Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

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domingo, 1 de junio de 2025

VENTANAS DE NUESTROS PUEBLOS




FOTOGRAFÍA: Portada del libro: ventana de Villanueva la Blanca

(¡YA EN LAS LIBRERÍAS!) La Diputación Provincial de Burgos ha editado mi nuevo libro Ventanas de nuestros pueblos. Catálogo de ventanas singulares de la provincia de Burgos. En esta publicación y con el formato de álbum, se reúnen más de 300 ventanas, de distintas épocas y de diferentes estilos artísticos. Se trata de un patrimonio histórico-artístico que hasta ahora no había sido apreciado en su conjunto y que he querido poner en valor.  En mi largo peregrinaje por los pueblos burgaleses, de los que me reconozco un enamorado, bien lo sabéis, queridos amigos de este Cajón de Sastre, he ido observando con atención sus calles y las fachadas de sus casas, tomado nota de todo lo que estas me mostraban y que me parecía de interés, ya fuera una cruz, un anagrama, una roseta protectora o una antigua inscripción; de todo ello he ido dejando memoria escrita y gráfica, en este blog y en anteriores publicaciones. Ahora son las ventanas en exclusiva las que han motivado este nuevo trabajo. 

Ventanas de nuestros pueblos pienso que es un libro original, donde las piedras labradas hablan porque yo mismo he querido darles voz, y donde lo onírico, quizá más que lo técnico, aflora en cada texto explicativo bajo cada fotografía. Pero, sobre todo, pretende ser un canto a la belleza; cada ventana mostrada, de un estilo artístico o de otro, es una explosión de belleza que llega a emocionar. Ya sean de época gótica, renacentista o barroca, de una torre o de un castillo, de una casona palaciega o de la simple casa de un hidalgo, o incluso de una casa rectoral, que de todo ello y más hay en el álbum, las ventanas reunidas, vistas ahora en su conjunto, forman un cuerpo visual que llega a sorprender, queridos amigos.

La obra está desglosada en diez capítulos, a saber:

VENTANAS DE BURGOS, UN PATRIMONIO INFRAVALORADO

VENTANAS CON ESCUDOS

VENTANAS CON ESCUDOS VACÍOS

OTRAS VENTANAS CON ENCANTO

VENTANAS CON LEYENDA

VENTANAS EN CASONAS PALACIEGAS

VENTANAS EN IGLESIAS Y CASAS RECTORALES

VENTANAS CON CABEZAS HUMANAS

VENTANAS RESPIRADEROS EN ESTABLOS Y CABALLERIZAS

BALCONES, LOS HERMANOS MAYORES

 

domingo, 20 de agosto de 2023

LOS AMANTES DE VILLADIEGO, MEDALLONES DE LA TRISTEZA

      

Un escudo y dos medallones bajo el guardapolvo. 

  

La chica  

El chico

FOTOGRAFÍAS: Escudo y medallones en Villadiego (Tomadas en 2011)

Rebuscando ventanas singulares por la provincia de Burgos, hace tiempo que me salió al paso una en Villadiego ciertamente notable. Pero no por la ventana en sí, que parece bastante moderna y simple, sin adornos ni antigüedad histórica, sino por lo que hay debajo de ella, un precioso escudo, con armas para mí desconocidas, y dos medallones renacentistas, uno a cada lado, con bustos de dos jóvenes, a mi entender un hombre y una mujer. El adorno retrato es de los que hacen pensar y animan a investigar. Y lo primero que se le puede ocurrir al investigador curioso que se decida a hacerlo es que no parece que el bloque esculpido que los contiene corresponda al edificio actual, sin duda remozado, sino, más bien, a otro más antiguo y seguramente desaparecido, tal vez una casona del siglo XVI.

