 ojos! Por eso, porque el puente es parte indivisible de su vida, cuando el equipo restaurador de la Junta llegó, hizo la advertencia:

“Si trabajas en el puente, y levantas una piedra/ la levantas con cuidado, no te pique la culebra/ que la que al Feo picó, el alma tenía negra”.
[...]

13 comentarios:

  1. señor florencio señor florencio

    ResponderEliminar
  2. En efecto, amigo anónimo, yo le hubiera puesto el tratamiento de señor a mi querido amigo Florencio, inluso mejor el de don, por su edad y sabiduría. Pero él siempre quiso llamarse como lo que no es, y respeté su voluntad. En todo caso, por si alguien hay que pueda ofenderse, estoy dispuesto a suprimir esta entrada en cuanto se me sugiera.

    ResponderEliminar
  3. viva el feo de Tordómar

    ResponderEliminar
  4. Oye, por cierto, ¿Qué es lo que se restauró en el viejo puente...? Estoy preparando un artículo sobre el tema y cuando estuve allí para hacer unas fotos, las arcadas bajas de la zona meridional están hechas una cochambre. Las que están por el molino, han sido tomadas (robadas) para hacer de almacén y se ha roto el pretil para dar acceso a alguna finca particular. Se supone que todo el perímetro es de la C.H.D. (o sea, de todos) y allí no se ha desalojado nada ni a nadie, ni parece que se han rehabilitado arcos que sí parecen de origen romano. Saludos.

    ResponderEliminar
  5. La verdad es que no recuerdo ahora lo que se restauró, han pasado tantos años... Supongo que lo hecho sería a través de la Junta de Castilla y León y es allí donde podrán informarte. Ya ves que lo que me guiaba en esta entrada era mi amigo Florencio, más que el puente.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  6. Conocí a Florencio, el feo de Tordómar, mientras trabajaba los veranos en la gasolinera de mi pueblo, Lerma, hace cerca de 40 años... Siempre sonriente cuando venía a repostar (si mal no recuerdo conducía una "cirila") nunca se iba sin animarnos la jornada con alguna nueva, o vieja copla. "Échate una, feo", solían pedir mis compañeros. Recuerdo varias, y me encantaría conocer más (si alguien sabe si hay algo publicado, le agradecería información). Hay una que al recitarla me pareció excepcional: "Soy el feo de Tordómar, viudo y sin ilusión, que trabaja como un negro p'a vivir como un cabrón".

    ResponderEliminar
  7. En mi libro "Cuentos burgaleses de tradición oral", publico varios de Florencio. Este libro puede encontrarse en las bibliotecas de Burgos.
    Gracias pos su comentario.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  8. Gracias a tí por compartir un blog tan interesante y por esta información. A ver si consigo el libro por aquí o por allí. Un saludo desde Salamanca

    ResponderEliminar
  9. Feliz año 2021. Hola , soy un "allegado" tortolico , matrimoniado con una tordomeña desde el 79. Desde el primer momento tuve tres amigos entrañables en el pueblo: Lean, El navarro y El Feo pues alrededor de un jarrillo de clarete tuvimos animadísimas tertulias por separado. Naturalmente que D. Florencio me impresionó desde el primer momento. Le conocía por haberle visto en la tele con Iñigo declamando poesías y nuestra amistad fue aumentando y se hizo permanente hasta su ingreso en la Residencia de Lerma. Nuestros encuentros en el alto de las bodegas donde él tenía su chozo o guarida hizo que me confiara todo el arsenal de papeles de todo tipo en los que tenía escritas sus poesías. Me comprometí a descifrarlas, releerlas y hasta husmearlas después de la quema que sufrió el merendero. Así después de unos años pude recuperar unas sesenta y entregárselas ordenadas en un bloc de anillas. Aún quedaban papeles desperdigados que han dado para recuperar otras cuarenta que he recogido en una segunda entrega. Estas no llegaron a tiempo para entregársela antes de su fallecimiento. Aparte de esa recopilación personal, me entregó un paquete bien ordenado de treinta poesías que había recopilado un paisano suyo. En total he logrado hacer una recopilación de unas 120 poesías de todo tipo de temas de D., Florencio. Este año que termina era el centenario de su muerte (1920-2020), sucedida hace cuatro y creo que este personaje juglar campesino-pastor de Tordómar merece un reconocimiento público y un homenaje y así lo planteé por escrito via correo electrónico al Ayuntamiento a lo que no me ha contestado. Lo que sí haré es recoger en un sólo bloc todas sus poesías, entregárselo a la familia e insistir al ayuntamiento para su publicación. Si te interesan puedo hacerte una copia

    ResponderEliminar
  10. Gracias, Heraclio, por este comentario que nos hace. Yo también pienso como usted que Florencia tiene méritos suficientes como para que su Tordómar le homenajee de alguna manera, tal vez una calle con su nombre. Por supuesto que me haría ilusión tener sus coplas, aunque muchas las conocí en su día porque él mismo me las mostró encuadernadas. Quizá usted me las pueda enviar a mi correo electrónico, que es este
    eliasru@hotmail.com

    Gracias de nuevo, un saludo

    ResponderEliminar
  11. Soy de Mendoza, Argentina. Llegué a Tordomar un día de Abril del 2000 buscando la partida de nacimiento de mi abuelo Antonino Cejudo, conocí allí a Aurelio Cejudo, quien me presentó a su primo Feo luego de pasar por una "vara" de pan, nos sentamos a la sombra de una bodega alrededor de una mesita que,se notaba mucho, había tenido muchas reuniones como esa que íbamos a tener, salame y vino de por medio acercados por Aurelio de dentro de la bodega, este alentaba a Feo a recitarme sus poesías. Estoy seguro nunca en mi vida olvidaré esos momentos compartidos, de casi dos horas, como tampoco, el que fuéramos juntos, debido a la tozudez de ellos y a mi placer de compartir más tiempo con ellos, a buscar el pueblo de los padres de mi abuela, Villa Escuza la sombria.
    Tengo grabado muchos de esos versos en video, menos uno en que me pidió no lo hiciese "porque hablaba de Franco" y entendí, aun continuaba seguramente el temor a lo sucedido en aquella época oscura y trágica, como lo fue para Miguel Hernandez.

    ResponderEliminar
  12. Para mí también ha sido un privilegio haberle conocido y haber compartido con él paseos y recitales. Nunca olvidaré los cuentos maravillosos que me transmitió en su jardincito, que por cierto, han quedado recogidos en un libro de cuentos tradicionales burgaleses.
    Gracias por su comentar aquí su experiencia con Florencio.
    Saludos cordiales desde ultramar

    ResponderEliminar

Solo se admiten comentarios constructivos. Los comentarios anónimos, o irrespetuosos, no serán publicados, tampoco los que no estén correctamente identificados.