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Lugar del Molino Panizares.
Arriba, el legendario Puente del Hoyo. |
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Caserón inacabado de tres plantas.
Sustituyó al viejo molino. |
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Surgencia del molino.
Junto a ella, el gran edificio
que iba a ser destinado a viviendas
de los panaderos. |
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Enfrente del caserón estaba la fábrica. |
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Saqueada hasta la extenuación, la fábrica u obrador
agoniza tras un breve momento de esplendor.
Nada recuerda ya a "Génesis".
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FOTOGRAFÍAS: Molino Panizares en Barrio Panizares (Tomadas el 30-3-2013).
Por ningún lado
encuentro el significado de panizares, ni siquiera el de paniza o panizar.
Quizá, panizo, pudiera aclararnos algo, pero me pega que el maíz no fue una
planta cultivada en este territorio loreño-burgalés, pedregoso y petrolero. A
mí, que queréis que os diga, queridos amigos de este Cajón de Sastre, me suena
más a pan que a otra cosa. En fin, sirva esta divagación para situarnos en
Barrio Panizares, pueblecito junto al río Rudrón que en su día llegó a tener
cuatro molinos harineros, uno de ellos, el conocido como Molino Panizares,
famoso ya por las historias escritas en los torrentes de agua que impulsaron
sus rodetes. Podría empezar por contaros que a finales de los sesenta del
pasado siglo, en mi loca actividad espeleológica, llegué a conocer en este
molino a un matrimonio burgalés retornado de Europa (no recuerdo bien si de
Bélgica o de Holanda) que se estableció en él buscando una vida natural lejos
del mundanal ruido. En los descansos, entre exploración y exploración de cuevas
y torcas de la zona, compartimos animadas charlas en el sitio molinar, allí
donde el río Hurón se transforma en Rudrón tras su agitada experiencia subterránea, bajo el natural y
legendario Puente del Hoyo, el de la serpiente come-niños.
Aquel matrimonio vino a ser la primera
experiencia que conocí en Burgos de alternativos que buscaban formas de vida
nueva lejos de las ciudades, los primeros soñadores que creyeron ver en los
pueblos su lugar en el mundo. (Más tarde llegarían otros alternativos, “jipies” se les llamó, al
norte de Burgos, pero esa puede ser harina para otra historia). Vivían en el
viejo molino del hoyo, que acondicionaron con mucho mimo, surtiéndose de luz
eléctrica con un pequeño generador que ellos mismos instalaron aprovechando
el torrente de una surgencia nacida al
pie de la montaña y del molino. Todo aquello, el lugar aureolado de leyenda, la
forma de vida independiente, el rumor del agua entre montañas, con tres torrentes distintos,
me parecía un enmarque de ensueño. Y
ciertamente debió ser muy bonito para mis amigos mientras duró. Pero la
soledad, ay, es dura para quien no tiene vocación de ermitaño. En aquel hondón,
cuando el sol se va, las sombras producen escozor en el ánimo, y los nuevos
“molineros”, que a lo que se ve no eran eremitas, se fueron. Creo recordar que
el hombre se metió en política, y que incluso llegó a ser senador, sinuosidades
de la vida. Y el lugar quedó abandonado.
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La obra inacabada es ahora presa de grafiteros. |
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El caserón pudo llegar a tener cuarto de baño.
Ahora puede verse un equipamiento de pega. |
Ignoro lo que
sucedió con aquellas instalaciones desde que mis amigos del molino se fueron
hasta que, al inicio de los ochenta, llegaron otros repobladores, con
mentalidad “verde” y que se sintieron absorbidos por el nacedero del río
Rudrón. Un grupo de gente joven, soñadores nuevos que creyeron en un proyecto
original que les iba a permitir sobrevivir en el medio natural, la elaboración
y distribución masiva de pan integral. Durante años trabajaron sin cuartel
para construir el gran caserón que hoy podemos ver vacío y abandonado, sueños
rotos. No debieron ser gente perezosa, muy al contrario, uno se llena de sudor
al ver el sólido edificio de tres plantas que llegaron a levantar, hormigón y
ladrillo a raudales donde antes solo había piedra de páramo, más un humilde
molino de pueblo. ¡Cuantos esfuerzos, cuántas ilusiones se adivinan en la obra
inacabada!
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Desde uno de los salones puede verse
el legendario Puente del Hoyo. |
“Génesis” era la
marca del pan que llegaron a elaborar, primero en Villaverde (Madrid), mientras
se construía el edificio para viviendas y centro de reunión del grupo, después,
en la fábrica que magníficamente equiparon, la misma que también hoy puede
verse junto al gran esqueleto, pero ya igualmente abandonada y metódicamente
saqueada. Todo un conjunto fantasmal ahora, desoladores restos de una quimera
frustrada. La llamaron “Génesis!, perfecta definición para el comienzo de la
nueva vida que soñaron.
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Funda publicitaria para pan integral "Génesis" |