Elías Rubio Marcos y su "CAJÓN DE SASTRE"

Recopilación de artículos publicados y otros de nueva creación. Blog iniciado en 2009.

sábado, 5 de mayo de 2012

UN BURGALÉS EN PUEBLA. LAS ESCUELAS DEL INDIANO DE ATAPUERCA


Antiguas escuelas de Atapuerca.
En el centro estaban las aulas,
 y a izquierda y derecha las viviendas
del maestro y la maestra respectivamente.. 

Retrato de Pablo García Vilumbrales.
Presidía las aulas escolares.

Patio de las escuelas.
en los últimos años fue utilizado por los maestros como huerto.

Busto del indiano presidiendo el conjunto escolar.

Placa que conmemora la inauguración de las escuelas en 1932.

FOTOGRAFÍAS: Escuelas de Atapuerca y su fundador. (Tomadas en marzo de 2012).


“... Nunca habían olvidado nada.
Y ahora tenían dos memorias
y tenían dos patrias...”. 
E. Galeano

Hoy que tanto se habla de salir fuera de España en busca de trabajo y de un futuro que se adivina difícil para los próximos meses y años, parece oportuno abrir la carpeta “Burgaleses de ultramar”, y así volver a encontrarnos con los indianos burgaleses, con aquellos paisanos  que, a finales del XIX, principios y mediados del XX, se vieron obligados a cruzar el Gran Mar en busca de mejor suerte, con aquellos que soñaron en “hacer las américas”.  Traigo hoy a esta galería indiana a Pablo García Vilumbrales, un humilde vecino de Atapuerca que habiendo nacido en 1866, emigró a México e hizo fortuna en Puebla trabajando como Administrador de la fábrica de tabacos “El Pabellón”, de Penichet y Cia, fundada en 1875 por el empresario de La Habana Manuel Penichet Valdés. Al parecer, este y otros empresarios tabaqueros cubanos tuvieron que salir de su isla por conflictos revolucionarios y acomodarse en el Golfo de México para emprender nuevas empresas, unos elaborando puros por vitola y otros, como “El Pabellón”, fabricando cigarrillos. En el último cuarto del siglo XIX el atapuercano (¡qué mal suena!) tomó las riendas de la administración de dicha fábrica, y al parecer debió ejercer con gran éxito su trabajo, pues llegó a labrarse una fortuna. Antes de morir, en 1927, había dejado en testamento una suma importante de dinero (168. 000 pesetas) a su pueblo natal para que el Ayuntamiento construyera escuelas públicas para niñas y niños. Tras un dilatado proceso a  partir de su muerte (cinco años), en el que entraron en juego Ayuntamiento burgalés, albaceas y abogados de Puebla y del The Nacional City Bank of New York, por fin dicha  cantidad llegó a Atapuerca. Y así, a finales de los años veinte pudieron iniciarse las obras del magnífico complejo escolar que hoy todavía, aunque dedicado a otros usos, podemos admirar en céntrico lugar del pueblo, pegado a la carretera que lleva a San Juan de Ortega.

Según refieren algunas personas mayores, las obras fueron dirigidas por el constructor burgalés Jacinto Martínez, luego convertido en industrial maderero, y contaron con la participación de expertos canteros gallegos, que trabajaron la piedra extraída de las canteras cercanas de “Fuentecillas” y “Torcas”. Inauguradas en 1932, las escuelas contaban con magníficas aulas para ambos sexos y viviendas para la maestra y el maestro, así como con un amplio patio interior de recreo, y estuvieron abiertas hasta el curso 1974-75. Cuarenta largos años, pues, en los que niños y niñas de Atapuerca llegaron a formarse más y mejor gracias a Pablo García Vilumbrales, el indiano que triunfó en Puebla. Una obra filantrópica que ha de recordarnos, sin duda, a otra del mismo estilo que en Siones de Mena llevó a cabo Lucas Aguirre, de la cual dejamos cumplida constancia en este Cajón de Sastre.

6 comentarios:

  1. Buenos días, Elías Rubio:

    Ya sabes que considero que haces un magnífico trabajo, mostrando en 'MEMORIAS DE BURGOS', lo que llama tu atención, con fotografías y palabras.
    Si esta entrada me ha gustado, el contenido de la de Siones de Mena no le va a la zaga.
    Siempre es un disfrute pasarse por aquí.
    Tiene razón E.Galeano, y has acertado seleccionando el fragmento de “El libro de los abrazos”, pues lo que precede, ya no se cumple.

    “...Y al cabo de muchos años
    estaban de vuelta en su tierra de origen,
    y nunca habían olvidado nada.
    Ni al irse, ni al estar, ni al volver:...”

    Ahora, no se vuelve. Eran otras generaciones.

    Saludos.

    P.D.: Dediqué, como pequeño homenaje, una entrada -en mi blog de cine- a unas páginas de tu libro ‘LA LINTERNA MÁGICA’ .

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  2. Llegué a tu blog por casualidad y me ha encantado, me parece genial. Sigue haciendo esa labor de recopilación y difusión, cuando necesites ayuda no dudes en pedirla.
    De burgalés a burgalés.

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    1. Muchas Gracias, Ciocco, por tus amables palabras, y también por tu ofrecimiento.

      Un cordial saludo

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  3. Elias, aunque no soy Burgalesa, vivo en Burgos un mes de cada año desde 1991. Por esto tengo un trocito de Burgos en mi corazón. Me ha encantado tu comentario porque buscaba una pequeña reseña de García Vilumbrales ya que estoy escribiendo sobre mi investigación en los yacimientos de Atapuerca y en sus escuelas he guardado los concentrados de la microfauna de Atapuerca durante casi 10 años! También en esos años, las aulas fueron sede de los trabajos de restauración y triado que dirigió otro integrante del equipo, Alfonso Esquivel durante al menos 4 años.
    un saludo,
    Dra. Gloria Cuenca Bescós

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    1. Ya ves, Gloria, lo que es la vida. Quién le iba decir al señor García Vilumbrales que sus escuelas iban servir también para los interesantísimos trabajos que lleváis a cabo. Me alegra saber que mi comentario ha servido de algo a alguien.

      Un cordial saludo

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  4. Gracias por este artículo. Andaba buscando información sobre las canteras de Atapuerca en esas fechas y me has facilitado una información buenísima.
    Y ya que lo he descubierto advirtiendo la similitud de intereses etnológicos, en mi caso más próximos a la imagen, lo iré frecuentando. Es de agradecer estos esfuerzos. Un saludo.

    Ignacio López.

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