Tradicional ventana para aireación de una cuadra. Servía también para dar luz. |
FOTOGRAFÍA: Ventana aireadora de cuadra en Hospital del Rey. Tomada en 2014).
Podría
formar parte de Historias para no dormir, la famosa serie de Chicho Ibáñez
Serrador que desde la televisión nos hizo estremecer hace medio siglo a los que
ya peinamos canas. Solo que en la historia que propongo no hay nada de ficción ni
de terror, y sí mucho de realidad, de espantosa realidad, a decir verdad. Como
me lo contaron, os lo cuento. Comparto con vosotros, queridos a amigos, un hecho,
a todas luces insólito, que sucedió en un pueblo del norte de Burgos del cual me
vais a permitir que omita el nombre por razones que bien comprenderéis. Os
hablo del caso singularísimo de un matrimonio que tuvo 25 hijos, de una madre que
en tan solo 11 meses llegó a alumbrar hasta cinco criaturas (como me lo
contaron os lo cuento). Esto, por sí mismo, ya sería notorio de reseñar, más en
estos tiempos de natalidad tan baja por la que atravesamos. Pero lo que sigue es
lo que verdaderamente parece una historia para no dormir. Sucedió que entre
tanto parto hubo una ocasión en la que la misma madre trajo al mundo tres
criaturas de una vez, lo cual no sería noticioso la verdad, ni siquiera hoy. Lo
que llama especialmente la atención es lo que sucedió en este parto, me
aseguraron que, de las tres criaturas alumbradas, a dos creyeron muertas, y que
las dos, metidas en un balde, fueron arrojadas a la basura de las cuadras, dejadas
como pasto para los cerdos (probablemente no generalizado,
no debería extrañar que en una sociedad rural abarrotada de hijos algunos recién nacidos muertos tuvieran ese tremendo y triste destino). “Entonces todo se echaba
a las cuadras, a los cerdos”, me dijeron. Pero la cosa no acabó ahí, ay, y sucedió
que, “al cabo de un rato” del arrojamiento, alguien bajó a la cuadra y apreció que
algo se movía entre la basura: “¡Anda, pero si se mueve algo ahí!”, dijo. Y como
no pudo ser de otra manera, recogió el ser viviente y se lo llevó a hacer
compañía a sus muchos hermanos vivos. Se daba la paradoja (así me lo contaron)
de que esa criatura “resucitada” era la única que vivía cuando me fueron
relatados los hechos, las otras dos del triple parto ya habían muerto.
Lo insólito no está reñido con la realidad, la única forma de alumbrar a 5 hijos en 11 meses es con un parto múltiple.
ResponderEliminarLa cruda realidad de antaño
Saludos
Así es. Gracias por su comentario
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