 Sin desdeñar la importancia de la heráldica que se cobija bajo el guardapolvo, que la tiene, y mucha, lo que más pueda atraer a quien intente la investigación serán los jóvenes de los dos medallones. ¿Qué se esconde detrás de estos dos chicos con atuendo renacentista y rostro triste? Primero, ¿son un hombre y una mujer? Esto se presta a la duda, aunque parece que así sea dado la larga cabellera de uno de ellos y la invisible del otro. ¿Fueron quizá matrimonio y señores de una casa solariega o palacio que quisieron inmortalizarse en retratos de piedra al fundar dicha casa? ¿Fueron, tal vez, dos hermanos desaparecidos prematuramente y cuyos afligidos padres quisieron mitigar su dolor honrando así su memoria? Son preguntas para las que aún no tengo respuesta. Habrá muchas explicaciones, solo una buena pero todas las que uno quiera imaginar. Pero sin base documental alguna, me vais permitir, queridos amigos y seguidores de este Cajón de Sastre, que siga con la ficción. Así, sin una mínima investigación por mi parte, me gustaría pensar que fueron dos jóvenes que se amaron mucho, que murieron en la hoguera de la incomprensión y de la intolerancia, sin que sus padres aceptaran su relación, que estos se arrepintieron después y decidieron tras la muerte auto infligida de los enamorados perpetuar su amor y recuerdo en sendos medallones, en la entrada o fachada principal de su casa. ¿Estaríamos, de este modo, ante el nacimiento de una nueva leyenda, la de los Amantes de Villadiego? Romanticismo. ¿Qué les ocurrió a estos muchachos de cara triste? 

lunes, 20 de febrero de 2023

RENACIMIENTO EN LA CALLE DE LAS SOMBRAS


Delicias del Renacimiento en la Casa de Miranda.


Bellezas oníricas en la calle de La Calera.



Elegancia de otro tiempo

Caprichos en la oscuridad


Siempre injustamente en las sombras.


FOTOGRAFÍAS: Ventanas en la Casa de Miranda (Tomadas en febrero de 2023)

Quizá esté equivocado al llamar calle de las sombras a la que en realidad es calle de La Calera. Es una impresión muy personal, probablemente fijada porque casi siempre que paso por ella tengo la mala fortuna de encontrarla en sombras, sino en su totalidad al menos el lado en el que se encuentra la parte trasera de la Casa de Miranda, hoy Museo Arqueológico. Y es una pena que la luz solar sea tan esquiva en esta calle, pues el sombrío no nos deja ver en su plenitud las maravillosas ventanas de dicha casa que dan a esta vieja rúa burgalesa. Una rúa, por cierto (a título de curiosidad lo cuento, queridos amigos de este Cajón de Sastre) donde, según el Diccionario de Pascual Madoz, a mitad del siglo XIX hubo una fábrica “a imitación de la inglesa” de loza fina “con buenos talleres y hornos” y donde se ocupaban 100 personas, lo que no estaba nada mal para la época. Dice Madoz que esta fábrica “se halla en la calle de la Calera y está sostenida por una empresa, habiéndose dado la primera hornada el día 10 de julio de 1846”. El dato es muy interesante, aunque no llega a aclararnos el porqué del nombre de la calle; y a este respecto me atrevo a sugerir que probablemente antes que la citada fábrica debió existir en ella algún horno de fabricación de cal, uno o más de uno.  

Pero a lo que íbamos, comentábamos sobre las ventanas. Y aquí, queridos amigos, tengo que deciros que este post solo y exclusivamente está guiado por la belleza. Sabéis que nunca ha sido mi intención hacer catalogación de ventanas de los grandes monumentos en las grandes poblaciones, sino que, por el contrario, ha sido la de dar a conocer las del medio rural, tan infravaloradas ellas pese a su importancia artística. Hoy, sin embargo, la belleza me ha podido y no me he resistido a la excepción. Las ventanas traseras de la Casa Miranda, de primoroso Renacimiento, son tan extraordinariamente bellas que merecerían estar más expuestas a la luz y menos a las sombras.


martes, 18 de enero de 2022

UNA VENTANA CON CABEZAS EN AHEDO DE BUTRÓN


Cabezas de hombre y mujer bajo el alféizar,
como símbolo de perdurabilidad de quienes
construyeron la casa.


