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Cuando los carros de bueyes entraban en la casa de los Bustillo |
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Bustos de los fundadores de la casa |
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Retrato de Timoteo Bustillo López, hijo de los fundadores y Diputado a Cortes a finales del XIX |
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Calor humano finisecular en la casa de los Bustillo |
FOTOGRAFÍAS: Casa de los Bustillo en Noceco. (De época y tomadas en agosto de 2018)
Sin
haberlo pretendido, bien podría decirse que esta entrada es continuación de
otra anterior publicada en 2010. Una concatenación de circunstancias viene a
demostrar que a veces los caminos se juntan.
Dejo
Bisjueces, con sus ventanas y legendarios jueces, y sigo ruta, camino del valle
Mena, para ser exacto, camino de Vivanco, donde espero encontrar una bellísima
ventana, de gran antigüedad, que mi buen amigo y compañero de excursiones,
Miguel Moreno, me hizo llegar en su día. Tenía la fotografía de Miguel, no era
mala, o por mejor decir, era muy buena, pero estaba descontextualizada y por
ello creí necesario conocer el edificio que la albergaba. Y allí me dirigía
cuando, al pasar por Noceco (¡otra vez Noceco!), pude ver, al pie de la
carretera y una vez más, una casona del siglo XIX que tantas veces ha llamado
mi atención por su belleza. No sé cómo, pero de refilón, sobre la marcha, pude
ver dos bustos oscuros en sendas ventanas-hornacina de su fachada principal que nunca
antes, lo reconozco, había observado, uno a cada lado del gran balcón central.
Me detuve, aquello me pareció de gran interés, ¿pues acaso no era tema ya
tratado aquí el de las ventanas con cabezas humanas de piedra? Lo era,
recordemos las de Arroyal, Manciles, Baltanás..., con sus cabezas esculpidas,
torpemente, más bien, ejemplos todos de cómo los hacedores o fundadores de
casas desde antiguo han querido trascender más allá de su momento. Caras o
bustos de mujer y de hombre, efigies del matrimonio que, orgullosamente, quiere
dejar sentado el triunfo de hacer o haber hecho casa. Noceco, pues, era un caso
más, solo que de mayor belleza que las citadas (digo belleza y no antigüedad,
pues la de Arrroyal es una noble casa del S.XVI, mientras que las demás
mencionadas son más modernas). Un letrero anunciaba junto al gran edificio el
apellido Bustillo, linaje ilustre en Noceco cuyo máximo exponente debe ser
Timoteo Bustillo López, hijo de los fundadores de la casona cuyos bustos (¿en
bronce?) comentamos. Diputado a Cortes en los postreros años del siglo XIX,
Timoteo fue uno de los tres mecenas a cuyas expensas se erigió, en 1906, la
imponente iglesia de Noceco (ver entrada en este blog “Noceco: siguiendo
la ruta indiana encontré una catedral -25 de noviembre de
2010-)”.Sin llegar a traspasar la rejas protectoras de la casa, frente a
la entrada principal, un amable y joven miembro de la familia Bustillo, que por esos días veraneaba en
la finca, declarado amigo de la Historia, tuvo la gentileza de atenderme y
mostrarme un retrato del Diputado, y no solo eso, también un sencillo cuadro
con cuatro fotografías de época bajo cristal, de esas que hacen temblar las
manos a quien las sostiene, como es mi caso. Una parte de esta documentación gráfica, queridos
amigos de este Cajón de Sastre, es la que aquí os dejo para que sintáis, en la
medida de lo posible, la emoción que yo mismo sentí.
Continuará. Próxima parada, Vivanco