FOTOGRAFÍA: Enmascarados descansando en su primer paseo
Ahora que me he tomado un descanso,
después de un trabajoso abril, desde mi aliviada y desintoxicada nube te
pregunto a ti, amigo Aire, si has notado algo especial en tus vaivenes por las
alturas, o cuando te revuelves encabritado por los esquinales. He visto,
Lluvia, cosas que nunca creí que vería; he visto la gran ciudad con sus venas
vacías, como tú las viste también. Primero me estremecí con su silencio, ahora
me asustan regueros de sombras carnavalescas cuando salen a respirar. No veo sus caras, se ocultan, parecen espíritus de bandoleros
que tratan de asaltar el natural equilibrio. Yo también tengo miedo, Aire, lo
que presentí que ocurriría está ocurriendo. ¿Recuerdas, amigo mío, cuando
comentábamos la locura de despoblar la tierra que les proporcionaba vida para
hacer una sola, apretada y frágil piña? Han estado confinados sin pestañear y
ahora, cuando les mencionan esta palabra, la sienten extraña. Así es, Lluvia,
penden de un hilo tan fino que hasta lo invisible rompe sus vidas. Mira ahí abajo,
¿ves dos embozados que crecen en la hierba? Ellos nunca nos creyeron.
Ecos de la lluvia y el aire
Desde mi confinamiento
(Año del Coronavirus, mayo de 2020)
Ahora que me fijo en esta fotografía soy consciente de que en nuestros días, lo actuales y venideros, será una prenda más imprescindible en nuestro devenir, la vida cambia, nosotros también, hemos visto crecer a los niños deprisa y hemos visto que se puede convivir con el miedo, y con la duda, con la ineficacia, pero no todos, y ese es el mayor de los desastres. Gracias por estar ahí.
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario.
ResponderEliminarUn saludo