FOTOGRAFÍAS: Ventanas en Ahedo de Butrón (Tomadas el 1 de enero de 2022)

Ahedo de Butrón es uno de esos pueblos encantados que me tienen absorbido, un bellísimo enclave burgalés al que se llega por una carretera que muere en sus mismas puertas; más allá de Ahedo, donde termina el asfalto, todo son valles y desniveles abruptos que se precipitan al Ebro, montañas que se elevan a navas solitarias y caminos que se pierden para encontrar sueños en el pedregal. Pero Ahedo no solo tiene esa magia y encanto especial que despiden los pueblos con carreteras que mueren en ellos, allá donde mire el viajero, y por muchas veces que vuelva, siempre encontrará algún detalle para sorprenderse y para la admiración; aquí, en esta misma bitácora y sin contar la impresionante iglesia románica, hemos dado cuenta de algunas notables originalidades que le caracterizan, como las eras de trilla muradas, sin par monumento etnográfico, sus “medias puertas” generalizadas, característica también sin parangón en Burgos (como no sean las cabañas pasiegas), o las balconadas de madera multicolores, las que lamentablemente ahora se van sustituyendo por otras de forja, rompiéndose así la armonía de la arquitectura tradicional que caracterizaba a este caserío (ojalá se haya puesto la última).  

Cuando ya creía que había visto todo lo que se puede ver en Ahedo, después de tantas excursiones realizadas, una nueva visita, para más señas el pasado día de Año Nuevo, me proporcionó una nueva sorpresa: una pequeña ventana, en un estrecho y escondido callejón, que en su día se me escapó cuando “iba a ventanas”. Se trata de un pequeño y sencillo vano, sin florituras decorativas, al que no hubiera prestado atención si no fuera porque bajo su alféizar, dentro de un rebaje semicircular, muestra dos cabezas, una en cada extremo. Claramente se aprecia que una es de hombre, por sus barbas de traza románica (ojo, que no estoy diciendo que la ventana sea románica), y la otra de mujer, por sus rasgos faciales y ausencia de pilosidad. Estaríamos, pues, ante un nuevo ejemplo de la costumbre ancestral de mostrar en ventanas y aleros las cabezas o caras esculpidas de los que con su esfuerzo hicieron su casa y morada; ejemplos en la provincia de Burgos los tenemos desde el siglo XVI.  

Y ya puestos en ventanas, dejo para vuestro deleite, queridos amigos de este Cajón de Sastre, un ejemplar que descubrí, el mismo día, en una construcción arruinada en un extremo del pueblo. Se trata de una preciosa ventana de arcos geminados, ligeramente apuntados y de apariencia medieval, que por supuesto, dado su indudable mérito, irá también a engrosar el baúl de ventanas ilustres burgalesas.   


Ventana geminada en muro que amenaza ruina.


¿Qué me tendrá reservado Ahedo de Butrón en una nueva visita?  

 

lunes, 7 de diciembre de 2020

EL GATO DE CEBOLLEROS


FOTOGRAFÍA:
Ventana en Cebolleros (Tomada en diciembre de 2020) 

El gato merodea por lugares oscuros a la busca de algún ratón que llevarse a la boca. En los pueblos hay muchos lugares oscuros en casas vacías, el gato los conoce todos. Al gato le gustan también las ventanas, por eso hace de ellas pedestal de dominio, por eso las ocupa. El gato es un sibarita, tiene refinado gusto pero sabe amoldarse. Cuando no hay ventanas ilustres, le sirve cualquier ventana para vigilar todo lo que se menea, en cambio, cuando puede elegir, prefiere la repisa de una ventana con arte. El gato de Cebolleros, que ha salido de la oscuridad, no es que entienda de arte ni de heráldica, pero desde su repisa barroca y bajo el escudo, se siente marqués de Salazar. Y lo sería, si calzara botas.  


martes, 1 de diciembre de 2020

DE LA ESPAÑA LLENADA A LA ESPAÑA VACÍA

                                                                  Torre de Villapanillo

                                                                     Pasaje de la Torre 

     Ventana en el pasaje 


FOTOGRAFÍAS: Torre y pasaje con artística ventana en Villapanillo (30/11/020)

