FOTOGRAFÍAS: Zócalo de Puebla (México, junio 2013). "Escuelas Aquilino Puerta" en Monasterio de Rodilla (septiembre 2013).
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Escuelas Aquilino Puerta en Monasterio de Rodilla.
Junto a la N-1. |
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El nombre del indiano y el año de construcción (1906)
figuran en el frontón de la fachada principal.
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En mayo de 2012 guardábamos en este Cajón de Sastre una
entrada dedicada a las escuelas de Atapuerca, aquellas que fueron costeadas por
el indiano, natural de este pueblo, Pablo García Vilumbrales. Era una entrada
más de las que aquí venimos dedicando a los “burgaleses de ultramar, a aquellos
paisanos de nuestras ciudades y pueblos que decidieron un día cruzar el gran
océano para llegar al “nuevo continente” y buscar allí el medio de vida que en
nuestro país se les negaba (esta música me suena). Unos, los más, fueron de
“maleta al agua”, expresión que se utilizó para denominar a aquellos emigrantes
que murieron pobres allá, o regresaron pobres acá tras sufrir toda suerte de
calamidades; otros, los menos, son los que tuvieron más suerte y lograron
amasar alguna fortuna. De aquel indiano de Atapuerca os contaba, queridos
amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que habiendo hecho fortuna en
México, trabajando en Puebla como director en la fábrica de tabacos “El
Pabellón”, de Penichet y Cía, donó antes de morir un buen capital para que en
su pueblo natal se construyeran escuelas públicas para niños y niñas. Y ya que
he mencionado a Puebla, esa maravillosa ciudad Patrimonio de la Humanidad, la
cual tuve el privilegio de visitar el pasado mes de junio, quiero referirme a las
gestiones que llevé a cabo en el Archivo Histórico de allá y con personas
eruditas de la ciudad para recabar información sobre dicha fábrica y si pudiera
ser sobre nuestro paisano García Vilumbrales. Nada encontré, salvo una pobre
referencia, en documento de 1909 y sin
relación al indiano de Atapuerca, a Juana Oropesa, “señora de Penichet”. Quizá
lo más notable de mis gestiones fue el haberme encontrado con el señor Vicente,
colaborador en la Biblioteca (en la Palafoxina, no, en la otra) de la ciudad,
un hombre de 83 años con un familiar que, según nos expresó, llegó a trabajar
en la fábrica de tabacos “El Pabellón”. Pero allí acabó todo, la fábrica había
desaparecido y ni documentos ni fotografías se conservaban; el viento de los
océanos, o las fumarolas del Popocatepel, en activo por aquellos días, todo se
lo había llevado, incluida la memoria. Nos queda, eso sí, el buen recuerdo de
las maravillas de Puebla y de la magnífica acogida que nos fue dispensada.
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Una vista del zócalo de Puebla.
Visitamos el Archivo Histórico de la ciudad
siguiendo las pistas del indiano de Atapuerca. |
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Bello edificio de Puebla (México).
Ojalá hubiera sido la fábrica de tabacos "El Pabellón". |
Hoy, queridos amigos, vengo con otro emigrante de ultramar
que, al parecer, debió triunfar allende los mares. Un indiano burgalés, de
Monasterio de Rodilla, del que hasta el momento y después de haberme
entrevistado con diversas personas mayores, paisanas suyos, y visitado el
Ayuntamiento, nada he podido averiguar, salvo su nombre, Aquilino Puerta, y eso
porque se halla escrito en la fachada de las escuelas de Monasterio y en una
placa del callejero. Nadie en este pueblo sabe nada de este indiano, la
oscuridad sobre su vida es total. Se cree que vivió en Argentina, pero ni eso
es seguro. Lo único seguro es que antes de morir dejó una cantidad de dinero
para que se crearan unas escuelas en su pueblo, para niñas y niños. Todo el
mundo sabe que él fue el benefactor, pero ahí queda todo. Tampoco nos aporta
gran cosa un artículo publicado en 1927 en el diario ABC, en el que se hace
mención a distintas escuelas levantadas con dinero de indianos en otros pueblos
burgaleses, todos del norte de la provincia. Respecto a las de Monasterio, lo
único aportado por dicho diario es esta escueta nota: “Don Aquilino Puerta entrega
a Monasterio de Rodilla un grupo escolar que se presupuestó en 60.000 pesetas”.
Este grupo escolar, de preciosa arquitectura, combinación de piedra y
ladrillo, fechado en 1906, es el que
estuvo funcionando hasta hace quince años. En sus últimos tiempos fue “Colegio
Público Comarcal”, y a él acudían niños de los pueblos cercanos a Monasterio
(Santa María del Invierno, La Brújula, Quintanavides, Santa Olalla...). Lucía
Pascual, maestra que fue por está época en el centro escolar, a quien
entrevisté hace unos días en una residencia de la capital, se encargaba no sólo
de dar clase a los niños, sino también de recogerlos en sus casas en un autobús
que ella misma conducía. A eso se llama dedicación.
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Una placa en el callejero, como agradecimiento
al indiano benefactor de Monasterio de Rodilla. |
Ya sin actividad docente, las “Escuelas Aquilino Puerta”
han sido transformadas para “edificio
de usos múltiples”. Entre el anecdotario de centro de enseñanza cabe señalar
una nota triste, y es la muerte de un escolar atropellado por un camión en la
carretera que hoy conocemos como N-1. Ocurrió en 1942, cuando el patio de
recreo había sido convertido en huerto con arbolado y los niños salían de
recreo a la parte que da a dicha carretera, que ya por entonces debía tener su
tráfico. Por otro lado, cabría destacar
los paralelismos entre las escuelas de Monasterio y de Atapuerca. Los
dos conjuntos tenían bloques separados para niñas y niños y entre los dos
bloques, como parte central, se encontraban las viviendas del maestro y la
maestra. Y si uno observa bien, verá que los dos conjuntos escolares se parecen
mucho, como si hubieran sido hechos en la misma época y siguiendo unas
directrices técnicas de modelo. Sin embargo, un cuarto de siglo separa la
construcción de uno y otro: Monasterio de Rodilla, 1906 y Atapuerca, 1932. Quizá el de Monasterio, por ser el más
antiguo, sirvió de modelo para otros. Lo iremos viendo.
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Largas hileras de camiones pasan hoy junto al bello edificio
de las viejas escuelas de Monasterio de Rodilla. |