Palacio Pereda en Buenos Aires. |
Estampa de Bedón, cuna de los Pereda (Gentileza de Miguel Moreno) |
FOTOGRAFÍAS: Palacio Pereda. Bedón. Pereda. Portada de libro. Retrato de VIcente Pereda. Villa María. Escuela de Bedón. Vapor León XIII
“Se lanzaron a conquistar, con su
trabajo,
el entonces desierto campo argentino”
(Sic. Memorias de Celedonio Pereda)
Bien conocidos en Argentina y prácticamente ignorados en
Burgos, los Pereda, con raíces en Bedón, en la Merindad de Sotoscueva,
emigraron a Argentina cuando en aquel país estaba todo o casi todo por hacer y
las oportunidades eran muchas para los que llegaban sin importar la procedencia (creo). Eso, más su tenacidad y
capacidad de emprendimiento, llevó a esta saga familiar, de cuatro generaciones
(1805-1941), a constituirse, diversificando sus negocios, en una de las más prósperas y de mayor prestigio de Argentina, primero como empresarios comerciantes
y después como grandes estancieros terratenientes e inversionistas.
Hace poquitos días me llegó vía E-mail la fotografía de un grandioso
edificio que, situado en la aristocrática avenida Alvear, que es como decir en
lo más suntuoso de la capital porteña, recibe el nombre de Palacio Pereda, en
alusión a uno de los Pereda que lo mandó construir en el primer cuarto del
siglo XIX como vivienda familiar. Me la enviaba Juan Carlos, un amigo de Buenos
Aires, a quien ya me he referido alguna vez en este Cajón de Sastre, tan gran
conocedor como enamorado de las Merindades y que gusta de pasearse de vez en
cuando por esta bitácora. Es un colaborador espontáneo y generoso a quien mucho
agradezco esta y otras noticias como me
ha proporcionado. Junto con la foto, me enviaba también un enlace donde pude
obtener noticias del constructor de dicho “palacio”, el doctor y terrateniente
don Celedonio Pereda, hijo y sucesor de Vicente Pereda, este último nacido en
Bedón. Desde que recibí la fotografía, sueño con estos Pereda que, habiendo
podido ser originarios del pueblo que lleva su apellido, por afinidad del mismo, lo fueron del
pueblecito vecino de Bedón, a tan solo tres kilómetros y donde, justo es decir,
había tantos Peredas como en el mismo Pereda.
Hasta el momento de recibir la susodicha fotografía eran varios los
burgaleses emigrantes a América que llevábamos
guardados en este Cajón de Sastre, en su particular camarote de
“Burgaleses ultramar”, pero ninguno en forma de saga familiar ni que hubiera
alcanzado el alto nivel económico y social que alcanzaron los Pereda.
Portada de libro en el que aparecen tres Peredas. Se supone que son, de izquierda a derecha, Celedonio Mateo Pereda, Vicente Pereda y Celedonio Pereda |
Retrato de Vicente Pereda, padre de Celedonio Pereda |
Si se rebusca en Internet puede encontrarse documentados trabajos sobre este linaje de estancieros agropecuarios que tanto sobresalió y que tanto colaboró para transformar la Pampa húmeda, el “desierto campo argentino”, en el granero del mundo. Escarbando en la Red he encontrado las memorias de Celedonio Pereda, las que él mismo dejó escritas en 1938 y que una de sus hijas, Susana de Pereda de Bary, con gran generosidad, dejó abiertas al disfrute de todos. Según estas memorias, la historia de esta familia al otro lado del océano comienza en tiempos del Virreinato, cuando Celedonio Mateo Pereda, nacido en Bedón en 1782 e hijo de Juan de Pereda y Bustillo y de Santas Pereda, se embarca para la ciudad porteña muy a principios del siglo XIX, donde muy pronto se convertiría en destacado “comerciante naval”. Lo que sigue después, lleno de datos y detalles, sumamente interesantes para el conocimiento de la gran transformación de Argentina de entre siglos, se halla bien contado en abundantes escritos, y estos se pueden encontrar tanto en Internet como en libros; no procede, pues, repetir algo que es ya conocido y accesible. Pero permitidme, queridos amigos de este Cajón de Sastre, especialmente aquellos que nada conocíais de estos Peredas triunfadores (entre los que yo mismo me encontraba), que os ofrezca algunas perlas del relato de Celedonio y que os muestre algunas obras construidas que dejó como legado, espectaculares en La Argentina y mucho más humildes en Medina de Pomar y Bedón, lugar de sus raíces. Comenzando por las primeras, sobresale con luz propia el ya mencionado Palacio Pereda, una impresionante mansión familiar, arquitectónica y decorativamente realizada con influencias parisinas, que en su momento llegó a deslumbrar al embajador de Brasil. Tanto se enamoró este diplomático de la casa que, por su intercesión y tras una venta pagada en toneladas de hierro, Brasil la compró para convertirla, desde 1945, en su embajada. Igualmente majestuosa es la estancia Villa María, cuyo nombre recuerda a la esposa de Celedonio Pereda, María Justina Girado, una mujer terrateniente “de raíz muy antigua, muy reconocida en círculos porteños”. De estilo Tudor normando e inaugurada en 1927, la vivienda o residencia (casco en argentino) se trata de una especie de castillo–chalé (“un castillo en la Pampa”, se ha llegado a decir), construido a 45 kilómetros de Buenos Aires, en la localidad de Máximo Paz; su gran lujo, exterior e interior, expresa a las claras el nivel de prosperidad que llegaron a alcanzar estos burgaleses de Bedón.