AÑO 1º, MES 11 del Coronavirus. Todavía Impactado y conmocionado por las imágenes de riadas humanas moviéndose el sábado por el centro de Madrid, no repuesto de los efectos secundarios que el extraño fenómeno de la España Llenada me produjo, decidí tomar un analgésico de Naturaleza, que tan buenos resultados suele darme. Y así, decidí una excursión al Gran Norte, donde hacía tiempo que no pisaba. Pensé que el paisaje me ayudaría a contrarrestar los perversos efectos de aquellas imágenes. Dicho y hecho: aprovechando que el  Confinamiento Perimetral no impedía el movimiento por la provincia, en aquella dirección nos fuimos, sin rumbo fijo. No importaba la meta, lo urgente era salir, salir en busca del analgésico que me hiciera olvidar lo que nunca hubiera querido ver. Los pueblos y su paisaje, que de tan poco usar, por culpa del Aliens que nos acongoja, podíamos llegar a olvidar, aliviarían mi malestar. Salimos de Burgos con gran sol. Fue un buen principio de la excursión, pero pronto vino a unirse a nosotros una incómoda pasajera, la señora niebla, casi siempre enemiga, aunque a veces consumada artista. Pasadas la tierras rojas de Las Torcas hizo acto de presencia y nos acompañó hasta la España Vacía, que en este caso viene a ser lo mismo que decir hasta Villapanillo. Y bien hizo la niebla llevarnos hasta este lugar de Cuesta Urria, pues era un pueblo que no conocíamos. En él descubrimos casonas de otros siglos con grandes portadas, una torre con arco-pasaje adherido y una maravillosa ventana, la que, sin dudarlo, guardé en el ya carcomido arcón de las ventanas singulares de Burgos, el que hacía ya tanto tiempo que no abría.

Embozados como íbamos, espectralmente difuminados por la niebla y envueltos en el silencio sobrecogedor de las callejas, nos pareció formar parte escénica de lo que ahora conocemos como la España Vacía, en contrapunto de la España Llenada. Dolor sobre dolor.

martes, 16 de junio de 2020

VENTANA DE LA DESESCALADA





FOTOGRAFÍA: Ventana en Renedo de la Escalera (15 de junio de 2020)

Han pasado los días más duros de la Pandemia y la Desescalada me ha permitido el Reencuentro con el paisaje y sus pueblos. En mi primera excursión, tras este sunami vírico que padecemos, he comprobado lo que ya suponía, que la primavera generosa en lluvias ha decorado nuestros campos llenándolos de maravillas, y que los pueblos menudos se han convertido en jardines gracias a los Confinados que tuvieron la suerte de estar presos en ellos. Las mascarillas nos taparon nariz y boca, pero no los ojos, afortunadamente. Y así, hoy podemos disfrutar de las bellezas de la primavera. Ayer, en el paseo por el occidente, vi algunos abuelos y abuelas transitar por carreteras solitarias entre pueblos, con y sin mascarillas; debían inspeccionar el granado de los espigales de uno y otro lado del camino, y quizá también soñar con el pronto abrazo de hijos y nietos confinados en la ciudad. ¡Quién les iba a decir!
La ruta me llevó hasta el límite con Palencia. Quería ver el enclave de La Rebolleda, pues lo mal-recodaba de hace muchos años, y comprobé lo poco que allí hay; pensaba encontrar la magia de un condado, pero todo quedó en un sueño. Antes había pasado por Renedo de La Escalera, y allí sí, allí me salió al paso una ventana de fantasía, una de arco conopial y repisas de bolas encajada en la torre de su iglesia, una anomalía por lo extraño. Fue un chute de nostalgia por el trabajo arrinconado, una emoción más para la colección de ventanas que llevo guardada en el apretado baúl que ya conocéis, queridos amigos. Ventana de la Desescalada, la bauticé.   

viernes, 7 de junio de 2019

GRAFITIS EN SILLARES DE SALAZAR, QUINTANILLA VALDEBODRES Y PESQUERA DE EBRO


Precioso rincón urbano y casa del siglo XVI en
Quintanilla Valdebodres

Ventana con los sillares del recercado pintados

Dintel inferior pintado con toda suerte de motivos


FOTOGRAFÍAS: Sillares de Salazar, Quintanilla Valdebodres y Pesquera de Ebro (Tomadas en 2019)

