Escudo en Piedrahita de Juarros |
Leyenda en el escudo |
FOTOGRAFÍAS: Escudo en Piedrahita de Juarros. (Tomadas en febrero de 2015)
Lo que
pretendía aquel día era conocer si aún se conservaba en Quintanilla del Monte
la Casa de la Hermandad de Montes de Oca, donde, según el Diccionario de
Pascual Madoz, se guardaba mediado el
XIX el Archivo “con todos los documentos, antiguos y modernos,
correspondientes a dicha Corporación”. Vana pretensión, pues nada encontré de
aquello, ni siquiera un pequeño recuerdo. Y es que a veces mi optimismo no
tiene límites. Pregunté a un vecino,
entrado en años y salido de las soledades mañaneras, por la casa y la
Hermandad. “¿La Casa de la Hermandad? No, no he oído nada. Como no sea una que
hay ahí arriba...”. Me llevó a la parte alta del pueblo, hasta un conjunto
edificado de pobre traza donde parte de un arco de piedra parecía recordar a
una casa de cierta nobleza ya desaparecida. Tal vez pudo ser el acceso a la
casa de la Hermandad, pero al carecer de más datos, lo dejé en el aire. Quizá
vuelva en verano, cuando en Quintanilla haya más vecindario y alguien ilustrado
o muy mayor pueda aportar alguna noticia.
Arco de piedra en Quintanilla del Monte, resto de la posible casa de la Hermandad de Montes de Oca. |
Así, sin casa y sin archivo, salí de
Quintanilla y me perdí por una carretera que habría de llevarme por pueblos con
apellidos sorprendentes: de la Sombría, de la Solana, del Invierno... ¡Ah, la
toponimia, tan sugerente siempre, tan maravillosa! La ruta me hizo pasar
también por Pidrahita de Juarros, donde tuve que parar en seco al ver,
empotrado en adobón, un gran escudo en una construcción que ni casa se podía
llamar. Me pareció evidente que el escudo estaba fuera de su ubicación
original, por lo que sentí curiosidad y me acerqué para tomar fotografías. Que fue así cómo llegué a
descubrir la leyenda que ha dado motivo a estas líneas. Tallada con letras
propias del siglo XVII, dice así:
“AGUAYO PASÓ LA MAR, LARGAS TIERRAS
Y HONDOS MARES,
MATÓ CON MANO SUYA, LA CABEZA Y LA
PROFIA DE LOS QUE ERAN INMORTALES”
Se me ocurre que si no es parte de un poema, se lo parece. En todo caso, sugiere también que
el portador de las armas del escudo debió ser alguien de Piedrahita, o de su
entono, que navegó, algún Aguayo que mató allende los mares, que se sentía
orgulloso de ambas cosas y que por eso mandó tallar la leyenda al pie. Tema interesante para investigar, o para el inicio de una novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo se admiten comentarios constructivos. Los comentarios anónimos, o irrespetuosos, no serán publicados, tampoco los que no estén correctamente identificados.