Villa María, suntuosa residencia de Celedonio Pereda construida en estilo Tudor normando |
DE MEDINA A BEDÓN A CABALLO
A Celedonio Pereda le gustaba viajar, no hay más que leer sus Memorias para comprobarlo.
Recorrió América y casi toda Europa, y como no podía ser menos, visitó y
recorrió España, el país de sus ancestros. En este viaje visitó también, cómo
no, Bedón, lugar de nacimiento de su propio padre. De esta visita, primera y
última que hizo al pueblo burgalés, escribe en sus Memorias:
“Con María nos embarcamos en el [vapor] León XIII en noviembre de 1889, donde permanecimos
hasta enero de 1891. Visitamos partes de España y a mi tío Ángel Pereda y mi
tía Lorenza en Medina de Pomar. Yo fui hasta el pueblo de Bedón, cuna de
nuestros antepasados y María se quedó en Medina pues el viaje había que hacerlo
a caballo y duró de 4 a seis horas. Después recorrimos parte de Francia,
Italia, Bélgica, Holanda, Alemania e Inglaterra”.
Entre las muchas donaciones y colaboraciones filantrópicas que Celedonio
Pereda llegó a hacer, hay que hacer mención de las que hizo a Bedón y Medina de Pomar. En
las Memorias se describe así:
“[...] No se olvidó de España, de donde era
oriundo su padre. En Bedón dio para la construcción de una escuela que lleva su
nombre, y en Medina de Pomar para el hospital [debe referirse sin duda al
Hospital-Asilo de Nuestra Señora del Rosario, hoy residencia para mayores con
el mismo nombre].
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TRAS LOS PASOS DE CELEDONIO PEREDA EN
BURGOS
Después de conocer esta fantástica historia, os podéis imaginar,
queridos amigos de este Cajón de Sastre, la impaciencia que me entró por
acercarme a Bedón, a los orígenes de la misma. Así, hace pocos días, acompañado
de mi mujer, me presenté en este lugar en una mañana de hielo, pero con tan
mala fortuna que nos vimos envueltos en la niebla. Digo mala fortuna porque por el
camino, hasta el puerto de La Mazorra, el espléndido sol del páramo de Masa
iluminaba los Picos de Europa y de La Demanda, los dos vestidos de novia por las
recientes nieves. Una pena la niebla en Bedón, pues nublaba la memoria indiana
e impedía ver con claridad la escuela que fundó Celedonio Pereda.
De mis tiempos en Ojo Guareña recordaba Bedón como una aldea perdida en
las montañas de Burgos, con no más de veinte casas, de humilde y tradicional
construcción, y un exiguo vecindario, pues ya la despoblación de los setenta
había comenzado su labor de zapa. Hoy el caserío está totalmente remozado y es
difícil ver una ruina, salvo la de la antigua escuela, que fue sustituida por
la que fundó don Celedonio. Esta ya no cumple tampoco misión docente, ya no hay
niños en el pueblo y ha sido transformada para vivienda. Aún así, todavía puede
verse cómo era el conjunto, con la casa del maestro adosada y haciendo
escuadra. Una placa azul en un esquinal de la vieja escuela lleva escrito el
nombre del fundador: “PLAZA DE D. CELEDONIO PEREDA”. Nada parecido con el
suntuoso “Palacio Pereda” de Buenos Aires.
Culminamos
la excursión en Medina de Pomar, donde quisimos encontrar el hospital para el
cuál donó parte de sus cuartos D. Celedonio. Pero encontramos que, tras sufrir
un devastador incendio en enero de 1965, había sido totalmente remozado y funcionaba como moderna residencia de ancianos. Sin embargo, en un libro que recoge la historia
de este centro, titulado “Residencia para mayores Ntra. Señora del Rosario.
Crónica reciente (1965-2007), pudimos ver una tarjeta postal en la que se
aprecia cómo era en 1927, cuando cumplía las funciones de Hospital-Asilo.
La escuela de Celedonio Pereda en Bedón, ya transformada. La parte derecha era la casa del maestro |
Una placa recuerda al fundador de la escuela |
... Desde la
cubierta del León XIII, Celedonio Pereda, con una suave brisa oceánica
acariciando sus emociones, avistó la costa española y vio en ella la pequeña aldea
que su padre y abuelo le describieron.
Vapor León XIII, en el que Celedonio Pereda hizo su primer viaje a España |