De mis tiempos de explorador de cuevas, de eso hace un periodo geológico, recuerdo que una de las cosas que más me atraía cuando entrábamos por primera vez en una caverna desconocida y fósil era escrutar las paredes por si pudiera haber grabados o pinturas rupestres. Así de soñadores éramos por entonces, así de pretendientes a arqueólogos éramos también, quizá influenciados por los relatos de otros exploradores que nos precedieron y que tuvieron la fortuna de descubrir yacimientos subterráneos increíbles. La gran mayoría de las veces las paredes las encontrábamos inmaculadas, llenas de color quizá, aunque sin huella humana. Pero en alguna ocasión sí tuvimos la suerte de encontrarnos con representaciones prehistóricas que dormían su profundo y milenario sueño en alguna pared, en la total oscuridad. Por lo general, eran sencillos trazos, a veces indescifrables, hechos con un raspador, o esquemáticas pinturas en negro representando motivos que eran cruciales para la vida del “artista” cavernícola. Unas veces podía ser un antropomorfo sumamente esquemático dibujado con carbón, otras, alguna trampa para cazar o un torpe ciervo inacabado, sinuosas líneas semejando ondulaciones del agua o el simple tizonazo de una antorcha, por citar solo algo de lo que nos llegamos a encontrar. Grafitis de la Prehistoria llenos de sentido, aunque nada comparables con el supremo arte rupestre de Altamira o Lascaux. Pero incluso en su humildad representativa, los momentos que  nos hacía vivir cualquiera de estos descubrimientos eran de un impacto emocional indescriptible e imborrable.  Aún hoy lo llevamos escrito en la memoria como si fuera ayer.
Todo esto viene al hilo de haber localizado una serie de grafitis, mucho más modernos, en algunos edificios antiguos del norte de Burgos, grabados o dibujados en sillares preponderantes y de piel tan fina como un lienzo. Ellos me han recordado a las manifestaciones rupestres descritas, solo que aquellas se hallan ocultas en la oscuridad y estas a la luz del día y a la vista de todos.
En el caso de Quintanilla de Valdebodres resulta llamativo el hecho de que la mayor parte de los motivos pictóricos se encuentren en el dintel inferior de una ventana, desde luego un lugar incómodo para escribir, dibujar o hacer algo coherente; esto solo podría explicarse si para llevarlos a cabo quien o quienes los pintaron se ayudaron con una escalera, porque resulta en verdad difícil pensar que se hicieran desde dentro de la vivienda. El gran sillar bajo el alféizar se encuentra repleto de grafitis, entre los cuales abundan cruces, algunos pequeños antropomorfos, incluidos espadachines, y otros inclasificables, todo ello de aparente aspecto infantil. No hay ni una sola letra, ni un solo nombre, solo trazos y dibujos hechos con pintura roja (pintura roja como la utilizada en los vitores), lo que podría indicar que fueron hechos por algún niño o joven iletrado. Algo comprensible si se tiene en cuenta que el edificio que contiene esta ventana y este panel debe pertenecer al siglo XVI, o como más temprano al XVII.
Otros grafitis hechos en sillares hemos localizado en una casona del siglo XVIII en Salazar. Uno de ellos hecho a carboncillo o lapicero, con cierta calidad artística, pues luce un caballo encabritado de sorprendente realismo, lástima que el posible jinete que lo montaba se encuentre ahora enmascarado por una inoportuna pintura blanca. Más tosca es la figura de una persona barbuda (no se aprecia bien si es mujer u hombre), dibujada en negro en otro sillar con  posición vertical.


Caballo encabritado en un sillar de Salazar

Figura humana barbuda en otro sillar de Salazar

Igualmente, en Pesquera de Ebro, donde los buenos sillares todo lo impregnan, hemos visto representada la figura en negro de un cuadrúpedo acéfalo (tal vez un equino o bóvido), una representación de arte popular de difícil datación. 

  
Cuadrúpedo pintado en negro en un sillar de 
Pesquera de Ebro

Así, pues, los casos descritos y otros de los que ya dimos cuenta en su día (Gredilla de Sedano) no hacen sino poner de manifiesto que el hábito de grabar, pintar o dibujar en las piedras de las fachadas antiguas podría ser una costumbre hasta cierto punto normal, obligada quizá por la carencia de papel y lienzos en dichas épocas y en ciertas casas del medio rural.
Los sillares como lienzos. 
   
     

jueves, 9 de mayo de 2019

UN DINTEL MODERNISTA EN HONTOMÍN


Nos sorprenden en este dintel de desbordante
elegancia los arabescos de las cuatro esquinas
y las ondulantes y floreadas líneas centrales.


