Lavadero con cestas de piedra para la colada y lugar para el fuego |
Lavadero cubierto en Arroyo de San Zadornil |
Piedra lejiera en Treviño |
FOTOGRAFÍAS: Lavadero de Arroyo de San Zadornil. Piedra lejiera en Treviño. (Tomadas en junio de 2007).
Bien es
sabido que en un tiempo no tan lejano, antes de las lavadoras modernas, en el
medio rural se utilizaron cestas vegetales para la operación de blanqueo de
ropa con ceniza. Era lo que con rigor se llamaba la colada. Básicamente,
consistía en introducir la ropa lavada en una cesta apoyada sobre una piedra
lejiera, echar sobre ella ceniza líquida y hervida, dejándolo a dormir hasta el
día siguiente, que es cuando se sacaba la ropa y se “tendía al verde” con continuos
riegos de agua para el perfecto blanqueo. Esto era así en prácticamente todos
los pueblos. ¿En todos?, no, en todos no. En Arroyo de San Zadornil, en lugar
de vegetales tenían cestas de piedra. Y tenían dos, una grande y otra
más pequeña, situadas ambas en la misma boca del lavadero. Con estas cestas de
piedra se servían todos los vecinos, bajo un pertinente orden y control de utilización. Y precisamente por eso, por
ser de piedra, han llegado hasta nosotros, cosa que no debe suceder con las de mimbre, de las
que aún estoy por ver una.
Para el
hervido de la ceniza, generalmente en calderas de cobre, este singular lavadero cubierto contaba también con un
lugar casi anexo para el fuego; aún hoy se ve con nitidez una especie de
semicírculo donde se llevaba a cabo la operación.
El conjunto
tiene, pues, alto valor etnográfico. Los vecinos lo saben y lo miman, como
miman también todo el conjunto urbano, donde es un placer perderse.
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