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Una bodega muy especial en Santa Cecilia |
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Un capricho de algún ilustrado... |
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... para asombrarnos a todos. |
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Azulejos y color en una fantasía deslumbrante |
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Una ventana neo Art Nouveau |
FOTOGRAFÍAS: Bodega en Santa Cecilia (tomadas en abril de 2019)
Uno de los espectáculos naturales más
gratificantes que por estas fechas se pueden contemplar en Burgos son los
campos verdes de cereal dibujados en suaves lomas y animados por tierras rojas
sin sembrar. Yo mismo procuro no faltar ningún año a semejante regalo, entre
abril y mayo y siempre por los mismos lugares, los cercanos a la Granja del
Cristo de Villahizán y a Zael, donde las grandes y poderosas encinas se encargan
de poner la guinda del pastel (si os digo la verdad, queridos amigos, me siento
impotente para describir tanta belleza). Y hablando de la Granja del Cristo, os confieso que en esta
ocasión a mi compañera y a mí nos guiaba un doble objetivo, el de fotografiar una
lucera de la iglesia de este lugar con tres rosetas hexafoliadas, una maravilla
del románico que guardo con mimo en el ya repleto baúl de las rosetas. Cumplido
este objetivo, seguimos ruta por los mismos campos, a velocidad de poder admirar, y así llegamos a
Zael, donde buscamos rosetas y no las encontramos, y donde las agujas de su famoso reloj de albañilería
siguen marcando, inamovibles como hace muchos años, una hora fija, las doce menos cuarto, sea
la hora que sea en realidad. De aquí seguimos sin rumbo fijo, deseando que la luminosa
mañana no avanzara. Que fue así cómo nos presentamos en Santa Cecilia, lugar en
el que nos esperaba la gran sorpresa: ¡una obra desconocida de Gaudí! (perdón
por la broma). La vimos asomar y brillar cuando comenzamos a bajar por el camino
de las Bodegas de Arriba. ¿Qué era aquello, qué tipo de extraña construcción era
aquella entre tantas casitas sin personalidad que cobijan los subterráneos del vino?
Nos acercamos, y al hacerlo descubrimos que lo que tanto brillaba era en realidad
una casita más entre todas, salvo que esta, por
sus torrecillas de azulejos, colores y recursos decorativos, incluidas ventanas
modernistas, recordaba, salvadas las distancias, a algunas obras de Gaudí,
quizá a “El Capricho”, en Comillas (perdón por la irreverencia). A las claras vimos que quien construyó y
decoró esta increíble bodega debe o debió ser un ferviente admirador del gran arquitecto catalán;
tal vez por esto nos pusimos de acuerdo en bautizarla como “El Capricho de
Santa Cecilia”.
No tiene que pedir perdón en mi opinión por ello, opino que la elegancia y la admiración hacen obras como estas, seguro que el mismisimo Gaudí estaría encantado de verla,un saludo de Elisa.
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario.
ResponderEliminarUn saludo
Increible que en su Burgos se encuentren tambien estas maravillas, enhorabuena al autor o autores y a usted por llevarlo a este blog del que soy seguidor desde hace años.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con usted, la provincia de Burgos es una sucesión de maravillas. Gracias por el comentario
ResponderEliminarUn saludo
Lo primero que pensé nada más ver esta casita fue en la casa de Hansel y Gretel, apetece acercarte, tocarla y darle un bocado, increíble las curiosidades que encierra nuestra provincia de burgos, gracias por recorrerla y darla a conocer.
ResponderEliminaruna burgalesa
Sí que parece de cuento, sí. Gracias, Lucía, por el comentario.
ResponderEliminarUn saludo
Muy interesante, Hace poco me pasaron una "gaudinana" en Rillo de Gallo (Guadalajara) y la puse en mi blog: https://vptmod.blogspot.com/2015/04/rillo-de-gallo-casa-gaudi.html
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