FOTOGRAFÍAS: Dintel en Hontomín (Tomadas en mayo de 2019)

Radiografiar las casas de nuestros pueblos, esta es una actividad que desde hace algunos años viene ocupándonos. Y lo que en principio fue un trabajo de inventario de ventanas singulares de los pueblos de Burgos, más tarde y a medida que en nuestras observaciones íbamos descubriendo otros elementos nuevos en las fachadas, dicho trabajo terminó convirtiéndose en un escudriñe total de las mismas. Que así fue cómo, en esa minuciosa observación, recientemente nos encontramos en el pueblo de Hontomín con un bellísimo dintel de ventana con decoración modernista. El caso es único en Burgos, no solo por ser el primero de estas característica que conocemos en la provincia, sino porque los rasgos y estética de dicha decoración nos recuerdan más al Art Nouveau de Bélgica, por citar solo un ejemplo de países europeos donde este arte tuvo gran arraigo, que a cualquier otra manifestación del Modernismo en Burgos. Y siendo esto así, ¿cómo es posible que un humilde dintel de una humilde ventana de una humilde casa de un humilde pueblo pueda contener semejante tesoro? La casa hoy está vacía, y en el pueblo ninguno de los vecinos consultados sabía nada de su existencia. Difícil, pues, averiguar quién fue el artista que con tanto conocimiento de la moda artística lo decoró. Más fácil resulta saber en qué año se labró, pues en medio de lo que parece un jarrón central, de donde parten estilizados ramilletes de flores, aparece la data: “Año 1918”.



Una humilde casa y una humilde ventana para un dintel único



jueves, 25 de abril de 2019

UNA EXCURSIÓN POR TIERRAS DE PINARES (y III)

FOTOGRAFÍAS: Campanario de Rabanera. Ventana en Cabezón. Castillo en Hacinas (tomadas en abril de 2019). 

(…) Nos habíamos quedado en Navas del Pinar y sus cuentos, a punto de emprender el camino de vuelta a Burgos. Como aún quedaba mucha tarde y además la luz era generosa, decidimos continuar la rebusca en tantos pueblos como encontráramos en el camino. Primera parada, Rabanera del Pinar, lugar en el que solo su espectacular campanario rocoso parece haberse salvado de lo que fue el caserío antiguo, lo demás debe ser pura transformación a lo moderno. En 2008 descubrí esta sorprendente atalaya campanil, entonces un espacio vacío y sin protagonista; hoy, diez años más tarde, las campanas vuelven a ocupar su lugar y nada me hubiera gustado más que escuchar en la lejanía sus tañidos.


Un campanario rupestre en Rabanera del Pinar

Una atalaya campanil de fantasía 


Abandonamos Rabanera, y ya en carretera, cerca de La Gallega, mirando de reojo hacia el sur, sentí que me llegaba una luz de Peña Aguda, del sobrecogedor castillo roquero y lígneo que hace treinta años tantos motivos me dio para fantasear. Un poco más adelante, mirando hacia el norte, recordé a Peña Salgüero, paredón natural de ermitaños con sus variadas cruces rupestres, otro lugar que conocí y guardé en mi libreta del Burgos insólito.
Luego, tras no encontrar nada de lo que buscábamos en La Gallega, apareció Cabezón de la Sierra, lugar donde de nuevo se  avivarían los rescoldos de mi memoria. Se encargarían de ello una fuente capilleta con aguas mineromedicinales al pie del pueblo, una peña de eremitas altomedievales, escondida en la espesura y guardada por dos fantasmas en sus correspondientes sepulcros de roca, y una estación del tren Santander-Mediterráneo arruinada, una que conocí con Jefe y viajeros, tan desvencijada hoy que encoge el alma de los que tomaron los humos en sus vagones. Hitos, exploraciones pasadas que se agolparon en torbellino incontrolable en un paisaje de titanes de piedra.  


UNA VENTANA CON DOS GUERRAS


Escudriñamos cada rincón de Cabezón, y así pudimos dar con una ventana que no se distingue por su nobleza sino por su leyenda y signos grabados. En el dintel en sombra lleva las iniciales de su constructor EM, la fecha en que este la esculpió (1896), más las esculturas de una gallina y un toro, cuyo significado se nos escapa más allá de que represente una actividad campesina de su autor. Por su parte, los pies derechos tienen  grabadas tres rosetas hexapétalas y una cruz en cada una de ellos, signos protectores por excelencia que nos sugieren que los dueños de la casa pudieron ser un tanto precavidos, miedosos, religiosos y supersticiosos, algo normal por aquella época.
Su constructor, además de artista escultor (mírese también el precioso león central) debió ser igualmente una persona comprometida con su tiempo y con su nación, cómo si no explicar el texto que dejó grabado y que hoy nos causa perplejidad. Por la fecha grabada y la mención a dos guerras parecería que se estuviera haciendo alusión a los conflictos que acabaron con la pérdida de la colonias españolas, Cuba y Filipinas. Es una pena que por la sombra proyectada no alcancemos a leer de quién podría ser la traición.


