Presa del Oca. En este lugar estuvo Alba. . |
FOTOGRAFÍAS: Presa de Alba (abril 2009). Desfiladero de Alba. (2011).
Indagando sobre el maestro
Antonio Benaiges y su labor en la Escuela de Bañuelos de Bureba, de lo cual
tengo intención de hablar en próxima entrada, me ha venido a la memoria otro
maestro que se dedicó con pasión a sus alumnos. Me refiero al docente y
pedagogo Laurentino Muelas, que ejerció en el ya desaparecido pueblo de Alba,
escondido lugar en las fragosidades de los Montes de Oca, al menos entre 1923 y 1936.
Como recuerdo y homenaje a este héroe de la enseñanza, reproduzco la
referencia que hago en mi libro Los
pueblos del silencio, así como también otra que acabo de encontrar
rastreando en Internet, y que aparece publicada en el Boletín de la Sociedad
Española de Historia Natural.
En la primera publicación decía
que
“La
primera escuela y el primer maestro llegaron a Alba en 1923, poco después de que esta institución pública se
estableciera en el pueblo hermano de Ahedillo (también desaparecido). En aquel
año asistían a sus clases doce alumnos. Laurentino Muelas, fue el último
maestro que vivió en el pueblo, un personaje que ha pasado a convertirse en
leyenda en la zona. Se dice de él que fue un hombre de ideas renovadoras,
pragmático, cuya docencia estaba encaminada más a enseñar a los niños albeños a
cómo sobrevivir en un medio tan hostil
que las letras o la aritmética. Se fue del pueblo el 16 de julio de
1936, muy poco ates de estallar la Guerra Civil. Después fueron maestras
quienes, viviendo en Villafranca, atendieron la escuela de Alba”.
Por su parte, en el citado
Boletín, el geólogo José Royo y Gómez, en un informe de carácter científico
dirigido a sus compañeros socios de la Escuela de Geología de Madrid, escribía
lo siguiente:
«SOBRE EL MANCHÓN CRETÁCICO
DEL RÍO OCA (BURGOS).—He recibido últimamente del maestro de la Escuela
Nacional de Alba, Montes de Oca (Burgos), D. Laurentino Muelas, un paquete de
fósiles recogidos por él en compañía de sus discípulos encima del desfiladero
del río Oca. Este paquete viene como ampliación de otro que tuvieron la bondad
de regalarme durante una visita que hice en 1932, siéndome grato hacer constar
mi agradecimiento por esta atención. Al mismo tiempo deseo llamar la atención
de mis consocios sobre lo provechosa que les pudiera ser en sus excursiones una
visita a las Escuelas nacionales, en cuyas colecciones obtendrán muchas veces
preciosas orientaciones”.
Y mas:
Y mas:
“... En la sesión anterior tuve el honor de transmitir a la SOCIEDAD la
comunicación que nuestro distinguido consocio Sr. Aitken, de Londres, me había
hecho sobre el manchón cretácico del río Oca (Burgos), la que contiene una
lista de fósiles clasificados por el competente personal del Museo Británico, y
facilitados por el maestro de la Escuela Nacional de Alba, Montes de Oca, D.
Laurentino Muelas. A los pocos días de presentar dicha comunicación, el Sr.
Muelas tuvo la atención de remitirme, para el Museo Nacional de Ciencias
Naturales, una serie de fósiles de la misma localidad, o sea de encima del
desfiladero del río Oca, cuyo estudio me ha permitido confirmar lo expuesto por
el Sr. Aitken”.
Desfiladero del río Oca. Paso de Villafranca hacia Alba. |
A la vista de estos informes uno puede imaginar al maestro Laurentino Muelas recogiendo fósiles con sus alumnos por
aquellos montes y riscos bañados por el río Oca, explicándoles que todo lo que
veían sus curiosos ojos fue un día mar, algo que no conocían y que ni siquiera sabían lo que era; imaginar también sus paseos con el geólogo de
Madrid armado de piqueta. Aquello sucedió cuando en Alba había casas en pie,
cuando había población, cuando el río discurría libre, sin el freno del actual
pantano. Ahora ya no hay nada, solo alguna referencia escrita, pocas e
insignificantes ruinas de la aldea y la leyenda del maestro. Sobre esto último,
hace años me contaron en Villafranca Montes de Oca que hubo ricos de este
pueblo, al cual perteneció Alba, que por la calidad de su enseñanza preferían
llevar a sus hijos a la escuela de Laurentino Muelas, incluso con lo la enorme
dificultad que suponía llegar al pueblo hoy desaparecido. Hasta tal punto la
leyenda del maestro se hizo grande.
Niños de Alba en 1930 |