Al pie de la iglesia románica |
Un tronco de siete siglos |
El moral de Revenga se retuerce de viejo |
FOTOGRAFÍAS: Moral de Revenga (Tomadas en setiembre de 2015)
En 300 años
no quedará un solo árbol en el planeta, nos lo acaban de decir los que estudian
y saben del tema. La demoledora y creíble noticia está caliente aún, como
recién salida del horno, y nos ha golpeado donde más debe dolernos. Por eso me
ha parecido oportuno traer hoy aquí, a modo de homenaje a nuestros bosques y
arboledas, un nuevo monumento vegetal de los numerosos que atesoramos en
Burgos, un ejemplar singular más que acompañará a los muchos que llevamos guardados en este Cajón de Sastre. Se trata del viejo moral de Revenga, otro de
los que crecieron al amparo de las iglesias y ermitas de nuestra provincia,
románicas o góticas. Un desvencijado y retorcido árbol que acabo de descubrir,
que se resiste a morir y que durante siete siglos ha abastecido de moras al
campo de Muñó y aledaños. Se le conoce como El Moral, sin más sobrenombres,
aunque algunas de sus hijas-ramas, tres, que llegaron a ser descomunales, pero
que ya cayeron por su peso y volumen, fueron merecedoras de nombres propios;
Rama de las Campanas, llamaban a la que se dirigía hacia el campanario; Rama de
la Fuente, a otra que se enfilaba, desafiando la gravedad, hacia un venero, y
Rama de las Tralleras, a la que no producía moras, quizá por sus múltiples ramificaciones venosas.
De
Presencio, de Ciadoncha, de Villaverde, de Villafuertes, de otros pueblos de la comarca, se acercaban a partir del día de Santiago para hacer acopio de moras del
famoso moral de Revenga, que no sabe que dentro de tres siglos ya no
existirá.
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