Una ventana ilustrada en Cabezón de la Sierra





INSCRIPCIÓN

Viva España que Afligida
Se ve hoy con las dos Guerras
Pero no será Vencida
Si no hay traición por las po…[ilegible] (¿potencias?) 
LO HIZO SU DUEÑO EUSTAQUIO DE MIGUEL LACALLE
A V DE DICIEMBRE DEL AÑO DE
MDCCCXCVI





Burgos, tierra y tradición de castillos

Finalizamos la excursión en Hacinas, donde nos aguardaba una sorpresa mayúscula. Buscábamos signos y nos encontramos con un castillo nuevo que desconocíamos, obra del artista Carmelo Carneros Gutiérrez. Quién sabe si una a vez que el paso de los siglos haya hecho su labor de ennegrecimiento en sus muros los estudiosos del futuro no llegarán a confundir esta construcción con la de algún conde medieval, quién sabe.


Un trabajo de doce años

viernes, 5 de abril de 2019

UNA EXCURSIÓN POR TIERRAS DE PINARES (I)

Un puñado de nobles y serranas casonas,
 probablemente de ricos empresarios carreteros, 
se levantan en la parte baja de Hontoria del Pinar.
Constituyen un rico patrimonio que habría que conservar. 
                                                
                                           
Casona del siglo XVIII en Hontoria del PInar
Su gran arco de medio punto ya desapareció.
                                                                                                                                                                                                                  
                                    
Retrospección en Hontoria del Pinar                                
                                                                                                             
Una nueva y reciente excursión me llevó (mejor dicho, nos llevó, porque me acompañaba alguien muy querido) por el sureste de la provincia. Y como no podía ser de otra manera, pues todo lo que en ella vi formaba parte de un pasado vivido muy lejano, se convirtió en una alegre pero a la vez melancólica retrospección. En esta ocasión no llegué a Hontoria del Pinar en el tren de vapor del Santander-Mediterráneo, que tantos y tan gratos recuerdos me traía, ni tampoco era la espeleología la que me animaba a pisar de nuevo estas tierras riscosas y pinariegas. Hontoria del Pinar era para mí un retorno a paisajes, temas y gentes que me dejaron profunda huella. Me remonto a 1963, por entonces yo acababa como quien dice de salir de la adolescencia y empezaba a hacer mis pinitos espeleológicos. En aquel año el alcalde de Hontoria, José Navazo, creía firmemente que sus cuevas, la Blanca y la Negra, podían ser un atractivo turístico para su pueblo, y ni corto ni perezoso se puso en contacto con el Grupo Edelweiss, que por aquellos años ya tenía su fama (reciente estaba el célebre campamento internacional de 1958 en Ojo Guareña, “la mayor aventura subterránea del mundo”, como se llegó a decir), para que alguno de sus miembros las visitara y valorara el interés de ser habilitadas para el turismo. Y ese, queridos amigos, sin contar mis juegos de niñez en la Cueva del Moro del castillo de Burgos, fue mi bautismo subterráneo (en compañía de dos veteranos, por supuesto, a la sazón Carlos Melgosa y Aurelio Rubio). Las cuevas estaban ya por entonces muy estropeadas y nos apenó mucho tener que decir al edil que poco o nulo interés tenían para colmar sus expectativas. Más tarde volví a los montes de Hontoria para explorar otras cuevas, pero esa sería una historia demasiado larga; y más tarde, para investigar la actividad de los resineros y las pezgueras abandonadas, así como también de la fábrica de transformación de la resina de los pinos, donde se obtenía colofonia y aguarrás, por aquel tiempo todavía en producción. Luego, pasados los años, nuevamente volví a la pequeña "ciudad" de Hontoria (siempre me pareció algo más que un pueblo), en aquella ocasión (1998) para recoger restos de la tradición oral, otra aventura apasionante e inolvidable donde los nombres propios que anoté se entrecruzan en mi memoria hoy, veinte años más tarde y al teclear emocionado esta excursión; aquí cobran vida Prudencia Alonso (Pruden), que a sus 82 años recordaba, y tuvo la generosidad de transmitirme con encantadora narrativa, el  cuento maravilloso de Los tres consejos, así como también las andanzas del generoso bandolero Rocón, abatido por la Guardia Civil en la Era de los Ladrones; y acude a mi memoria también Lorenzo Galindo, empleado en la fábrica de aguarrás de su pueblo, hoy cerrada, que me enseñó las pezqueras arruinadas y su tradicional modo de explotación. Pero todos aquellos y todo aquello son hoy cenizas en mi memoria, recuerdos imposibles de borrar por más que un nuevo trabajo, el de la búsqueda de ventanas singulares, rosetas y otros símbolos protectores de las casas que hoy me lleva, se empeñe sacrílegamente en entrometerse.

Sobre las materias mencionadas tengo que decir que la búsqueda en Hontoria del Pinar resultó del todo infructuosa. Nada encontramos en las casas de la parte alta del pueblo, quizá porque allí todo respira modernidad constructiva, y nada en las antiguas y pinariegas casonas de la parte baja, que por la nobleza de sus sillares, portadas y balcones se podría sospechar que tuvieran algún tipo de símbolo.

Una visita obligada al hechizado “Puente Romano”, por el que discurre el río Lobos, fue nuestra despedida de Hontoria, ¿hasta cuándo?

Próxima estación: Aldea del Pinar.


El "Puente Romano". Por él debió pasar Rocón, el bandolero generoso, de camino hacia la Era de los Ladrones, donde según la leyenda fue abatido por la Guardia Civil.  


lunes, 18 de marzo de 2019

VENTANAS ENTRE REJAS

Maravillosa reja en ventana de Rebolledo Traspeña
Impide ver en su plenitud el escudo que se halla detrás. 

Casona en Rebolledo Traspeña


Ventana a gran altura en la iglesia de Espinosa de Cervera.
Su muy elaborada reja hace que perdonemos el hecho de que
 oculta una obra del siglo XVI.



FOTOGRAFÍAS: Ventanas de  Espinosa de Cervera, Rebolledo Traspeña y Salazar de Amaya. (Tomadas en 2019)


En ocasiones, rejerías protectoras nos impiden ver con nitidez las ventanas. Pero esto, que pudiera suponer para estudiosos y aficionados al arte un problema, para los que amamos la belleza en todos los terrenos es un premio añadido que valoramos como se merece. Porque las rejas, si son obras hechas con el mimo y arte de siglos pasados, embellecen tanto como las propias ventanas. Otra cosa es que nos preguntemos por qué era necesario poner rejas "protectoras" en ventanas altas, donde difícilmente alguien podría acceder al interior de templos o casas sin ayuda de altas escaleras u otros artilugios. No siendo lugares de clausura, donde son tradicionales las celosías aisladoras del mundo exterior, no se me ocurren otros motivos para  que se protegieran las ventanas de esta manera que el simple embellecimiento. Y esto dicho sea con todas las precauciones, porque en uno de los casos que aquí traemos, el de Rebolledo Traspeña (1794), la maravillosa reja está ocultando inscripciones y el escudo identitario de quien habitó la casona. Las dos cosas hechas y colocadas a la vez, ventana y rejas, parecen un contrasentido, pues ¿quién en su sano juicio iba a ocultar lo que con tanto orgullo mandó esculpir para que todos lo vieran?  Más bien creo que ambas cosas pudieron datarse en épocas distintas, de modo que primero sería la ventana y más tarde la reja.  
Por su parte, la bellísima reja que oculta una ventana renacentista en la iglesia de Espinosa de Cervera también parece no tener mucho  sentido. Al encontrarse a gran altura nada indica que pudiera amenazar un posible acceso al templo por este hueco sin ayuda de aparatosos artilugios. La reja, pues, probablemente se pondría como elemento decorativo.
Otra cosa sería el caso de Salazar de Amaya, que aquí traemos de nuevo, donde al hallarse la ventana a nivel muy bajo y accesible a cualquiera, podría tener un sentido protector más que embellecedor.
 Sin olvidar que cada una de estas rejas está rematada con una cruz, símbolo protector por antonomasia, también en los edificios civiles. 


Ventana con reja en Salazar de Amaya
Una cruz preside el hierro.